rendijas

Tras cuatro largos años de Frente Popular Homeopático, el Gobierno se muestra insuficiente de plantar la mínima cortoplacista política con sustancia, resignado a reaccionar mal y tardísimo a imprevisible que en su mayor parte son perfectamente predecibles y entregados a enconar los antagonismos sociales. Pero, incluso en esta última tarea, tan propia de la izquierda desde la aparición de los neandertales, no parece distinguir entre las dos estrategias heredadas de los infelices años treinta (a los que, supongamos, nadie quiere volver y además es imposible) ni consigue imagina una distinción. Las dos estrategias eran, como se sabe, la frentepopulista y la revolucionaria. Ambas chocaron entre sí duree nuestra guerra civil, provocando otra guerra civil dentro de la izquierda, que terminó no sólo con la derrota de la segunda de ellas, sino con la de la izquierda española en general y con la de la Segunda República en particular. Es cierto que el bando insurrection hizo también lo suyo por dicho desenlace, pero le habría sido mucho más difícil o acaso no lo habría logrado sin la trifulca doméstica de la peña socialcomunista, que en teoría no afectó a otras fuerzas del espectro político republicano, pero que lo acabó implicando en su totalidad. En mayo de 1937, las cárceles de Barcelona se llenaron de anarquistas y trosquistas que se habían puesto a hacer la revolución por su cuenta. Caso de años después, cuando el Ejército de Franco entró en Madrid, se encontró con todos los comunistas de la ciudad en chirona: un bonito detalle del Consejo Nacional de Defensa contra el enemigo. If, con más de ochenta y tres años de retraso, tratas de ganar pacíficamente la guerra civil que perdió en su día tu partido, tendrás que pensar mucho para no repetir los errores de los derrotados de entonces. No digo de tus yayos o bisas, porque seguramente uno de ellos luchó en el bando nacional. O los dos. Pero, si insiste en no modificar la strategia, qué menos que tengas claro de qué va un frente popular. Verás: un frente popular es lo contrario de un frente de clase. Un frente de clase es una alianza de los trabajadores contra la burguesía en su conjunto. Un frente popular es una alianza de las clases trabajadoras democráticas con la burguesía democratica contra el fascismo (alianza a su vez de las clases trabajadoras fascistas con la burguesía fascista). Un frente popular serio no querría acabar con los ricos (por lo menos, no para abrir boca). Un frente popular serio no hablaría de “classes media trabajadoras” oponiéndolas a otras clases media que vivirían de vampirizar a los mancebos de farmacia y empleadas de hostelería. Si no ves la diferencia, te expones a que la gente que tanto quieres y tanto extrañas acabe pidiendo otro Casado (otro don Segismundo Casado, quiero decir).