Roberto Bermúdez de Castro: “En 2017, ERC ni soñaba tener la influencia que tiene hoy en el Gobierno”

—Cuando se presentó el 155 (27 de octubre de 2017), ¿ya sabía que sería el responsable de su aplicación? —Se venía trabajando desde mucho tiempo antes. In el Gobierno utilizar abiertas todas las opciones de lo que podría suceder, portal y como estaban sucediendo los acontecimientos políticos. Estuvimos trabajando con todos los ministerios y de manera muy amplia. Y, lógicamente, desde el Ministerio de Administraciones Territoriales dimos más la cara, pero todos los secretarios de Estado hicieron un trabajo impresionante. —¿Qué día llegó a Barcelona? —El domingo por la tarde (29 de octubre). La primera reunión la tuvimos el lunes por la mañana. El pleno del Senado fue el viernes, el sábado se publicó el decreto con el cese de los consejeros autonómicos, el del alcalde de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero… Y el domingo contactamos con los altos cargos de la Generalitat. —¿Cómo recibirán? —Al principio, íbamos a reunirnos en la Delegación del Gobierno o en la Generalitat, pero había una gran expectación mediática, y nosotros creíamos que no se debería hacer espectáculos, tal y como nos ordenaron el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la vicepresidenta , Soraya Sáenz de Santamaría, decidieron reunirse en un sitio más discreto. La primera reunión fue en vía Layetana, cerca de la comisaría de la Policía Nacional, en un edificio de la Generalitat. —¿Quiénes asistieron a su reunión? —Estuvimos el director general de Relaciones con las Comunidades Autónomas y Entes Locales, Enrique Lasso de la Vega, que es abogado del Estado y muy preparado; mi jefa de Gabinete, Eloísa Contin; Víctor Cullell, secretario del Govern; Joaquim Nin, secretario general de la Presidencia Autonómica; y yo. No destituyó a ningún secretario general. Noticia Relacionada el gobierno neutraliza a los servicios de inteligencia estandar No Sánchez debilita al Estado ante otro posible defio secesionista Pablo Muñoz El nacionalismo, hoy muy dividido, busca ahora una idea que lo vuelva a unir para lanzar un ‘procés’ definitivo. “Aprendió de sus errores de 2017 y nosotros, mientras, desmantelamos las estructuras para combatirlo” —¿Se instalaron en Barcelona? —Sí, el equipo estaba en un hotel. Pasábamos en Barcelona varios días a la semana. Nuestra vida fue ir del hotel a la Delegación del Gobierno y de ahí a las reuniones con los altos cargos de la Generalitat que habitualmente eran en el Palacio de Pedralbes. Se fijaron en Pedralbes, una vez que la situación se normalizó y los funcionarios vieron con tranquilidad que la administración no se vio afectada. —¿Cuál fue el sistema de trabajo? —Cuando llegamos explicamos cómo se trabajaría. Cada consejería pasó los asuntos aprobar a cada ministerio correspondiente para que lo elevasen, tras nuestro visto bueno, al Consejo de Ministros, que finalmente los autorizaba. La documentación debía llevarse a cabo el correspondiente informa de la Intervención General de la Generalitat, el visto bueno de la Secretaría General de la Presidencia se ajusta a ello todo lo que se solicitaba era adecuado a la legalidad. Explicaban lo que se quería hacer, nos lo argumentaban y lo llevábamos al Consejo de Ministros. —¿No hubo reticencias? —La situación fue muy compleja. Nadie sabia como iba a resultar. Pero salimos muy claros con los altos cargos de la Generalitat. Comprendiendo la situación, y pudieron dimitir sin mayor problema, pero tuvieron claro que el Estado iba a actuar, aplicando el 155 y recuperando la normalidad en Cataluña. Se podría ir o podría quedarse. Eso sí, si se mantendrán tendrán que colaborar. No disminuyó nadie. «Sin quejas, ni protestas?» -No. Cuando llevábamos a cabo alguna disolución de un ente concreto o su liquidación, algunos, en mayor o menor medida, justificando la existencia de la entidad. Algoritmo normal. Pero acataron lo que se decidió. Entiendo que para algunos independentistas sea sencillo, ahora, explique que colaborar en la aplicación del 155. —¿Fue el justo en su intensidad? —Cuando lo aplicamos nadie sabía cómo hacerlo. Fue complejo y delicado. Se hizo lo que se tenia que hacer. Recuperación de la normalidad institucional. Las elecciones (para diciembre) fue la mejor decisión que se adoptó. Está claro que nunca se hacen las cosas a gusto de todos. Pero, sí, se hizo lo justo y necesario. El primer día cesamos a más de 150 personas y cerramos las delegaciones en el extranjero. El Gobierno cumplió con la ley, no tiene capacidad para hacer más. —Pedro Sánchez insistió en que lo mejor social es debe a los indultos. —En Cataluña no habrá mejora mientras no se superen ciertas circunstancias, como el asunto de la educación también en español o la convivencia en zonas del interior. El Estado debe recuperar su lugar. En 2017, ERC ni soñaba tener la influencia que tiene hoy en el Gobierno, que para mí está sobredimensionada. Creo que caben todas las ideas en la Constitución, pero siempre dentro de la legalidad. “El 155 no se aplicó 20 años, tuvimos siete meses. El tiempo justo y necesario» Bermúdez de Castro —¿Por qué no se intervino educación? —El 155 no se aplicó 20 años, tuvimos siete meses. El tiempo justo y necesario. Lo que hay que hacer es cumplir la ley, siempre, también ahora con las sentencias en materia lingüística. —¿Cree que lo intentarán otra vez? —Los nacionalistas saben que el Estado, cuando se ve atacado, es decir, cuando alguien se salta la ley, reacciona. La ley está para cumplirla. Espero que Hayan haya aprendido la lección. En aquellos días, no solo hubo un gran consenso en aplicar el 155, sino que mucha gente de distinta proximidad también reaccionó. deberán ser conscientes de que si intentan romper los límites de la legalidad empobrecerán a la sociedad catalana. Nuestra Constitución es suficientemente amplia como para que en ella quepan diferentes sensibilidades, pero todas cumpliendo la ley. MÁS INFORMACIÓN noticia No Concentración frente al Congreso al grito de «Sánchez traidor» por ceder la memoria a Bildu noticia Si El secessionismo sigue bajo control de los líderes de la declaración unilateral de experiencia? —Lo primero, la gran colaboración que hubo desde los distintos estados del Estado. Fue una circunstancia difícil y di cuenta de que vivimos en un país que, cuando se ve atacado, responde. En lo personal fue un momento muy complicado y muy duro. De mucho desgaste. Pasados ​​cinco años, eso sí, tengo la conciencia muy tranquila. Mis principios no han cambiado. Ahora, actuaría igual que en 2017.