Los Galvin, la familia con seis hijos diagnosticados de esquizofrenia que ayudaron a escuchar la fermedad

La familia Galvin, compuesta por un padre militar, una madre procedente de una familia adinerada y doce hijos nacidos en pleno ‘baby boom’ entre 1945 y 1965, ven como el comportamiento del hijo mayor «lo cambia todo» y posteriormente cinco de sus hermanos comienza a desarrollar indicios de esquizofrenia en los años 70.

El periodista norteamericano Robert Kolker recorre la historia de una familia numerosa norteamericana que tuvo seis casos diagnosticados de esquizofrenia entre sus hijos en el libro ‘Los chicos de Hidden Valley Road’ (Sexto Piso/Periscopi) con el que quiere combatir los estigmas de la salud mental, huir del sensacionalismo y ofrecer una “historia de esperanza” y superación de la familia.

En una entrevista del EP por su presencia en la Semana del Llibre en Català invitado por el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), ha explicado que un editor le propuso la historia porque buscaba un periodista independiente que pudiera explicar la historia y durante meses Habló con los integrantes vivos de la familia, primero por teléfono y luego personalmente para compartir “qué había pasado” y cómo se habían mantenido unidos.

El libro de Kolker alternó el relato de los delirios, las hospitalizaciones de cada hermano y la búsqueda cada vez más desesperada de ayuda por parte de la familia, con un recorrido por la historia del estudio de la esquizofrenia.

Dos formas distintas de superar el trauma infantil

Ha comentado que cuando conoció a las dos hermanas –las menores de los 12– imaginó un libro sobrio como «ayudaban a sobrevivir», pero comprendió que cada una de ellas había procesado los traumas infantiles de diferente forma: una poniendo límites y la otra volviendo a la familia y cuidando de los hermanos que lo necesitan.

Por ello, puso en primer plano tanto a ellas dos como a la madre, pero luego descubrió como las historias de algunos de los hermanos también tomaron un lugar “preminente” en la historia y la narración ganó dimensión con una perspectiva mayor.

“Rompecabezas”

Ha remarcado que dedicado mucho tiempo ha garantizado que la información brindada a la familia será correcta por que cada uno proporcionó una “pieza del rompecabezas” y había lagunas.

Ha explicó que la historia no podía ser censurada y que cuando dejó leer a miembros de la familia el libro antes de la publicación se sintieron “aliviados” al ver que no era un texto sensacionalista y cada uno ha tenido su propia reacción –para una de las hermanas ha sido cerrada una etapa–, y que ahora alguno de los hermanos se extrañan cuando vecinos les comentan sobre su familia.

Ha señalado que con el libro quería explicar qué se conoce de la enfermedad y qué ha aportado esta familia a la investigación, por lo que habló con muchos expertos, también con la voluntad de presentar el relato como “una historia de esperanza de progreso”.

Kolker ha señalado que quería visibilizar ese trabajo de los investigadores para que la obra no fuera un “proceso de acontecimientos trágicos” y fuera una historia humana, de progreso y de esperanza, pero que tampoco quería que fuera como si se tratara de un libro de texto explicativo de los diferentes estudios.

Una vez completado el libro, Kolker ha considerado que la familia tiene la oportunidad de explicar por si mismas sus vidas, y ha dicho que está haciéndose un documental del que ninguna formación parte y que espera que se centre en los “estigmas” de la enfermedad y no en los pasajes más oscuros de la historia.