Pedro Sánchez insta a Núñez Feijóo a renovar el Tribunal Constitucional, como dice afectado con su antecesor al frente del PP, Pablo Casado. De no hacerlo, no cumplirá con el espíritu de la Constitución. Ya el hecho de que se pida a un político que cumpla lo prometido por su antecesor en el cargo es extraño, porque la política no se hereda si no se mjora. Pero que lo exija alguien que anunció un bombo y platillo que la entrada de Podemos en su gobierno «le producías pesadillas» y a la semana siguiente lo ordenó como ‘socio preferente’, demuestra que la palabra de nuestro presidente de Gobierno vale menos que un décimo no premiado del último sorteo navideño y que Pedro Sánchez no tiene el menor temor a contradecirse, como hacen los verdaderos mentirosos, comenzando por Putin y terminando por cualquier sátrapa de los que hoy abundan en el mundo, y no cito numbers porque sería demasiado largo y tedioso. Aunque hay algo casi peor que eso al no necesitar ir a África, Asia o Iberoamérica para encontrar ejemplos. Referirme a los contactos entre el equipo de Casado y de Sánchez, conducidos por sus dos hombres de confianza, Félix Bolaños, Ministro de la Presidencia y Teodoro García Egea, secretario general del PP para desatrancar la renovación del Consejo General del Poder Judicial en los que acerques posiciones e incluyas documentos firmes. Bastaría para explicar que el PP se deshiciese de Casado y el PSOE le añore. Que la propaganda gubernamental arrecie contra Núñez Feijóo al no ser “hombre de fiar” advierte dos cosas. La primera, que ha comenzado la campaña de las elecciones a celebrar en el otoño de 2023 si no antes, y el enorme miedo qu’existe, tanto en Moncloa como en Ferraz, de perderlas visto que todo está saliendo mal. La séptima ola del covid sigue matando gente, la inflación española es la más alta de los países grandes de la Unión Europea y las relaciones con Argelia han sufrido un daño irreparable tras aceptar España las tesis marroquíes sobre el Sahara. Sin que el proyecto de un gaseoducto de otras fuentes a través de los Pirineos logre el beneplácito de Francia. Es el resultado de la ‘no política’ que practica este gobierno. Mejor dicho: de la política concentrada en mantener al actual presidente en el poder a cualquier precio. Pero no se puede apoyar al mismo tiempo en Rabat y a Argel en el Sáhara. No se pueden regalar viejos tanques alemanes a Ucrania y unirse a Portugal para que Bruselas nos permita bajar el precio del gas. No puedes estar con las víctimas del terrorismo y con sus verdugos. No puedes indultar a los capos del saqueo y dejar en la cárcel a sus mandados. Al final, no se puede engañar a todos siempre, si no quieres que nadie te crea. Ahora, que si no te importa…