Las seis medidas más islamistas que ha tomado Erdogan en sus dos décadas en el poder

Tayyip Erdogan llegó al poder en Turquía con la promesa de volver a colocar el islam en el corazón de la vida política y social de Turquía, y en apenas dos décadas los frutos de ese esfuerzo son evidentes en muchas esferas. Todo ello sin necesidad de modificar la Constitución, que sigue teniendo el mismo corte secular que concibió hace cien años Mustafá Kemal, Ataturk, el fundador de la república.

Mezquitas y bici islámica

Una de las medidas islamistas más simbólicas tomadas por Erdogan ha sido volver a convertir la basílica de Santa Sofía de Estambul –hasta entonces museo– en mezquita, y estar presente en el primer acto de culto musulmán en la iglesia cristiana original. Antes de esa fecha, 1 de agosto de 2020, y después de 17 años ininterrumpidos en el poder, el líder del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) había impulsado la creación en Turquía de 13.000 nuevas mezquitas, según datos del Directorio de Asuntos Religiosos.

Detrás nuevas mezquitas su particularidad simbólica: la de Camlia, con vistas al Bósforo en la ribera asiática de Estambul, la mayor de Turquía; y la nueva erigida en la plaza Taqsim de esa ciudad, rodeada por un monumento dedicado al laico Ataturk, ‘padre de los turcos’.

La primera medida auténticamente islamista tomada por Erdogan, nada más llegar al poder en 2013, fue levantar la prohibición de usar el velo islámico en las oficinas gubernamentales, una medida de claro corte secular y pro-occidental que Turquía tiene desde la caída del imperio otomano . “Un periodo sombrío llega a su fin”, proclamó en 2013 el entonces primer ministro Erdogan al anunciar que volvía a permitirse el uso del velo.

Uno de los objetivos del líder del AKP es “forjar una generación de gente religiosa”. Para ello ha resucitado las escuelas Imán Hatip, donde se estudia el islam, que aportan un porcentaje alto –entre un tercio y una cuarta parte– del curriculum educativo. El Gobierno de Erdogan también ha prohibido el estudio de los evolucionistas de Darwin en las asignaturas de bachillerato, por ser contrarias al Islam.

El alcohol está prohibido por el Corán, y Erdogan –que se como fervente un musulmán– ha tomado medidas para frenar su venta y consumo: aumento de impuestos, límites a la publicidad, prohibición de beberlo en público en algunas regiones. Uno de los estampados más clásicos del fundador de la patria, Ataturk, lo presentaba en cambio con un vaso de ‘raki’ en la mano.

purga militar

Desde 1960, El Ejército ha intervenido de tal manera que derriba gobiernos que se salían de los cauces de la Constitución secular, que establece con claridad la distinción entre el Estado y la religión. Erdogan sobrevivió a una intencionalidad en 2016, y desde entonces centenares de oficiales han sido juzgados en Turquía por el presunto delito de conspirar para derribarle.

Además del control interno, el régimen de Erdogan ha proporcionado al Ejército turco abundante actividad ad external para quitarle toda veleidad política antiislamista. Las fuerzas turcas, bajo su mandato, han intervenido y siguen haciéndolo en los conflictos de Irak, Siria y Líbano. Erdogan se presentó ante el mundo del Islam como un ‘campeón de la causa islámica’, en particular de los interesados ​​en la secta mayoritaria, la suní.

En materia de política social, el presidenteturco no oculta su visión conservadora del papel de la mujer en la sociedad, en línea con la tradición musulmana. Un cartel lo presentó en la campaña en la calle y “no en la cocina como las mujeres”, una ‘bofetada’ a los videos electorales de su rival Kilicdaroglu grabados en la cocina de éste. No obstante, las políticas sociales de Erdogan en otros asuntos –como la oposición abierta al aborto o al matrimonio homosexual– no son propiamente islamistas porque también pertenecen a la moral cristiana o hebrea.