una bola de hierro de 1.300 km de diámetro

Desde hace generaciones, en las escuelas se enseña que la Tierra tiene cuatro capas principales: la corteza, el manto, el núcleo externo y el núcleo interno. A una temperatura de 5.000 grados, esta es la última, auténtico corazón del planeta, es una ‘bola’ sólida y ardiente hecha a base de hierro y níquel. Su tamaño es menor que el de la Luna y apenas representa el 1% del volumen total de la Tierra, pero su comportamiento determina, de muchas formas, cómo es (y cómo será en el futuro) el mundo en que vivimos.

Hace pocas semanas, un estudio sobrio un ‘frenazo’ en la rotación del núcleo con respecto al manto y la corteza terrestre saltó a la actualidad, y muchos medios se llenaron de titulares más o menos precisos, incluso alarmistas, sobre las consecuencias del fenómeno.

Pero el núcleo sigue dando sorpresas, y esta misma semana la revista Nature ofrece nuevos datos sobre una intrigante posibilidad que lleva años abriéndose paso entre los científicos: el núcleo interno de la Tierra está formado por dos capas distintas. Es decir, que hay ‘otro’ núcleo dentro del núcleo.

La idea lleva sur la mesa desde hace por lo menos dos décadas, pero sondear ese núcleo más interno de la Tierra ha sido muy complicado debido a la falta de sondas lo suficientemente sensitivo para tomar muestras del interior profundo del planeta. De hecho, no fue hasta 2015 que un grupo de geologos de las universidades de Illinois, en Estados Unidos, y de Nanjing, en China, anunció el hallazgo de este ‘segundo núcleo’ terre gracias al uso de una nueva tecnología de interpretación y lectura de ondas sísmicas.

Posteriormente, en 2021, otro equipo de investigadores, esta vez de la Universidad Nacional de Australia, confirmó la existencia de este ‘núcleo dentro del núcleo’ en un artículo publicado en el Journal of Geophysical Research. Joanne Stephenson, autora principal de aquel estudio, dijo entonces que aunque esta nueva capacidad es muy difícil de observar, sus distintas propiedades apuntan a un evento importante, previamente conocido, en la historia de la Tierra. “Encontramos evidencia -dijo la investigadora- que indica un cambio en la estructura del hierro, lo que sugiere quizás dos eventos de enframiiento separados en la historia de la Tierra”. Una nueva pieza, pues, en el conocimiento de la historia y la evolución de nuestro planeta.

bolas de hierro

Yahora, Thanh-Son Phạm y Hrvoje Tkalčić, también investigadores de la Universidad Nacional de Australia, trajeron a Nature Communications los primeros datos concretos sobre las características de este segmento nuclear terrestre. Según el estudio, se trata de una bola de hierro de unos 1.300 km de diámetro, situada en el interior del núcleo interior (que tiene un diámetro de unos 2.500 km).

Durante este trabajo, los investigadores recopilaron una serie de datos de las sondas existentes para mediar los diferentes tiempos de la legada a los detectores de las ondas sísmicas creadas por las motos terrestres en los medios que viajaban por la Tierra. Phạm y Tkalčić observaron cómo las olas reverberaban a lo largo de todo el diámetro de la Tierra hasta cinco veces, algo que se consigue por primera vez. Y los tiempos de viaje de las ondas sugieren la presencia de un casquete interno diferenciado, con un diámetro de aproximadamente 1.300 km y claramente separado del casquete externo del núcleo interno. Según los autores, esta interfaz interna podría reflejar un cambio pasado en el crecimiento del núcleo interno.

Ahora, los investigadores se centran en la capa de transición entre este nuevo núcleo interno y la parte externa del núcleo interno, para entender mejor cómo funciona en el interior profundo de la Tierra y que puede decirnos tanto sobre su pasado como sobre su futuro .