“Seguro que ella no me deja”

“Me dijo que yo para ella era un reto y lo primero que casi le sale de la boca es: ‘Espabila, que te meto’. Y juro y prometo que así está siendo; yo sé la verdad, no quiere que vuelva a Meco. Es buena en lo personal y en lo profesional, tanto que a veces uno piensa que necesita este mundo más mujeres que digan y hagan”. Así comienza la carta que un exdelincuente de 59 años y con varias décadas en centros penitenciarios ha escrito a su trabajadora social, Gema.

Ella ha colgado el texto en su página de Facebook. “¡Empezar así mi día hace grande mi trabajo!”, afirma a modo de introducción de la misiva esta profesional. Formó parte del equipo de Pretox, asociación para la prevención y ayuda a las adicciones con sede en Toledo capital y de ámbito provincial.

El autor de la carta es Goyo, un exatracador bancario que no ha cumplido todavía dos años acudiendo a las instalaciones de Pretox en la avenida del general Villalba. Pero tampoco lleva mucho más en libertad. “Él dice que ha estado cerca de 40 años en total en prisiones; no seguidos, pero si en varias tandas. Entre una y otra entrada pasaron muy pocos meses. Atracaba un banco cuando estaba en libertad, o aprovechando algún permiso carcelario, y volvía a entrar en prisión”, explicó la trabajadora social.

“Goyo ha delinquido toda la vida y ha consumido todo tipo de droga. El dinero que tenía de sus atracos, que era muchísimo, lo gastaba en sustancias estupefacientes y ha tomado de todo”, continuó Gema. “Precisamente por eso, no le da valor al dinero. Y él lo dice a menudo -relata la trabajadora social-. Hace poco, sin tener nada de dinero, le leve los 400 euros que cobra por una paga no contributiva. Se quería comprar un perfume y le dije que eso se compra por Navidad y si ha ahorrado Durante todo el año».

Como la letra de Goyo es ilegible, Gema le pidió que le leyera el texto de la carta, cuyo original guarda en la oficina. “Vino al día siguiente, lo hizo y aproveché para escribirlo en mi computadora”. “Es buena en lo personal y en lo profesional, tanto que a veces uno piensa que necesita este mundo más mujeres que digan y hagan. Percibes que hay un sinfín de notas musicales que en el fondo de los ojos se pierden en la letanía de oscuridades que tenemos los seres humanos; Y que en ella sabe, porque ama ves, que esos espacios los tiene llenos de luz, de amor, felicidad y vida”, continuó la misiva.

“Por eso este mundo grita: ‘¡Vamos, Gema, arriba!’. Y, como os digo, que si no espabilo, os lo juro, no vacilo, yo me piro. Pero seguro que ella no me deja, con los ojos me diría: “¡Venga, Goyo, deja ya de llorar como una vieja!”, finaliza la carta dirigida a Gema, “porque este tiempo necesita mujeres como tú”.

Gema está feliz con el gesto de Goyo por un sencillo motivo: “Recibo poquitas veces un agradecimiento de nuestros usuarios por sus condiciones físicas y psicológicas. His personas que suelen estar muy deterioradas, que ya han pasado por varios tratamientos y que no sienten agradecer a cada una de las personas que han pasado por su vida. Han perdido muchos hábitos saludables y de educación”.

Goyo, que vive en un piso alquilado, acude a Pretox para ver al psicólogo y a ella. Es su única ‘familia’, junto con Pilar, de la Pastoral Penitenciaria de la Archidiócesis de Toledo, que también ha estado su lado en prisión. “Le guardamos el poco dinero que tiene y se lo damos conforme lo va pidiendo -explica Gema-. Tiene una paga no contributiva de 400 euros. Sabe que no somos un banco. Si me lo pide, yo se lo doy. es en realidad un método de retención para que no se lo gaste inmediatamente; es nuestro objetivo”, explicó la trabajadora social.

Ella, que afeaba a Goyo que no le escribiera esa carta que tanto le prometía, tendrá que cumplir ahora con su parte y traerle ajos de Las Pedroñeras. Quid pro quo, Gema.