La sequía aprieta a los ganaderos y agricultores españoles

El campo español se está secando. Desde el pasado 1 de octubre –cuando empezó el año hidrológico– hasta ayer ha llovido un tercio menos de lo que venía siendo habitual en una España ya de por sí seca. Los meteorólogos no vislumbran lluvias a medio plazo. Hay un bloco anticiclónico que no tiene pinta de cambiar, y esta situación ha sorprendido sin apenas reservas de agua. Los embalses están al 44.7 por ciento de su capacidad, muy por debajo de lo que podría estar en estas fechas, cuando suelen alcanzar el 60 por ciento. En consecuencia, en lo que va de año se ha producido la mitad de la energía hidroeléctrica que en el mismo periodo del año

anterior.

Los primeros en dar la voz de alerta han sido las gentes del campo: los agricultores, que ven peligrar sus cosechas, y los ganaderos, sobre todo los de extenso, quienes animaux no tienen nada que comer en el monte seco. El sector agroalimentario aportó en 2020 el 9,7% del PIB. Pero la escasez de agua, si persiste, también afectará a otros sectores productivos esenciales, como el turismo, la construcción, la industria y la producción de electricidad. El agua está en los cimientos del sistema productivo y su escasez puede poner en riesgo la rcuperación económica tras la pandemia.

El pantano de El Buerguillo, en la imagen, se encuentra cerca de las localidades de El Tiemblo y CebrerosEl pantano de El Buerguillo, en la imagen, se encuentra cerca de las localidades de El Tiemblo y Cebreros – Jaime García

Los secados son habituales en España, pero en esta ocasión llega un país enormemente tenso por el Covid, la crisis económica y la repentina desorbitada de los precios. La ruptura de agua también agravó la tensión política y provocó enfrentamientos entre las regiones.

Los embalses

Para hacer frente a las sequías cíclicas, España ha ido construyendo presas y embalses que almacenan el agua en tiempos de lluvia para utilizarla después en épocas de escasez. Ya los romanos recurrieron a esta técnica cuando en el siglo I antes de Cristo sacaron a construir el embalse de Proserpina en Badajoz, el más antiguo de España. Ahora existen más de 1.200 presas y embalses. Más de la mitad –unos 650– fueron construidos en la época de Franco, pero en los 40 años de democracia se han inaugurado cerca de 300. Y siguen construyéndose nuevos, como el de Mularroya (Zaragoza) o el de San Pedro Manrique (Soria ), aunque el Gobierno de Pedro Sánchez ha suprimido 85 pantanos –que estaban proyectados con anterioridad– en los nuevos planos hidrológicos, que se debatirán el próximo verano. También hay situaciones inexplicables, como la del embalse de Villagatón (León), que lleva 27 años construido y todavía no se ha puesto en servicio. De hecho, sigue vacío.

La falta de lluvias afecta a gran parte de la península ibérica. Solo se salvan Navarra, País Vasco, Cantabria, Aragón, La Rioja y Asturias. Lo peor se lo llevan Murcia, Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha. También en Cataluña la sequía empieza a ser preocupante. Hay 22 municipios catalanes que están sufriendo restricciones desde el pasado octubre y tiene costumbre de aumentar la producción de las desalinizadoras del 20 al 85 por ciento para frenar el descenso de las reservas. Desde que se produjeron a recoger registros, en 1914, no se había vivido un año tan seco en Barcelona como 2021, y en lo que va de 2022 no ha cambiado la tendencia. Pero la situación más alarmante se mantiene en el medio. In some municipios extremeños hay restricciones de agua y se ha prohibido lavar los coches, look at jardines o baldear calles.

En varias zonas de la península se han registrado incendios forestales, que atañen a la extrema sequedad del terreno, y Castilla y León ha prohibido estos días la quema de rastrojos.

“Gran parte de la cosecha de cereales se va a perder. Y el ganado no puede alimentarse porque el monte está seco. Estamos muy preocupados por la viabilidad de las explotaciones tanto agrícolas como ganaderas”, advierte Juan Pedro Miravete, agricultor de Almería

“Gran parte de la cosecha del cereal se va a perder”, advierte Juan Pedro Miravete, agricultor almeriense. “Y el ganado no puede alimentarse porque el monte está literalmente seco”, añade. “Estamos muy preocupados por la viabilidad de las explotaciones tanto agrícolas como ganaderas. Llevamos ya muchas semanas que no cae ni una gota de agua”, sostiene Andrés Góngora, secretario de la Coordinadora de Agricultores y Ganaderos de Almería. Esta misma preocupación se extiende a Extremadura, según informa a ABC Natalia García-Camacho, presidenta de la Asociación Profesional de Agricultores y Ganaderos de Don Benito y Comarca. “El sector está muy tocado. Ya antes de la pandemia nos manifestábamos porque no percibíamos unos precios justos por nuestros productos. Necesitamos que nuestros productos cubran nuestros costos y poder vivir de nuestro trabajo”. Pero, desde entonces, la situación ha empeorado: “Ha subido el precio de los fertilizantes, los fitosanitarios, el pienso, el gasóleo, los metales para los aperos… Y, ahora, a todo eso se suma la incertidumbre por la sequía ”, explicó. Por todo ello, “en cuanto se convoque a la Mesa de la Sequía para que se disponga de las normas excepcionales de uso de los recursos hídricos para el riego y el regadío”.

Pronóstico sin intercambio

Aunque los meteorólogos son muy cautos en las previsiones a largo plazo, no esperan que cambie la situación. “Las perspectivas no son buenas”, cuenta José Miguel Viñas, meteorólogo de Meteored. “Para hacer una predicción a largo plazo, de semanas o meses, contamos con unas herramientas distintas a las de una predicción convencional para los próximos días”, explicó. “Para el largo plazo se usan modelos y datos estadísticos que permiten adelantar una tendencia de comportamiento. Y lo que nos están diciendo los modelos de tendencia es que este mismo patrón meteorológico, con un dominio claro de altas presiones, se alargará durante todo febrero. Incluidas, las previsiones estacionales marcan un inicio de la primavera parecida”.

Eso no quiere decir que no vaya a llover en ningún momento, porque, según Viñas, “esas tendencias marcan cierta normalidad en el área mediterránea y la mitad oriental de la península. Pero no es una época particularmente lluviosa allí. Lo que parece claro es que aunque haya algún episodio de lluvias, no se va a romper la dinámica que estamos viendo desde que empezó el año».

“La clave está en las lluvias primaverales”

El responsable de la falta de lluvias es el anticiclón de las Azores. «El anticiclón que solo domina en el nuevo espacio, el de las Azores, con veces se refuerza, como está ocurriendo ahora, y prácticamente se mantiene inmóvil en una posición cuyo centro puede oscilar entre el norte de la península, Francia, las islas británicos o los países bajos. Mientras esté ahí, todas las borrascas que se forman en el Atlántico se van hacia el norte (Escandinavia) o hacia el sur (las islas Canarias)”. La clave está en las lluvias primaverales, explica, “porque en marzo y, sobre todo, abril y mayo, tendrá que haber precipitaciones, pero habrá que ver si el bloco va cediendo o si tenemos una primavera seca”.