El cantante ha grabado a las mujeres de su vida y anécdotas de sus tiempos más gamberros, cuando terminó en la cárcel
Bertín Osborne
19/02/2023
Actualizado a las 04:17h.
Bertín Osborne no ha querido faltar en el debut de Paz Padilla y ha acudido a ‘Déjate querer’ para mostrar su lado más canalla. El cantante y presentador, que ha dicho “más que nunca, porque la edad es una circunstancia espiritual. Yo me cuido, hago mucho deporte y puedo demostrar que a los sesenta y algo se puede estar tan muy como como treinta y tantos.” Una de las etiquetas que siempre le acompañan es la de galán, de conquistador: “No soy un seductor, soy más bruto que un arado”. Bertín no sabría decir si ha estado realmente enamorado: “Yo nunca he sentido que se paraba el mundo. Yo creo que he estado bien, a gusto, supongo que eso ha sido el amor para mí.” Lo que tiene claro es quiénes han sido las afortunadas: Sandra y Fabiola. “Sandra será un diez, una mujer cannon en todos los sentidos. Pero nos casamos a los 21. Si nos hubiéramos casado a los 34, tal vez habríamos seguido juntos. Fue una cuestión de ‘timing’: yo a esa edad era un becerro despendolado y ella lo sabía. Pero fue una mujer irrepetible y fuimos amigos hasta el final. Y de Fabiola solo puedo decir que nos queremos mucho, pero convivir no era lo nuestro.” El corazón de Bertín está tranquilo: “¿Echo de menos una pareja? No, la verdad es que estoy muy bien solo.” Aunque solo, lo que se dice solo, no está: “Veo mucho a mis hijos y mis nietos, están todo el tiempo por casa.” Y Bertín está hecho un señor de su hogar: plancha y pasa el aspirador por un profesional.
La edad es lo que tiene, que nos aplaca. Al presentador le ha hecho un poco más sensible: “No soy de lágrima fácil, pero me emociono cuando pienso en los que ya no están, como mi madre, o como mi hijo Kike, cuya enfermedad me hizo cambiar la perspectiva de la vida. » Bertín ha vuelto a conectar con su yo más joven: “Hasta los 14 años yo fui un niño buenísimo, luego descubrí la vida y me eché al monte.” Lo metieron en un internado durante tres años, “pero me escapé para ir a Málaga con los amigos. Mi padre era muy estricto conmigo, con razón, porque yo entonces era una catástrofe.” Tanto que acabaría en la cárcel en dos ocasiones por metros en peleas en el Puerto de Santa María: “Pasé tres días en una celda. Mis amigas me trajeron bocadillos. Al final hice amistad con los otros encarcelados. ¡Si es que yo tenía mucho peligro!”
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