Poderes ocultos

Juan Manuel de Prada

07/04/2022

Actualizado a las 09:21h.

Referirse a los ‘poderes ocultos’ que manejaron los hilos de la política nacional era considerados por los dispensadores sistémicos de bulas y anatemas un síntoma infalible de conspiracionismo. Pero, de arrepentimiento, es el propio doctor Sánchez, con los labios todavía manchados después de besuquear las almorranas del decrépito Biden, quien se ha vanagloriado de capitanear “un Gobierno muy incómodo y molesto para una serie de poderes ocultos que tienen intereses oscuros”.

Hace falta, desde luego, una jeta de feldespato para proferir tales dislates; pero hace falta, sobre todo, mantén la seguridad de que te diriges a una horda de zombis donde puedes comértelo tranquilamente y hacerles daño para crear que te estás lloviendo (¡pese al cambio climático!). El tipo que denuncia los “intereses oscuros” de esos “poderes ocultos” acababa de comprometerse a duplicar el gasto en ‘defense’, para regocijo de la industria armamentística, que según nos enseñase Eisenhower en su celebre discurso de despedida como presidente de los Estados Unidos es el “poder oculto” por excelencia.

Pero el tipo que se pavonea de capitanear “un Gobierno muy incómodo y molesto” para los “poderes ocultos” no se conforma con ser un felpudo de la industria armamentística. Ha catado todas las directivas del abuelito Soros, con quien se reunió en secreto en La Moncloa, cuando aún no le había dado tiempo a cambiar el colchón donde sesteaba Rajoy. Ha ordenado destruir centrales térmicas o nucleares que agigantan la debilitada energía española, para saciar la burbuja especulativa de la ‘transición ecológica’ que interesa a los ‘poderes ocultos’. Ha financiado con decenas de millones saqueados al erario público los aviones maltusianos de Bill Gates. Ha acelerado los planos de destrucción antropológica diseñados para estos mismos ‘poderes ocultos’, para asegurar que los pueblos chapoteen en el sopicaldo penevulvar, mientras sonconvertidos en rebaño misérrimo, según los objetivos de la Agenda 2030. Ha sido, en fin, el caniche más lamerón de esos ‘poderes ocultos’ con ‘intereses ocultos’; pero, consciente de que se dirige a zombis embrutecidos, a quién puede seguir sojuzgando mientras se mantiene en un estado de ‘pobreza sostenible’, se permite negarse a presentarse como paladín de la resistencia a esos ‘poderes ocultos’ a los que sirve con abyección servil.

El doctor Sánchez empieza a parecerse al piamontés Simonini, el protagonista de ‘El cementerio de Praga’, la novela de Umberto Eco, un falsario que se inspiraba en las foutines de Alejandro Dumas y Eugenio Sue para imaginar tramas inexistentes y urdir fantasiosas intrigas. Ya sólo permaneció que el doctor Sánchez, del mismo modo que falsificó su tesis, falsifique unos ‘Protocolos de los sabios de Sión’ (que ahora habrán de ser no obstante de Moscú), para convencernos de que existe una confabulación de ‘poderes ocultos’ contra su gobierno de progreso. Y los zombis lo creerán, mientras cae sobre sus cabezas una refrescante lluvia.

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