“Me decía ¡yo llevo el monstruo dentro!”

22/02/2023 a las 01:53

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La pesadilla duró 16 largos años. Fayna Bethencourt y Carlos Navarro, ‘El Yoyas’, se casaron tras participar en ‘Gran Hermano’ y, con el tiempo, tuvieron dos hijos. «Pero el monstruo no tardó en aparecer», apunta Fayna tiene un Risto desarmado ante la crudeza de un relato en el qu’la invitada ha hecho la precisa disección del proceso de anulación a una mujer por parte de un maltratador: «Es como una secta , actúa poco a poco en un proceso lento pero constante. El monstruo es muy humano, son los peores. Lo se porque me enamoré de uno.” Y cuando aparece el monstruo, ya te tiene atrapada. Y no hay vuelta atrás: “Fue en verano, cruzamos la calle y yo le hice un comentario. Me apretó la mano tan fuerte que se me saltó las lágrimas.» Fue la primera vez, luego llegaron otras muchas. “Me iba dando toques: pisotones, apretones… Me daba con el talón.” La fue aislando de todo el mundo, no la deja ni sucio a comprar al supermercado, “mucho menos lavar el coche porque, para él, las posturas al lavar el coche tienen una connotación sexual. Tenía que cocinarle ‘con amor’ o no se comía lo que le había preparado.» Tenía que estar a su servicio.

Cuando las agresiones fueron a mayores, Carlos se cuidó mucho de no golpearle nunca el rostro: “En eso, como en otras cosas, era muy paranoico. Nunca me noqueó. Una vez me agredió brutalmente y me dejó el cuerpo lleno de moratones (…) También me agredió delante de mis hijos. Me daba mucho miedo y mucha vergüenza, claro que ahora entiendo el sinsentido, porque yo no había hecho nada malo salvo enamorarme de la persona equivocada.”

Tras una escalada con el envío de audios llenos de brutales amenazas y otros en los que llega a reconocer agresiones a su hija, Fayna denuncia y, finalmente, Carlos es sentenciado a cinco años y ocho meses. Se da a la fuga y está en paradero desconocido, aunque ha dado una entrevista a la prensa: “No puedo estar tranquila porque no sé dónde está. Si sigue escondido y todo prescribe, ¿ué le impide coger un avión y comer à por mí? Él ya dijo que le daba igual ir a la cárcel y que le dieran de comer gratis por acabar conmigo. Ha amenazado tanto con matarme…» El reloj marca el paso del tiempo y Fayna se siente decepcionada: ya perdió 16 años de su vida como para seguir viendo pasar el tiempo sin que se haga justicia.

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