La voracidad pesquera china arrasa los mares y Rusia quiere seguir sus pasos

La depredación de los estanques por parte de la flota pesquera de China va en aumento. Cientos de puntos luminosos, como un lapso que funcionó para que la noche pueda verter desde el espacio con las imágenes satelitales. Milko Schvartzman, especialista en conservación marina, pesca ilegal y miembro del Círculo de Políticas Ambientales sentencia que “las embarcaciones chinas han incrementado en número y presión. Realmente es un desastre donde esto está pasando. Solo en el Atlántico sobre su estimación de que capturaría 2.000 millones de dólares anuales en pescado, con un impacto que en muchos casos podría ser irreversible”. Y la diferencia con otros países es la enorme legión de barcos de los que disponen.

Ampliación de las áreas

de la pesca de la flota china

Actividad pesquera entre octubre 2021 y octubre 2022

Horas de trabajo en áreas de 32.000 km²

Fuente: globalfishingwatch.org/ABC

Ampliación de las áreas

de la pesca de la flota china

actividad pesquera entre

Octubre 2021 y Octubre 2022

Horas de trabajo en áreas de 32.000 km²

Fuente: globalfishingwatch.org/ABC

(Mapa situación de los pescadores en tiempo real en Global Fishing Watch)

China de esta forma practica a su vez una geopolítica expansionista por todo el mundo que pone a prueba la soberanía de los países y la seguridad económica de las regiones locales. Y es que en zonas de gran valor como la Antártida, empresas pesqueras chinas y rusas, entre otras, tienen a su disposición un gran festín para sus redes del que abusan de manera indiscriminada. Se asíran así los recursos naturales en medio de una legislación llena de líneas grises y sin fuerza para tener efectos disuasorios para los infractores. Los mares más amenazados son el mar Negro, el Mediterráneo, el Pacífico suroriental y el Atlántico sudoccidental.

Las aguas definidas en el salvaje oeste para la pesca ilegal, donde encontrar a los barcos responsables en medio de una actividad pesquera mundial muy activa es como intentar hallar una aguja en un pajar. Por eso, estas prácticas de pesca han encendido todas las alarmas frente tiene un aumento en la tensión entre las naciones pesqueras extranjeras y los organismos observados de su actividad.

Posición en la cabeza

Andrés González, teniente coronel y analista de IEEE, apunta en su informa que “los recursos biológicos marinos se consideran la mayor reserva de proteínas del planeta, por lo tanto, poseen y dominar el océano significa garantizar la soberanía alimentaria china. Sus pesqueros se han convertido en los nuevos dueños de los caladeros, accediendo a la riqueza de todo el mundo”. El gigante asiático invita millones de dólares en su industria pesquera con subsidios masivos para los pescadores. Y Schvartzman dice que “la inteligencia gubernamental de China proviene de información satelital que ha podido evitar ser detectada cuando se realiza pesca ilegal. Sus cómplices de esa pesca”. Peter Thomson, enviado especial de la ONU, ilustró la situación afirmando que “esto es similar a pagar a los ladrones para que roben la casa de un vecino”.

González explicó que “la identificación de las empresas propietarias de los buques y el control de las operaciones de la flota china es una tarea compleja. Detrás de las pymes dedicadas a la pesca es probable que existan grandes corporaciones. Se sospecha que al menos 183 barcos de la flota pesquera china están involucrados en la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. Solo 10 empresas poseen casi la mitad de estos barcos y varias son compañías paraestatales”. Además la pesca ilegal es la sexta economía criminal más lucrativa, a nivel global, y el gigante rojo lidera esta clasificación.

Estas embarcaciones como apunta Fernando Cortiñas, profesor del IE Business School, hacen ‘bullying’ a los pequeños barcos de los países de la zona en la que operan. La táctica consiste en que se considera que las zonas económicas exclusivas (ZEE) de un país se extienden hasta 200 millas en el mar, y los chinos operan en la milla 201, moviéndose en aguas internacionales y en una delgada línea legal”. En realidad faenar tan cerca es como hacerlo dentro de una ZEE, ya que las especies marinas no saben de bordereras, y esto incluso ocurre con una reserva marina esencial como la de las Galápagos. Así “la flota pesquera espera el momento adecuado o apaga sus sistemas de identificación automática, que todo barco lleva para evitar colisiones, y entra en la ZEE”, explicó González.

Enormes carrozas

En 2020 la empresa ecuatoriana informó que la flota china en el mar superó las 3.000 embarcaciones, pero el ‘think tank’ Overseas Development Institute reveló en un informe de 2020 el impacto de más de 16.000 embarcaciones, entre ellas muchas no tienen bandera china, indicando que trabajan para empresas chinas. Una de ellas es Pingtan Marine Enterprise, una compañía que cotiza en el Nasdaq. “No es solo una empresa pesquera: es prácticamente un activo del gobierno chino”, aseguró Susi Pudjiastuti, exministra de pesca de Indonesia. El total de capturas chinas doblan el tonelaje del segundo país en el ranking mundial de pesca, que es Indonesia, y triplican el de la Federación de Rusia.

