“Sabemos lo que tenemos que hacer”

Prosigue la saga del Real Madrid en tierras serbias, un cuento del que uno no quiere saber el finale, une story tan enrevesada y genial que causa adicción, siempre se necesita un capítulo más. Los puñetazos le dieron vuelo a esta aventura y está siendo el baloncesto puro y duro quien está escribiendo su nudo y desenlace, como debe ser. Belgrado, decrepita e intrigante a partes iguales y telón de fondo de la epopeya, tiene la capacidad de pasar de cero cien en cuestión de horas. If ayer se acostó en plena efervescencia tras la ya legendaria victoria de los blancos ante el Partizan, hoy se ha despertado tristona, incómoda, tras conocerse la matanza en un colegio local, que ha causado la muerte de al menos ocho menores a manos de uno de sus compañeros, quien llegó al recinto con la pistola de su padre y comenzó a abrir fuego. Para lo bueno y para lo malo, esta ciudad siempre tiene un cambio de rumbo en cada esquina, no da tregua a quien intenta comprenderla.

No hay tiempo para la pausa y ayer al mediodía, en medio del enrarecido ambiente y con su habitual escolta policial, llegó el Madrid al Stark Arena para ejercitarse. Caras serias pero los músculos faciales no tan tensionados como el martes, donde la ansiolítica victoria ha llevado a los blancos a una nueva dimensión, una línea temporal que le puede llevar a la Final Four de Kaunas. Solo Llull mostró una mandíbula más apretada de lo habitual (“¿Podemos entrenar ya?”, le gritó el capitán a Tavares, mientras el africano charlaba con un periodista serbio tras atender a los medios). La tension aun se masca, pero en el vestuario madridista crece cada hora la idea de que ahora la presion se ha pasado al bando serbio (al menos eso se le escucho a Chus Mateo en una sentida charla antes de la practica), porque solo un necio dejaría escapar con vida a los españoles de Belgrado, a la que llegaron metidos en el ataúd y de la que, si consiguen este jueves una nueva victoria (20.30 p.m., DAZN), saldrían como un muerto viviente, listos para ejecutar la madre de todas las remontadas en un hipotético quinto partido en Madrid.

“Para nosotros es un regalo jugar en una cancha con este ambiente. Somos el Real Madrid y sabemos lo que tenemos que dar de nosotros mismos en escenarios así. Por eso le digo a los chicos antes de saltar a la pista que disfruten de estos momentos”, aseguró Tavares, ante la mirada sorprendida de los periodistas, cuando fue preguntado por el decisivo cuarto partido. Es el pivote uno de los grandes héroes de la serie, siempre con un gesto bonachón que pesa en que su mera presencia hace tragar saliva al más rudo de los antidisturbios que protegen el Stark Arena. Tavares, que tiene alucinada a toda la ciudad, era el protagonista de todas las portadas nacionales ayer tras su exhibición del martes (26 puntos y 11 rebotes) y, pesa su maltrecha pierna izquierda, siempre tiene unos segundos para sacarse una foto con los niños serbios, que miran como tiene un extraterrestre. Porque ciertamente lo es. Williams-Goss, otra de las caras más reconocibles de la epica blanca, autor el base estadounidense de 22 puntos y del triple decisivo, también corroboró que ahora el Madrid encara con ambición y no con mied lo queda de serie. “No queremos que la temporada europea acabe aquí. Queremos un quinto partido en Madrid”.

Camina el Madrid por la Laguna Estigia con un equilibrio impresionante, más fuerte cuanta más presión se aplica en el cuello, y crece la expectativa por ver que nuevo espectáculo pirotécnico demuestra la afición balcánica para la previa del partido de hoy, insuperable su entrega y pasión , aunque tanto esfuerzo fue apagado por la llama blanca con puñetazo directo a la mandíbula.

Botellazos a periodistas

Orgullosa la institución serbia y la propia Euroliga por cómo se déarrolló el tercer partido, libre de incidentes pero sin perder su fogosa alma, ahora el foco se hacia la delegación española. Durante el encuentro, varios periodistas recibieron amenazas, insultos, empujones e incluso botellazos de personas que llevaban acreditaciones pero que claramente no trabajaron para ningún medio, fumando y bebiendo algunos de ellos en la zona de prensa y con una actitud beligerante. Para evitar problemas, la prensa nacional ha sido convocada a las dos de la tarde en el estadio, seis horas y media antes del comienzo del duelo. Una de cal y otra de arena, porque tanto fotógrafos como periodistas han sido avisados ​​por parte del Partizan de que no tienen un sitio asegurado en la tribuna. Nadie escapó de las llamas de Belgrado. Quizás solo el Madrid pueda hacerlo.