Los fondos Covid o el robo del siglo en Estados Unidos

“Estoy en Dior divirtiéndome con el dinero / me he hecho rico con el EDD”. “Tú tienes que vender cocaína / a mí me vale con rellenar solicitudes / los fajos vienen directos al banco”. “Joder, esta mierda es mejor que pasar droga / me convert rápido en un defraudador / estaba metido en una celda / ahora me siento a esperar que me llegue un email”. Los versos del rapero Nuke Bizzle son el retrato de una época en EE.UU.: la del fraude a manos llenas con los fondos de ayuda para paliar la pandemia de Covid-19. EDD son las siglas en inglés del Departamento de Fomento Laboral de California, donde vivía Nuke Bizzle. Es el organismo estatal encargado de repartir los subsidios adicionales de desempleo subsidios ante el socavón económico que provocaron las restricciones para frenar al virus. La estafa era: supplantar la identidad de otros para solicitar y llevarse un subsidio de 600 dólares semanales adicionales que concedió el Gobierno. “Si tienes el número y el número / yo tengo la dirección / lo conseguimos”, cantaba. El pillaje fue generalizado oy fue mucho más allá del paro. Otros fondos de ayuda, como el Programa para la Protección de Salarios, destinados a pequeñas empresas, o el de Préstamos para el Desastre por Perjuicio Económico, fueron sangrados por los defraudadores. «Nunca había ocurrido nada así», ha asegurado a la cadena NBC Matthew Schneider, un tax antiguo de Michigan que ahora trabaja como abogado. “Es el mayor nuestro tiempo fraude”. Lluvia de dinero En marzo y abril de 2020, la economía de EE.UU., como la buena parte del resto del mundo, frenó en seco. Las restricciones generalizadas para evitar el avance del Covid-19, que ahogaba los hospitales y saturaba las morgues, forzaban el cierre de multitud de negocios y sectores. Con ello, se produce un socavón en el mercado laboral, con la pérdida de 21 millones de puestos de trabajo en un par de meses. El Gobierno de Donald Trump reaccionó con estímulos de 3,1 billones de dólares. Al año siguiente, con Joe Biden en la Casa Blanca, sumaron otros 1,9 billones de dólares. Noticia Relacionada estandar No Una pareja abandona a sus tres hijos y se fuga tras estafar millones en ayudas para el Covid-19 Dejaron una nota para los niños de 13, 15 y 16 años en la que decían “volveremos a estar juntos algún día” Noticias Relacionadas El objetivo era evitar el colapso economico, mantener el poder adquisitivo de las familias, reflotar el consumo mantener, negocios abiertos. Fíjese en los fondos públicos de los estadounidenses: cheques en metal para salarios inferiores a 100.000 dólares al año, semanas y semanas de subsidios adicionales para desempleados, prestamos a fondo perdido para pequeñas empresas… El dinero llegó en abundancia, pero muchas veces no fue a quien lo necesita. El desembolso bíblico contra la pandemia se realizó de manera alocada, con sistemas de adjudicación endebles, sin controles estrictos. La economía está en coma y la prioridad era que el dinero fluyera. La reactivación económica fue el ‘salvaje Oeste’. El resultado fue un fraude en gran escala. Según una estimación elaborada por el Departamento de Trabajo la pasada primavera, solo en subsidios al desempleo se escaparon 163.000 millones de dólares de los 900.000 millones dedicados a ayudar a los parados. El 10% de los fondos 80.000 millones de dólares se fueron a donde no debería El plunder en los fondos para empresas también fue descomunal. La gente inventaba empresas, mentía sobre su tamaño, exageraba en el número de empleados. Al menos 80.000 millones de dólares -el 10% de los fondos- se fueron a donde no deberían. Otros tantos se malgastaron en el programa para paliar el desastre económico en empresas. El problema es que, para abrir el grifo de dinero con la máxima rapidz, a los solicitantes de ayudas les bastaba con decir que la necesitaban. Apenas había que demostrarlo y no se revisaban de forma exhaustiva las peticiones. Las agencias estatales paron los pies a miles de solicitantes, pero muchos se llevaron el dinero. ‘ Coge el dinero