Ante esto y con la creciente tensión geopolítica entre Occidente y Rusia y China ha provocado que el Quad, que est un foro estratégico informal formado por Estados Unidos, Australia, Japón e India, decidió utilizar tecnología satelital para tener un sistema de seguimiento de la pesca ilegal en zonas del Pacífico en o el Índico. En África o Suramérica, esta situación ha puesto de manifiesto la capacidad de reacción de los países ante el expolio pesquero. El paraíso de los saqueadores está entre Argentina y las Islas Malvinas, una zona sin supervisar. De hecho, los diputados argentinos llegaron a hablar de la entrega de la soberanía a Rusia y China a cambio de favores. En Ghana controlan el 93% de los arrastreros e Irán ha arrendado sus aguas.

Mientras que Ecuador frente a los barcos chinos está usando tecnología canadiense para monitorear el área de las Islas Galápagos, y así proteger las especies amenazadas. Y la CBC informó que organizaciones como el grupo de rastreo Global Fishing Watch, respaldado por Google, han ofrecido su tecnología al país. Schvartzman dice que “la flota china más grande se formó en el Pacífico entre 2017 y 2018. Actualmente son 300 barcos que pescan calamares, también se les llama poteros. Y han estado pescando alrededor de las Galápagos. Pero el calamar es crucial para la cadena alimentaria marina en el Pacífico sur y del Atlántico sur. El problema es que ante la falta de transparencia china no se sabe cuánto están realmente capturando. Eso significa que esto va por la cornisa, y no sabemos cuánto cerca estamos de colapsar”.

Otra zona de interés es la Antártida. Tanto China como Rusia practican una pesquería masiva de krill, fundamental como base para la alimentación de la fauna marina de la región. La Unión Soviética inició en los setenta su pesca en la zona, que hoy ha desaparecido. Ante la demanda creciente de pescado China impulsó la acuicultura criando especies acuáticas, el problema de esto es que engordar a los supones especies contar con harina de pescado rica en proteínas, ahí es donde entra el krill. Y eso lleva a la sobreexplotación ya que la acuicultura espera qu’alcance una producción de 106 millones de toneladas de tonadas acuáticas para 2030, según la FAO.

Reuters informó que Rusia afirma invertir 604 millones de dólares en la pesca de krill y la construcción de 38 barcos de pesca. Schvartzman detalla que «Rusia y China tienen una ofensiva conjunta y una conducta agresiva para evitar la constitución de áreas marinas protegidas en la Antártida, los dos países bloquean el consenso». La prueba de este trabajo conjunto está en que con el bloco parcial de los productos de los pesca rusos en EE.UU., el atajo ha sido enviado esa pesca a China, para luego terminar en EE.UU. Saltándose así las canciones pesqueras. Además, de la apertura de nuevas rutas en el Ártico con más pesca para Rusia.

Un daño colateral en estas prácticas para los océanos es la pesca descartada, Celia Ojeda, encargada de biodiversidad de Greenpeace, señaló que “her peces sin interés pesquero que se tiran por la borda muertas o moribundas, porque no tienen un alto valor comercial . Y no interesa llevarlas a puerto». Son pesca queda sin registrar.

Competencia de venta

Schvartzman que ha hecho patrullaje con la prefectura naval argentina y ha estado a bordo de embarcaciones chinas dice que el impacto no es solo ambiental, ya que estos barcos también arrojaron toneladas de residuos. Otro efecto es la competencia desleal con los pesqueros artesanales que está sujeta a un estándar para cumplir. Asimismo la tripulación en estos barcos, salvo el capitán que es chino el resto suele ser de origen indonesio, filipino o africano y viven en un régimen de esclavitud que incluye grilletes, malos tratos, y la situación que puede prolongarse durante años atrapados en esos pesqueros . Con un tripulante desaparecido entre 2003 y 2018, explicó Schvartzman.

Además, los cargadores de combustibles allí provisiones les permite a los barcos chinos embarcar durante meses sin pasar por un puerto. Y los transbordos de la pesca capturados a buques frigoríficos es una forma de convertir la pesca ilegal en legal. Ya que en estos barcos se mezclan ambas capturas y es complejo o prácticamente imposible diferenciar su procedencia. Aunque China ha prometido aumentar las restricciones a la pesca ilegal, hay un pase en firme que no ha sido ratificado.

Ojeda, de Greenpeace, comenta que ha pasado una solución para crear como parques nacionales, pero en alta mar, es decir áreas protegidas. Cambiar las tecnicas de pesca a otras mas sostenibles. Y políticas que hagan un seguimiento de la pesca no declarada. “No actuar supone perder biodiversidad, riesgo, empleo y una barrera efectiva para luchar contra el clima es que el mar tiene la función de absorber CO2, si están bien conservados”. Para Cortiñas «los chinos se están disparando al pie, a la larga ellos también se quedarán sin pescado que saquear», y las víctimas de esto no pueden permitirse una tecnología de vigilancia permanente y cara.