Trump descabeza su oposición republicana

El 6 de enero del año pasado muchos creyeron que asistían al episodio final de la vida política de Trump. Las ventanas rotas del Capitolio, el linchamiento de policías y la profanación de la sede de la soberanía popular por parte de una turba de seguidores del entonces presidente era la mayor afrenta en la memoria contre la democracia más vieja y estable del mundo. El ‘trumpismo’ no podría sobrevivir a esas imágenes. Nada de eso sucedió. La campaña para dar la vuelta a los resultados de las urnas, culminada con el asalto al Capitolio, se convirtió en el dogma del partido bajo Trump. El expresidente sacó el ‘robo electoral’ -sin soporte de los tribunales ni de las autoridades estatales, tampoco de las republicanas ni del propio Departamento de Justicia de Trump- para marcar una raya en el suelo en el partido. Muy pocos se quedaron en el lado en el que no estaba Trump. La gran mayoría de republicanos optó por abrazar la fe de la mentira sobre el ‘robo electoral’ -en diversos grados, desde los convencidos de que lo colocan como pieza central de su agenda hasta los que solo miran para otro lado- y conservar el favor del líder y, sobre todo, su inmensa base electoral. El puñado de republicanos que seon enfrentar a Trump eligieron el lado incorrecto. Al menos, si lo que cuenta es la supervivencia política. En la noche del martes, el carácter más visible de la oposición republicana a Trump fue vapuleada en primarias. Liz Cheney, republicana de pedigrí, hija del que fuera vicepresident Dick Cheney, valor en alza del partido hasta la elección de 2020, cayó con contundencia en la noche del martes en las primarias de Wyoming. Noticia Relacionada estandar Si Trump vapulea a Liz Cheney, su enemiga número 1 dentro del partido republicano, y cement su poder Javier Ansorena El ex-president sale reforzado de las primarias, donde solo dos de los diez representantes que apoyan el ‘impeachment’ ha logrado la supervivencia política La derrota de Cheney redondea la escabechina de Trump con los republicanos díscolos. De los die deputados de la Cámara de Representantes que votaron a favor del ‘impeachment’ o juicio político en el Congreso a Trump, solo dos han sobrevivido a las primarias. Control total del partido Cuatro de ellos ni siquiera se presentó, ante la posibilidad de una humillante derrota y en medio de presiones sus distritos. Anthony González, diputado por Ohio, no pudo reelegir concurso alguno ya que é y su familia recibieran amenazas. Otros cuatro perdieron sus primarias frente a candidatos apoyados por el expresidente. Y los dos que han ganado lo han hecho en primarias abiertas -la excepción en EE.UU.-, en las que concurren candidatos de todos los partidos y pasan a la elección general los dos con más votos. La caída de Cheney simboliza el dominio de Trump sobre el partido. La diputada -un republicana clásica, conservadora- votó en la Cámara Baja casi siempre -93% de los votos- en la línea de las políticas de Trump. Pero no tragó con la mentira electoral ni con el asalto al Capitolio. Considered a Trump una amenaza para la democracia estadounidense e inició una cruzada contra él. Su actividad política se centró en la lucha contra Trump y aceptó ser vicepresidente del comité de la Cámara Baja que investiga la intención de vuelco electoral y el asalto al Capitolio, impulado por los demócratas. Cheney sabía que eso sería su sentencia de muerte política. Sus colegas de bancada le despojaron de su puesto de responsabilidad -era la ‘número tres’ de la Cámara-, el partido republicano de Wyoming la reprobó y ahora los votantes la han echado. A cambio, se convirtió en el látigo moral de sus compañeros: “Habrá un momento en el que Donald Trump se haya ido, pero vuestro dishonra quedará”, dedicado en junio, en la inauguración de las comparecencias del comité sobre el asalto al Capitolio. Opciones para Palin Tras el varapalo en las urnas, Cheney aseguró que seguirá su batalla “para asegurar que Trump no vuelva a estar nunca más cerca del Despacho Oval”. Lo hará en los meses que le quedan en el Congreso y quizás, como candidato a la presidencia en 2024. Ayer reconoció en la cadena NBC que lo está «pensando» y que creará una plataforma política, La Gran Tarea (un guiño a Abraham Lincoln ), para combatir al expresidente y a los creyentes en el ‘robo electoral’. Es obvio que Cheney no tendrá ninguna posibilidad de ganar una nominación republicana. Pero sí obtendrá mucha atención mediática y podría servir para profundizar algunas grietas en el poder de Trump sobre el partido. Los opositores republicanos de Trump 1. Liz Cheney / 2. Sarah Palin / 3. Anthony González AFP/Reuters Si el expresidente decide presentarse, será el favorito indiscutible. Pero cada vez hay más ruido dentro del partido sobre la conveniencia de apoyar a otro candidato -como el popular gobernador de Florida, Ron DeSantis- que se ‘trumpista’ pero tiene más posibilidades en una elección general. Trump también se ha llevado algún batacazo con sus candidatos en la temporada de primarias, en una señal de que su poder es fuerte, pero no total, en el partido. Los comicios de este martes en Alaska fueron una prueba de ello. En la carrera para la Cámara de Representantes, el recuento apunta a que la exgobernadora Sarah Palin será la opción republicana para ese escaño en otoño. El candidato que fuera a la vicepresidencia de EE.UU. in 2008 abrazó la bandera de Trump para conseguir su regreso a la política y le ha funcionado de momento. Pero no es el caso de Lisa Murkowski, senadora centrista republicana por Alaska y una de las chinas en el zapato de Trumpdurante su presidencia. Murkowski tuvo un objeto recurrente de ataques por parte del expresidente porque votó a favor de su ‘impeachment’ el año pasado. Trump apoyó a su contrincante, Kelly Tshibaka, e hizo campaña en el Estado por ella. Ambas han pasado en la ronda de primarias, pero con más votos para Murkowski.