“De repente estamos en el centro de todo”, dijo el coronel alemán Daniel Andrä, de 43 años y al mando de la fuerza de la OTAN en Lituania, con 1.600 soldados, incluidos unos 1.000 alemanes, 9 tanques y 25 vehículos de combate de infantería. , que no es nada para enfrentarse a Rusia pero que “al menos demuestra una presencia”. La misión Enhanced Forward Presence ha estado funcionando pendiente de años, pero “casi olvidada”. Desde el 24 de febrero, sin embargo, la ministra de Defensa alemana, Christine Lambrecht, habría dicho que visitó a las tropas, se preocupó por su equipo y envió 350 soldados adicionales. «Si Rusia ataca la región del Báltico, al menos deberíamos poder retrasar el avance… somos la espada más afilada que esta frontera puede ofrecer», describe Andrä. Pero se trata de tropas hasta hace poco desabastecidas. En una sesión parlamentaria, el pasado invierno, se mencionó que los soldados se preocupaban por el interior adequada a las bajas lithuanas temperaturas. Y el día que comenzó la invasión de Ucrania, el general Alfons Mais se lamentó en las redes sociales: “En mis 41 años de servicio nunca hubiera creído que tengo que vivir esto. Y la Bundeswehr, el ejército que tengo que liderar, está más o menos desnudo». El reproche iba dirigido a los gobiernos de todos los colores que, desde el final de la Guerra Fría, han venido despreciando a las fuerzas armadas, cuyo equipamiento ha sufrido los altibajos de la historia convertidos en dotación presupuestaria. La Bundeswehr fue creada en 1955 con una dotación de 101 soldados voluntarios. Hacía solo una década del final de la II Guerra Mundial y nadie quería un ejército alemán fuerte, ni siquiera los alemanes. El servicio militar obligatorio arrancó en 1956 y la objeción de conciencia fue legislada en 1977. Pero después de Kennedy, que todavía mantuvo la Guerra Fría en el terreno de “la lucha por las mentes de los hombres”, EE.UU. consideró importante que Alemania pasese al plano armamentístico y los gobiernos de Bonn fueran invirtiendo en el ejército hasta lograr una fuerza de 495.000 militares partidos en doce divisiones. El Ejército del Aire cuenta con un grupo de combate táctico que forma parte de la defensa aérea integrada de la OTAN. La Marina tiene una navegación rápida y está equipada para la defensa de los países bálticos y la contención de la flota soviética. Tras la caída del Muro de Berlin, en 1990, 20.000 soldados de la antigua NVA de la RDA fueron traspasados a la Bundeswehr junto a armament que fue en su mayoría detruido, vendido o incluso regalado, debido a su obsolescencia, comme dotaciones de tanques que aparecieron en Turquía, los aviones MiG-29 en Polonia, donde 39 barcos de guerra que incluían Indonesia. La Alemania reunificada de Helmut Kohl tenía la firme voluntad de mostrarse a Europa como un enano militar, para evitar suspicacias. Los militares formaron parte de la telaraña de negociaciones diplomáticas que impuso al cabo el ministro de Exteriores liberal, Hans-Dietrich Genscher, y esa ha sido la política mantenida prácticamente hasta la invasión de Ucrania por los sucesivos gobiernos alemanes. Si en 1989 la Bundeswehr contaba con más de 5.000 carros de combate, sólo había 300. Durante el mismo período, el número de soldados había descendido de medio millón a menos de 200.000. Largo plazo La actual generación de oficiales ha sido moldeada en las misiones de paz en el extranjero, en los Balcanes, Afganistán y Mali, acompañada siempre de gran polémica y agrios debates parlamentarios. Solo tras la anexión rusa de Crimea, en 2014, el gobierno Merkel vino a dar marcha atrás. Este año, el presupuesto de Defensa se sitúa en 32.400 millones de euros y desde entonces ha aumentado en 50.000 millones, aunque todavía significativamente por debajo del 2% del PIB que exige la OTAN. Entre los avances de este paso, la creación en 2017 del Comando del Espacio Cibernético e Informático (Kdo CIR), con 13.500 efectivos en las órdenes del teniente general Ludwig Leinhos. Esta semana, el gobierno y la oposición han pactado una reforma de la Ley Fundamental que permitirá la inyección inmediata de 100.000 millones de euros y además del 2% del PIB, pero no es posible darle la vuelta a una organización militar como la Bundeswehr de un año para otro y los objetivos previstos para principios de la próxima década se persiguen ahora en el plazo de dos o tres años. El alto mando ha ordenado un inventario general para determinar qué unidades podrían ofrecerse a la OTAN a corto plazo, para fortalecer el flanco oriental, y el informe d’rece una idea de la situación. Alemania podría ofrecer una compañía de infantería de 150 soldados con una colección de vehículos blindados de combate Boxer, tras lo cual se uniría una segunda compañía en Rumania. La Fuerza Aérea ha enviado tres aviones Eurofighter y la Bundeswehr tiene potencial para desplegar el sistema de defensa aérea Patriot allí o en Lituania. En el Báltico hay un avión de patrulla marítima P-3C Orion, las cazaminas Fulda y Datteln y la fragata Sachsen, que diseñadas con un potente radar SMART-L pueden controlar prácticamente el espacio aéreo sobre el Báltico. Podrían sintetizar una ménsula y una fragata procedentes de misiones en curso en el Mediterráneo. Pero se tata de una fuerza de reacción rápida y los informes internos de la Budeswehr constatan que falta de “operatividad” y “capacidad de arranque en frío”, deficiencia que Lambrecht atajará con compras inmediatas de helicópteros de transporte pesado, dispositivos de alta tecnología y sistemas de comunicación. Solo en municiones gastará 20.000 millones de euros. La Bundeswehr ha dado un nuevo paso en el que tiene “mucho que hacer” para despertar décadas de letargo.