y corre ‘ fue el espíritu de aquellos meses. Y los extravagantes casos de fraude que se han conocido desde entonces demostraron que fue un control. Una sola persona recibió subsidios de desempleo desde 29 diferentes estados. El mismo número de una gasolinera en Houston (Texas) fue utilizado para pedir préstamos a 150 supuestas pequeñas empresas. En Florida, dos vecinos aseguraron que tenían explotaciones agrícolas con decenas de empleados y cientos de millas de dólares de ingresos al año (todo era un invento, la ‘finca’ era el patio de su casa) para defraudar 1,5 millones de dólares. Una pareja de California rellenó peticiones de ayuda económica para 151 empresas: los 7,2 millones que recibieron se los gastaron en una mansión, un Maserati, otros dos coches y una huida en avión privado a Montenegro, donde fueron apresados ​​​​después de vivir varios meses como la ‘jet set’ (en su huida, se olvidaron de sus hijos; estos protestaron porque escaparon con el perro, y no con ellos). Los estadounidenses han asistido en los últimos meses tiene una gran cantidad de historias de defraudadores que gastaban el defalco en ‘lamborghinis’, ‘ferraris’, ‘bentleys’, joyas, hotelazos, moda de lujo…. Muchas veces, haciendo ostentación de ello en redes sociales. Un hombre de Georgia usó $ 57,000 de un préstamo en un negocio inexistente para comprar una tarjeta Pokémon. Era tan fácil conseguir dinero público, que hata un empleado del servicio público de correos, el US Postal Service, inventó una empresa para sacar fondos de ayuda y no se esforzó mucho en pensar el nom: ‘US Postal Services’. Llegó el prestamo. Punta del iceberg En aquellas semanas y meses convulsos, incluía enseñarse a uno mismo y hacer trampa en tutoriales de YouTube o instruir a otros interesados ​​en saquear las arcas públicas en cambio de un pellizco. Is lo que hicieron Alicia y Andrea Ayers, madre e hija del estado de Nueva York, que solicitaron más de trescientos prestamos para empresas inexistentes. Ni siquiera había que estar en EE.UU. para captar esos fondos. Buena parte del saqueo a los subsidios de desempleo -hay estimaciones que lo situan en la mitad- ocurrido desde el extranjero, con millas de personas que rellenaron peticiones online. Una investigación de ‘ProPublica’ mostró que llegaron solicitudes de direcciones IP de 170 países y que habían ‘granjas’ en China, Brasil o Nigeria con empleados rellenando datos para obtener subsidios. en YouTube, tiene más de 400.000 visitas- y al resto de los casos citados hasta ahora les han atrapado. Según ‘The New York Times’, la taxía ha impuesto cargos por fraude a los fondos Covid a 1.500 personas, de las cuales algo más de 450 han sido condenadas. Eso solo es la punta del iceberg del saqueo: hay andadas 39.000 investigaciones, se sabe que hay miles de casos más que nunca serán investigados. A por ellos El nivel del atraco se ve también en el número de llamadas al número de avisos sobre de la Agencia de Pequeñas Empresas (SBA), uno de los organismos que tramitaban los préstamos: tenían unas 800 llamadas al año y en los primeros doce meses de pandemia recibimos 148,000 avisos. Es probable que muchos se vayan de rositas por falta de tiempo: se tarda mucho menos en robar que en investigar el robo. Este mismo mes, Biden sucedió leyes para ampliar el período de prescripción para estos delitos de cinco a diez años. El presidente, quien culpó a su antecesor del caos en la concesión de préstamos y ayudas, se comprometió a perseguir a los acreedores hasta el final: “Mi mensaje a esos tramposos es el siguiente: no os podéis esconder. Os vamos a encontrar”. El problema es que hay demasiados tramposos y solo 500 personas trabajando en los casos. “Estoy seguro de que vamos a tener que usar hasta el último día de esos diez años”, aseguró al diario neoyorquino Kevin Chambers, el fiscal jefe para el fraude en pandemia del Departamento de Justicia. Varios abogados de los acusados ​​han utilizado en los tribunales de EE.UU. un argumento para rebajar las penas de sus clientes, y quizás tengan algo de razón: era demasiado fácil robar.