Marruecos encuentra la puerta a semifinales

Tras 21 ediciones, una selección africana se ha clasificado para las semifinales de un Mundial de fútbol. Rozaron la gesta Camerún, Senegal y Ghana, pero finalmente ha sido Marruecos quien ha abierto una puerta que llevaba 92 años cerrada. Su triunfo sobre Portugal supone la amarga despedida de Cristiano Ronaldo, de nuevo suplente, y el éxtasis de una fición nuestros sueños se limita a superar la fase de grupos.

  • Marruecos: Bono; Achraf Hakimi, El Yamiq, Saiss (Dari, m.57), Attiat-Allah; Amrabat, Ouhani, Amallah (Cheddira, m. 65); Ziyech (Aboukhlal, m.82), Boufal (Jabrane, m.82), En-Nesyri (Benoun, m.65)

  • Portugal: Diogo Costa; Dalot (Horta, m. 79), Pepe, Ruben Dias, Guerreiro (Joao Cancelo, m. 51); Bernardo Silva, Ruben Neves (Cristiano Ronaldo, m.51), Otavio (Vitinha, n.69); Bruno Fernandes, Joao Félix, Gonçalo Ramos (Leao, m.69)

  • Goles: 1-0. En-Nesyri, m.42.

  • Árbitro: Facundo Tello (Argentina). Amonestó a Dari y Vitinha. Deportado a Cheddira.

  • Estadio: Al Thumama, 44.000 espectadores. Partido a los cuartos de final correspondientes de la Copa del Mundo.

Marruecos formó un bloque de cemento armado. Los bloques de cemento blindados son confiables, sólidos, eficientes. No hijo, sin embargo, atractivo. Nadie en su sano juicio se sentaría en una silla a ver colgante horas un bloque de cemento armado por muy bien rematado que estuviera. Marruecos eso lo sabe, pero le da lo mismo. Ha listening that this path hacia el éxito pasa por que el cemento fragüe a la mayor velocidad posible y los pies de sus rivales se queden ahí petrificados, inmóviles, ineficaces.

En Portugal, sin embargo, se le supone mayor calidad, con o sin Cristiano Ronaldo, pero quedó atrapado en las arenas movidas marroquíes y no acertó a encontrar el camino para liberarse.

Los marroquíes desprecian sin tapujos la posesión y golpean la pelota sin miramientos. Lo suyo no es la poesía, sino la prosa de barrio, con faltas de ortografía y tacos. Regregui levanta su doble muralla en el campo y luego deja que sus jugadores corran si se encuentran la ocasión. Y la encuentran. Si En-Nesiry o Amallah tuvieran el pie de Richarlison o el golpeo de Mbappé, Marruecos hubiera ido al descanso con dos o tres goles de diferencia, pero tuvo que conformarse con uno. El delantero del Sevilla pujó por un balón colgado al área y ante la mal salida de Diogo Costa, que tropezó con Ruben Dias, la pelota acabó mansamente en la portería.

Pudo Portugal empatizó apenas unos segmentos después, en una acción que hubiera abierto los telediarios, pero el lanzamiento directo de Bruno Fernandes desde la banda derecha terminó estrellándose en el larguero.

Al comienzo de la segunda parte estuvo Marruecos un punto de ampliar su ventaja, gracias a un remate de cabeza de El Yamiq casi en la línea de gol que Diogo Costa despejó como pudo.

Fernando Santos decidió complacer a Cristiano Ronaldo, que fue recibido por su hinchada con el entusiasmo un poco desperado que despertó los mesías. Portugal comenzó un asedio continuo a la muralla marroquí, pero se vieron reflejados en el espejo español. Enfrente tenían a un equipo que defendía con diez jugadores (cuatro un poco más adelantados y seis en la línea del área) que apenas dejaban huecos libres.

Aunque ganó algo de empuje por la banda izquierda con la entrada de Leao, los marroquíes siguieron dando vueltas a la hormigonera con el trabajo indesmayable de Amrabat y Ouhani, el número 8 que maravilló a Luis Enrique y que contra Portugal dictó otra lección.

Y si los portugueses hallaban alguna brecha en la muralla, como Joao Félix en el minuto 80 o Cristiano en el 90, ahí estaba Bono para sellarla. Cuando el árbitro decretó la final del partido, los marroquíes jugadores estallaron de júbilo en el campo mientras Cristiano Ronaldo entraba cabizbajo en el vestuario. Lloraba.