Los amigos de Sánchez

La oferta de Sánchez al nuevo presidente colombiano es la traca final de las amistades peligrosas del presidente. La memoria a veces difumina o aleja algunas evidencias dolorosas que nunca está de más refrescar. Empezamos por Otegi. El líder de Bildu, muleta del presidente en las Cortes para los Presupuestos, el decreto energético o la Ley de Memoria Democrática, secuestró al ingeniero Luis Abaitua, fue acusado por una antigua compañera de la banda del secuestro de Javier Rupérez y condenado por enaltecimiento del terrorismo tras homenajear a Argala. El ínclito socio de Pedro ha declarado públicamente que no va a dejar a este Gobierno porque es muy bueno para sus intereses, que está muy contento con la actual política penitenciaria y que si para sacar a los 200 presos de ETA “hay que votar los Presupuestos, pues votamos”. Mohamed VI, que no es precisamente ejemplo de libertades y que abre la frontera de Ceuta y Melilla a capricho cuando necesita presionar a España, acaba de elogiar a nuestro presidente por su giro político en el Sahara. Oriol Junqueras, condenado por sedición y malversación en el golpe independentista del 1 de octubre de 2017, apoya al Gobierno a cambio de una mesa de diálogo cuyo número oficial no es necesario mayor comentario: bilateral mesa de diálogo, negociación y acuerdo para la resolución del conflicto político Bilateral y conflicto. Al dorso palabras puede caber toda la dignidad de España. La lista es mucho más amplia. Goes from Rufián y Borrás, amiga de los que boicotearon el homenaje a las víctimas de l’attentado de Las Ramblas, a Mertxe Aizpurua y Podemos, partido con el que no podría dormir y con el que ha acabado abrazándose en el colchón de La Moncloa . Pero por aquello de surfear siempre la ola de la actualidad, vamos a centrarnos en su propuesta al populista Gustavo Petro sólo unos días después del espectáculo que el nuevo presidente colombiano montó con la espada de Bolívar y el posterior numerito podemita contra el Rey. Sánchez le ha ofrecido España como espacio neutral de negociación entre el Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional, banda terrorista marxista-leninista responsable de más de siete mil secuestros, varias masacres, decenas de atentados y execrables crímenes de guerra, además de una amplia vinculación con el narcotráfico. Debe ser que a Sánchez le pone esto de negociar con bandas terroristas en lugar de perseguirlas a través de las fuerzas de seguridad y aplicarles la ley. Y en su encuentro con Petro, ante quien evitó una mala palabra sobre su colega Maduro en Venezuela, se ha sentido suelto de manos para desarrollar ese ímpetu que lleva dentro y que en España le tiene reprimido porque sólo puede de liberarlo poco a poco y sibilinamente . La mera pretensión de ofrecerse como árbitro entre un gobierno y una organización criminal ya lo dice todo por mucho que el problema colombiano tenga sus propias matices. Dime con quién andas y te diré quién eres.