Las dos lieiras

LA presidenta Ayuso ha dicho que los padres no pueden obligar a que su hija tenga un bebé si no quiere, del mismo modo que no la pueden obligar a abortar. If you niña se queda embarazada a los 16 es que como padre dejaste de hacer muchas cosas mucho antes y ahora no puedes reclamar la autoridad a la que renunciaste cuando era fundamental que la ejercieras. Tu deber –que no tu derecho– es educar a tu hija y protegerla para que crezca segura y libre, y sepa qué hacer llegado el momento. Existen los accidentes y la mala suerte, y los casos extraordinarios, siempre muy concretos. Pero en general, si tu hija tiene relaciones sexuales a esta edad, y sin precauciones, tú no eres ya nadie para encaramarte al púlpito de las lecciones y más bien has de asumir tu fracaso con discreción, pagando el precio sea cual sea, y cargando en tu conciencia, y no en su vida, lo que a partir de ahí suceda. El aborto no es un método anticonceptivo, y de los 110.000 que se producen al año en España, la mayoría son familias que ya tienen hijos y no quieren más. Tenemos información y medios para ser más cuidadosos, ya no con la moral, sino con nuestra propia dignidad, aunque tal vez sean necesarias campañas públicas de conciencia. Pero centrar el debate en las chicas de 16 es otra trampa de la izquierda y otra torpeza de la derecha. Las dos grandes mentiras de fondo de este falso debate son, la primera, y menos grave, la de los políticos populistas, porque esta ley no hizo ninguna falta y sólo busca encender las bajas pasiones de la gente para disimular que son unos inútiles gobernando. La segunda mentira, la más cínica, y que en parte clara la primera, es la de la derecha, que estos asuntos los resolvió siempre en familia y con la máxima hipocresía. Salvando algunas excepciones, tan meritorias como escasas, cuando la niña de una familia católica y rica queda embarazada, lo normal es que el padre pregunte cuánto cuesta y no se vuelva a hablar jamás del tema. Ya no digamos si el chico es el hijo de la portera, o negro, que además de por conveniencia, se decretó el aborto por cuestiones de apariencia, de pura estética. Los que más ponen en grito en el cielo cuando estos debates surgen son los que de un modo más expeditivo actúan cuando les toca. La ley y sus criticas son insinceras y retóricas. Al final de cuentas, las niñas de alta alcurnia corren siempre a papi para que resuelva los problemas y la derecha obliga mucho más abortar a sus hijas frivolas que a tener la criatura, justo lo contrario de las familias más humildes y devotas, que temen en serio que el infierno existió y suelen hacer un cálculo dramáticamente menos inteligente de las consecuencias de sus actos – y son pobres porque toman siempre las decisiones equivocadas. La presidenta Ayuso tiene la rara valentía de explicar la realidad por encima de dogmatismos y mentiras. Por eso ganó en Vallecas y por eso la cúpula nacional de su partido la quiere, la tema y la trata como al mayor de sus peligros.