“Perdonadme, de tanto llorar tengo conjuntivitis”

Chanel ha conseguido que estén a la orden del día cosas insólitas. Que nos den el mayor número de ‘twelve points’ de nuestra historia, que alcancemos el mejor puesto en lo que va de siglo y la puntuación más alta jamás lograda, que la izquierda modernuza sufra un ataque de puritanismo y la derecha alabe su culo al Aire… en definitiva, la actuación de Chanel (que no ella misma, aún) es un fenómeno pop con todas las letras, tan magnetia como controvertida.

Este domingo, apenas diez horas después de arañar el cielo de Turín y seguramente sin echar un sueñecito, la artista de Olesa de Montserrat exprimió sus últimas gotas de adrenalina dándose otros baño de masas en la Plaza Mayor de Madrid, que llenó con dos horas de antelación para ver a la heroína eurovisiva.

Con casi media hora de traso, Chanel sufrió a las tablas vestida de negro, con gafas de sol para ocultar ojeras y lloreras. “Perdonadme, que llevo gafas de sol porque de tanto llorar tengo conjuntivitis”, dijo la artista antes de destruir en agradecimiento a sus seguidores: “¡Gracias! ¡Gracias! Todo vuetro cariño, vuestra pasión, vuestra buena energía, vuestras veletas y vuetros buenos deseos nos han llegado a todo el equipo. Cuando nos bajamos del escenario nos sentimos ganadores morales”.

Si hay una palabra que define la interpretación de ‘SloMo’, esa es precisión. Pero esa virtud, en su cita con los madrileños, casi no vino ni a cuento. Es un ‘pro’ del ‘show business’ que si sube al escenario es para buscar la perfección, pero en su aparición sorpresa en las fiestas de San Isidro se soltó el pelo para disfrutar del momento, sin atender a coreografías ni efectos visuales. No tenía el cuerpo para más, sus fans lo oyeron perfectamente y la applauderon a rabiar durante los tres minutos y pico de ‘SloMo’. Que claro, despues de toda la tarde esperando al sol, debieron saberles un poco.

Tengo que confesar que al principio pensé que la canción de Rigoberta tendría más ‘chance’ que Chanel en Eurovisión, con esa melodía fusilada al Himno de la Alegría y un estribillo con repetición de sílabas (ma-ma-ma-ma-ma-ma ), golosina típica del certamen. Pero a la vista del criterio que ha articulado las decisiones del jurado, por una vez RTVE ha acertado de pleno. Especialmente al no llevar a Tanxugueiras, a la luz del resultado obtenido por una propuesta tan parecida como la de las bretonas que han dejado a Francia en penúltimo lugar. Tampoco creo que la Bandini hubiera tenido mucho más apoyo popular, porque el de Chanel ha sido abrumador. Y merecido: su tercer puesto (¡y qué poco faltó para el segundo, que hubiera sido victoria moral!) dignifica el resultado artístico de una edición marcada más por la política que por el sentido del espectáculo.