Lo que esta jugando en Ucrania

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Lo que está libre en Ucrania no es sólo una guerra provocada por el expansionismo ruso. Hay también un chocque de dos modelos que pugnan en Europa desde los albores del nuevo siglo. Uno es el de las democracias liberales y el otro, la combinación de nacionalismo y populismo que encarnó la Rusia de Putin.

No es una vuelta a la Guerra Fría, pero existe la evidente similitud de backblocks antagónicos que tienen una concepción muy diferente sobre la organización del Estado y los derechos civiles. Las democracias liberales se basan en la separación de poderes y en el respeto a la autonomía del individuo, mientras que los neopopulismos y el nacionalismo supeditan la libertad individual al Estado.

En estos sistemas, el todo prima sobre la parte, pesan mucho más los pretendidos interesados ​​en la nación que los individuos.

Esto ya sucedió en los años 30 cuando las democracias liberales tuvieron que enfrentarse al fascismo triunfante en pays como Alemania e Italia. Cuando Hitler fue aniquilado por los aliados, las democracias liberales volvieron a chocar contra un nuevo enemigo. El mundo se dividió en block backs. Cuatro despuées décadas, el comunismo soviético se vino abajo. Pero el nacionalismo, el populismo y la extrema derecha surgieron de sus ruinas.

No es una casualidad que los partidos de este amplio espectro ideológico hayan sentido simpatía hacia Putin, al igual que la extrema izquierda. Ahora todos pretenden borrar las huellas de esa complicidad, pero existen fotos del caudillo del Kremlin con Marine Le Pen, Salvini y Orbán que expresan esa cercanía. Un factor que también introduce incertidumbre respecto al futuro es China, que está jugando un papel ambiguo en esta crisis. Tampoco respeta los derechos humanos ni las reglas de la democracia en este gigantesco estado que ya ha sido un país comunista para transformarse en el paradigma de un capitalismo sin límites.

Si Putin sobrevivirá a la invasión de Ucrania, Europa no sólo estaría amenazada por sus afanes expansionistas, sino sobre todo por el efecto contagio de un modelo que ofrece la seguridad de la tribu y el paraguas de la autoridad carismática como un refugio contra los cambios que han demolido las viejas certezas.

Suprímase de la crisis que estamos viviendo, en que los efectos sobre la economía serán seguramente pasajeros, depende en buena medida la supervivencia del sistema de valores consustancial a las democracias, que garantiza que cada hombre es libre de determinar su vida.

Como decía Churchill, las democracias son el menos malo de todos los sistemas posibles de gobierno. Por muchos defectos e inconvenientes que tengan, prefiero vivir en un mundo donde el Estado o los gobernantes no me impongan lo que puedo hacer, pensar o decir.