La sedición, una derrota para el PSOE

Editorial ABC

26/11/2022

Actualizado a las 2:10 p. m.

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Una nueva investigación de ABC realizada por GAD3 reveló el progresivo desapego de los votantes del PSOE frente a la decisión de Pedro Sánchez de reformar el delito de secesión para beneficiar más a los líderes independentistas catalanes condenados por el ‘juicio’ y, en segundo lugar, reflejan la nula identificación del ciudadano con otro globo sonda lanzado como es modificar a la baja también las penas por malversación de dinero público. Se trata exactamente de los dos delitos por los que fueron condenados los líderes separatistas, y en el caso de la malversación, supondría derogación de facto de las penas de inhabilitación, lo que permitiría a los condenados volver a presentarse a elecciones en futuras citas electorales . Aún no hay ninguna propuesta formal para modificar las condiciones que rebajen la malversación, pero lo cierto es que nadie del Gobierno ha negado taxativamente esa posibilidad para las próximas semanas o meses. Los datos del probeo son reveladores: el 65.9 por ciento de los españoles se opone a desactivar la sedición, y más aún, el 76.8 por ciento rechaza privilegiar a los malversadores. Y en caso de los votantes del PSOE, las cifras resultarán ansiosas para el Gobierno porque revelan que una gran mayoría de ellos no se identifica con estas medidas. De hecho, solo uno de cada cuatro está de acuerdo en abaratar la sedición, y solo uno de cada diez sería favorable a aliviar el castigo por la malversación. El divorcio en este sentido parece notable.

Sin embargo, el cálculo de riesgos electorales no tiene visas de condicionar a Sánchez ni a hacerle rectificar. El PSOE, con Sánchez a la cabeza, ha recorrido un largo camino para asentar su alianza con Podemos y normalizar la relación con socios como ERC y Bildu hasta imbricarse en un proyecto político común. El problema de esta deriva de los socialistas ya no se basa en la mera cesión con acuerdos puntuales para lograr votos en el Congreso y aprobar leyes. No es un problema de simple aritmética parlamentaria que el presidente salva como puede. La cuestión es que este PSOE se ha mimetizado tanto con sus socios que ya ha asumido e interiorizado como propios todos sus postulados. Por eso sería una lectura equivocada sosteniendo que Sánchez cede a chantaje lastimosamente o en estado de necesidad. Pero, existe una verdadera comunidad de pareceres y diagnósticos para instaurar una nueva etapa constituyente en una España completamente diferente. Así lo demuestran los mensajes del Gobierno respecto a la España plurinacional; su empatía con tesis soberanistas; la degradación y ocupación de las instituciones básicas del Estado; el desmerecimiento del propio papel del Parlamento; o la imposición de dogmas sociales conforme a un pensamiento único. Sánchez no solo tiene dependencia de sus socios. Vaya más allá, exhiba una visión común para otra España, una simbiosis política y un mismo magma de interés que confluyen.

En este contexto, la reforma de la sedición no es ninguna exigencia de Europa a España. Es solo un instrumento más en el compromiso soldado por esta alianza para cerrar el paso a cualquier otra fórmula futura de Gobierno. Sánchez y sus socios ya solo son una prolongación de sí mismos, un mismo corpus político, y ahí el radicalismo del PSOE se topa además con un desconcertante silencio interno en el partido, donde cualquier debate ha sido laminado. Ya no es creíble la doble cara de algunos regionales del partido que son muy críticas con la reforma de la sedición ante los micrófonos para tranquilizar a su parroquia de votantes, pero igual de condescendientes que Sánchez con los separatistas a la hora de votar.

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