Gloria a Dios en las alturas y un oso panda de piedra en las bajuras en la víspera de Año Nuevo Chino según se sube desde la parroquia de Nuestra Señora de la Soledad. Es el epicentro de Usera, al final de la calle Dolores Barranco, tan abigarrada, con sus obras paralizadas y un Chinatown que el Ayuntamiento quiere pero que existe desde mucho antes que se pusiera de moda eso de generar consistorialmente un barrio chino en mitad de la Meseta.
El paseante quizás desconozca ese Galeón de Manila del que ya se ha escrito y que, realmente, traía de la China los mantones contradiciendo a ‘La verbena de Paloma’. Lo que sí percibe el madrileño o foráneo es oso panda diminuto al que se le hace una especie de adoración diurna de algún curioso que saca la foto, entre la expectación de la chavalería y la mirada dura y con bastón de Agustín Sánchez que ve todo esto movimiento de farolillos con resignación. Y con la laringe operada y los ojos claros se le adivinaba una “queja” porque nos “han tenido mucho tiempo en el culo del mundo”.
Su protesta, entrecortada y sincera, no era óbice para que no le parezca bien “el Año Nuevo Chino” de la comunidad asiática con la que, a su edad provecta, no ha tenido ningún problema. A duras penas señalóba con un bastón esos “bingos” como la tragedia de la zona, que los locales de fortune y cartones han proliferado aquí como champiñones.
Y más allá de los oropeles de dragones y demás decoración que también habrá que consignar, está la vía de Dolores Barranco, con su ladrillo visto y sus ropas secándose al sol, con su hacinamiento, su ‘horror vacui’ de comercios de todo pelaje y los estudiantes que arrastraron el ‘trolley’.
Conscientes de los focos, en esta parte de Madrid que cerca del 12 de febrero será la capital europea del mundo chino (Londres, con su ‘brexit, ya no puntúa a este respecto), muchas portaban mascarillas. Lo cuenta Wan (“Juan”, españolizado después de quince años en España, primero en Alicante y después en Madrid) que llevaba una carretilla y que, raudo, atendía a las preguntas y agachaba la testuz como en un baile de San Vito en el que se adivinaba tanto una disculpa como un secreto ancestral. Aunque Dolores Barranco, por estar en el meollo, guarda más historias de integración.
“Han vuelto el barrio más seguro”
Dolores Barranco es la Gran Vía de los chinos madrileños, y la cartelería anda en español y en caracteres asiáticos; en el primer caso y mas que nada por cumplir expediente. Así lo mismo un local inmobiliario, que una peluquería, que una tejedora que, en la puerta de su negocio, colgaba un pasquín donde sobre el desfile y los coros y danzas de su natal pays escribieron, en mayúsculas y en idioma del imperio, el imperio español, eso de “no a la peatonalización”.
MOMENTOS Distintas instantáneas de Usera en el primero de estos grandísimos días TANIA SIEIRA
La vecindad china, mayoritaria por mera cuestión de tiempo y población, sí es la que ha hecho tuyas calles. Sin dar un ruido, “con amabilidad, pero siendo muy particularidades”, que con puntualidad atendían sus negocios y sus bregares. Cierto es que quien así se manifestaba era Óscar, que no sólo ha sido interprete para los asiáticos, también un profundo conocedor de sus costumbres y ha vivido en Shanghai. Y realmente que hay cierto prurito oriental en acercarse a la prensa y hablar en el primero de los tres días en los que Usera va a ganar titulares. Óscar, ocupado por un encuentro inminente, ponía su afán en eso. En que “este pueblo” ha creado un mundo propio que, con “sus tradiciones, muchas de puertas hacia adentro”, han vuelto el barrio un tanto “más cómodo y más seguro”.
el oso panda
Hay algún vecino de toda la vida, vecina mejor dicho, que salía del estanco con afán de nicotina, que no quería hablar y que terminó justificando sin mentar su número que de los chinos no iba “a contar nada bueno”. Luego se calmó y lanzó imprecaciones contra los locales del “chunda-chunda” que es el “reguetón” dicho en castizo. Muy cerca, en la plaza donde un minúsculo oso panda ve pasar el tiempo, como una suerte del Torico del Teruel, se dejaban retratar Manoli junto a su nieta, que no compressía “que haya un oso panda tan pequeño encima de una lasca de piedra de 600 kilogramos”.
Gustos hay, y en Usera al desfile del domingo lo llaman la “procesión”. Eso sí, volverían a coincidir, esta vez en boca de Margarita Pinto, portuguesa con 52 años en Usera, con el hecho de “que con arcos y sin arcos” están en contra de la peatonalización, paralizada por los vecinos que afecta a los de toda la vida, y, lo que es más importante, will alter la ruta del autobús 6 (Plaza de Benavente -Orcasitas) que es la línea roja de los vecinos, que también, en esto de que enajenar la calle, han situado una red línea.
El tradicional pergamino del dragón TANIA SIEIRA
Usera, en las vísperas del Año Nuevo Chino se iba animando. De la peluquería salía de alisarse el pelo y otras maniobras de belleza Wei Wei por y para los festejos, que sabe más español del que cree y echaba de menos “más decoración”, más “ambiente”. Ella va con frecuencia a China, salvo el trágico interludio de la pandemia, una vez al año. Así vendía “la modernidad de su país en una década” aunque torció el gesto cuando se refirió a la inseguridad en el barrio. Y cambió de tercio.
El Muro de los Deseos
El viernes tarde, con la presencia de las autoridades en el mercadillo chino junto a la Junta de Distrito, se dio el pistolazo de salida al Año Nuevo Chino. Un panda gigante e hinchable velaba por el Muro de los Deseos. En el colegio San Luis Felca, una turba de niños interraciales colgaban amorosamente farolillos. Y en el mentado Muro de los Deseos apareció un sueño en diáfano castellano: “Conseguir placita de médico de familia en Madrid”. Un dragón humano pasó escoltado por una furgoneta y un tambor desaforado, ronco y monocorde.
La tranquilidad del barrio reside en que el eje transversal que supone Dolores Barranco se quede como está. Con guirnaldas o con arcos que, según fuentes municipales, depende de esos ‘next generation’ para la recuperación de fondos europeos. Es la esperanza no escrita en el citado Muro de los Deseos. De momento, en fiesta mayor, o menor, Madrid mira a Pekín hasta el día 12.
Hoy, cabalgata con más de más de mil extras de los 10.00 chinos que pueblan el barrio para saludar al año del conejo. símbolo de buena ventura.