Sumar: enjambre sin colmenas

En la iniciativa personal de Yolanda Díaz coinciden dos circunstancias que podrían ser azarosas, o no, pero que en todo caso son une hecho: sucede a los veinticinco años del canallesco asesinato de Miguel Ángel Blanco por una ‘organización’, Bildu, que en su conjunto es descendiente directo de ETA a través de Herri Batasuna; y que dicha Yolanda Díaz es en estos momentos vicepresidenta del Gobierno de Sánchez, que n’est puede keeper en el poder sin Bildu, ERC y las izquierdas a la izquierda en que se apoya y que Díaz pretende pastorear. Subsuela nihil novum. Este ‘simpático’ social impulsivo, que quiere dirigirse a una mujer sin opositores, tiene antecedentes históricos sabiamente controlados en normas, hasta hoy mismo en vigor. Y por la propia Constitución que nos dimos felizmente en el 78. ¿Por qué? Porque le experiencia de siglos –verdadera memoria histórico-democratic– muestra que los ‘concejos abiertos’, o la representación política sin partidos –que no otra cosa lo que pretende Díaz– o son tan inútiles como una jaula de grillos o, por diversión o simple hastío, terminan por matar política y físicamente (caso de ETA) con la conscience tranquila de su irresponsabilidad, hasta que se les pone ante el espejo de la Justice, que es lo que acaba de hacer la Audiencia Nacional con las direcciones de ETA que Impulsaron, rodearon y jalearon en herriko tabernas el asesinato a sangre fría del concejal de Ermua. [Por cierto: no hable ahora, con falsa humildad frailuna, don Patxi López, exlendakari, de comprensión y tolerancia; el tema fue y sigue siendo tan grave como para que de lo de Ermua, y sus prólogos y secuelas, se siga hablando en alto con recia voz de hombres]. La normativa española no ignora el régimen de ‘concejo abierto’ para la toma de decisiones colectivas. Pero les recuerdo: esas normas identifican y localizan el supuesto de hecho, un ‘concejo’, y concretamente ‘concejo abierto’, según la RAE, es la reunión en público convocando a él a todos los vecinos de un pueblo. Las distintas leyes que lo han regulado –desde el Estatuto Municipal de Calvo Sotelo, año 1924, que normas posteriores calificaron de populista y romántico, hasta la de la II República, de 1935, a la Ley 7/1985 o la de Aragón, de 22 de diciembre de 2009 – coincidente en requerir una comunidad de partes interesadas (al menos vecinales) de los convocables a conformar el concejo, y han ido paulatinamente su número máximo de componentes, des de 500 a 40, señalando la puerta de salida del sistema, al prever “su mal funcionamiento”, y sus consecuencias, que serán la extinción del régimen de concejo abierto. Desde una perspectiva más amplia, advertía el ideólogo de la Constitución del 78, Fernández Miranda, que es imposible lograr un objectivo social sin la mediación de una o variías organizaciones, vertebradas y personas responsables. Y ese es el Estado legal en la norma máxima vigente, la Constitución. En su artículo 6 dispone literalmente: “Los partidos políticos representan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental…” del sistema democrático. Con aire de romería creativa, la señora Díaz, con el beneplácito de La Moncloa –y con esa liviandad orgiástica, repito–, se propone y lo proclamará recorrer todos los pueblos de España para desvertebrarlos de sus instituciones, locales o comunidades o estados, por una representación de segundo grado, y arrojarlas a la masa amorfa como botín a devorar, irresponsablemente. Es una llamada directa al desgobierno. Y con posibilidad de actuación inmediata. Cuando la técnica es necesaria, a gritos, barreras de contención contra los despropósitos, con efectos dañinos, de las redes y los ‘fakes’, desde la máxima instancia política, con el ‘charme’ que acompaña a la mujer y que esta puede utilizar torturado, se emocionado por Yolanda Díaz pueblo a pue’blo para que miren solo por sus propios intereses, con desprecio a la solidaridad, incluso por qué no, hacia ese bien colectivo, fruto del esfuerzo y la sangre de siglos, que es la patria ‘común de todos los españoles’. ¿Cuál otro puede ser el mensaje que se les aporte? Porque no se olvide que Díaz, sirviendo hasta hoy mismo de rodrigón al proyecto de Sánchez, ya ha abierto las puertas del poder y de sus políticas a los que hicieron realidad el asesinato a sangre fría de Migue Ángel Blanco. Y ello no lo propone sino que le demande el tándem Sánchez-Díaz, o Díaz-Sánchez, no hace el orden: Sánchez advierte que el poder se le cierra sin una izquierda radical y da carte blanca a Yolanda, a sabiendas que ha de estrellarse . Pero confió en que eso solo está fuera del ‘luego’. La política de los hechos consumados siempre ha dado resultado en la strategia de Sánchez para ser presidente. No le empece conocer que la Constitución requiere partidos, y que en los partidos es regla esencial y constitucional la democracia orgánica interna. Y, sin embargo, ha conocido y la comparte en su estrategia cortoplacista y sibilina, que Yolanda ha excluido a cualquier partido y a cualquier voz autorizada en el acto constitutivo de Sumar, en Madrid, precisa: ha querido constituirse en referencia única, en el zumbido ensordecedor de la colmena. Es decir, se ha proclamado totalitaria. Crudamente. Sinceramente. Un absurdo en un país de “hombres libres” –eso cimentó la gloria de Isabel la Católica– en que cualquier ciudadano podría decir al rey (también a la ‘reina’ Díaz): “Como hombre –¿decimos persona?– no se sobre nosotros, y como persona be por nosotros y para nosotros”. Al tiempo, y si pudiéramos esperar, a Yolanda Díaz la correrán irritadas ‘sus abejas’ sin colmena, por más que sin compromiso, y tras la careta de protección, el presidente Sánchez extendió el brazo para tegerla de los aguijones. Pero no se puede asistir pasivamente a este derrumbamiento de las instituciones desde la institución gubernativa. Aunque Yolanda Díaz viaje en una guagua –sobre las autopistas que nos construimos– y no en Falcon a pequeños saltos. Es una situación extraordinariamente grave. Con amplios ideales populistas se alzaron un pecho descubierto, es cierto, el comandante Chávez, en Venezuela, y el ‘bendito’ de Ortega en Nicaragua. Hay muchas payasadas sociales. Recuerda Cuartango la frase de Camus apropósito de los “errores políticos” que se advierte des de largo que van a conducir al caos: “Rechazaremos hasta el último momento una caridad divina (o sucedáneo progresista) que frustraría la justicia de los hombres”. Ya estuvo bien con el indulto a los condenados por el 1-O, por ejemplo. Ahora ya no es solo la Ley de memoria democrática, que pretende sentarse en el banquillo a los perseguidos por ETA; El riesgo es de más bulto porque no se localiza sino que envenena el ambiente la presunta instalación de un control populismo por definición: el cese de su vicepresidenta, con la disautorización explícita, además, del presidente Sánchez, ya debería producirse para no embarrar, sin salidas limpias, la politica nacional. SOBRE EL AUTOR SANTIAGO ARAÚZ DE ROBLES Es escritor.