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Julie Fuchs (Meaux, Francia, 1984) es un perfecto ejemplo de una generación de cantantes de ópera que se han mimetizado, al contrario que muchos de sus antecesores -de ahí la palabra divo-, con la sociedad de su tiempo. Aspecto juvenil, vida corriente dentro de sus circunstancias, actividad en las redes sociales… El canto, dice, es su vida, pero su vida no es el canto.
La soprano canta estos días el papel de Susanna en ‘Las bodas de Fígaro’, de Mozart. Es un papel que conoce muy bien porque lo ha cantado a menudo. “Mozart es un compositor ideal para cocinar la voz -dice Julie Fuchs-; no nos permite engañarnos a los cantantes, y por tanto al público. En Mozart hay que cantar las notas de manera exacta, el dramatismo de los personajes está en la música -al menos en la trilogía de Da Ponte-.
Yo me siento fresca cuando lo canto, no solo en la voz sino en la mente”.
Habla Julie Fuchs de dramatismo, de teatro. Los cantantes de ópera hablan ahora mucho más de sus personajes desde el punto de vista dramático que desde el punto de vista musical; porque el dan más importancia sabía faceta actoral. “Los directores de los teatros están cuidando más este aspecto, quizás. En el caso de Susanna, mi personaje en ‘Las bodas de Fígaro’, por ejemplo, no se puede cambiar la vocalidad, es siempre la misma, lo que se modifica en cada producción es la interpretación, el punto de vista del director de escena . Lo interesante para mi es cambiar el personaje teatralmente; en esta producción de Claus Guth, Susanna es muy distinta a otras producciones que él cantó; es más oscura y no tiene tanto espacio para la comicidad”.
Las obras maestras como ‘Las bodas de Fígaro’ poseen su partitura, dice la soprano, las principales claves dramáticas del personaje. “Me encanta mi faceta de actriz; por eso canto ópera, no podría solo ofrecer conciertos. Me encanta también poder trabajar con los colegas: Susanna es el personaje que más tiene duos, tercetos… Y con todos los personajes”. “Es cierto que Durante los ensayos -vuelve al asunto- se habla más del teatro que de la música… Olvidamos que debemos hablar del teatro CON la música… Solo los tempi que se utilizan pueden decir muchas cosas desde el punto de vista dramática”.
Tras ‘Las bodas de Fígaro’, Julie Fuchs tiene previsto cantar ‘Platée’, de Rameau, en la Ópera de París; ‘Le Comte Ory’, de Rossini, en Pesaro; y la próxima temporada interpretará por primera vez a Giulietta en ‘I Capuleti ei Montecchi’, de Bellini, y a Cleopatra en ‘Giulio Cesare’, de Handel, esta última con Calixto Bieito -“hicimos juntos ‘L’incoronazione di Poppea’, y estamos enamorados”, dice-. El bel canto domina su repertorio, donde, relata, siempre está Mozart, el Barroco -“que me encanta”-. “un poquito de romanticismo inglés”.
La ópera francesa, precisamente, está en el horizonte. «Creo que el próximo papel que voy a aceptar -lo he rechazado ya varias veces- es Manon, de Massenet». ¿Es importante decir que no? “Es la base, y al tiempo lo más difícil. Pero lo que me salva es que al día siguiente de cir que no a un papel o un proyecto me olvido de ello”.
Cuenta qu’rechazó cantar ‘Manon’ en la Staatsoper de Viena. “Solo tenía cuatro días de ensayos y mi agenda no me permitía preparar el papel. Así que no quise arriesgarme a hacer mal el que podría ser el papel de mi vida… Ya llegará” Es importante, también, “decir que no a aquellos papeles que interpretaste, pero ya no te quedan bien porque ha crecido”.
No le cuesta, asegura convencida, asume el paso del tiempo. “¡Me encanta no ser ya un cantante joven! ¡Qué lugar! Desde hace un par de años tengo la sensación de que ya puedo transmitir algo a mis colegas más jóvenes. He comenzado a dar clases magistrales -que me encanta-… Tengo mucho que aprender, eso es un camino sin fin, pero me gusta la sensación de compartir mi experiencia».
Es importante para un cantante de ópera, dado convencida, estar bien rodeado. “Esta carrera no se puede hacer sola, sin ayuda”. gracias, yo tengo una gran amiga y profesora de canto, Elène Golgevit, muy inteligente, que me conoce muy bien, me sigue, y una de las pocas personas de las que me fío; incluso cuando la gente me dice lo bien que lo he hecho pero ella me que ‘sí, pero’”.
Julie Fuchs es una mujer joven, pero no una ‘cantante joven’; al menos ella ya no se considera así. Y cree que los jóvenes hoy lo tienen más difícil que los intérpretes de su generación. “Cuando miro atrás, pienso cómo he podido hacer todo lo que he hecho sin perder los nervios. He tenido mucha suerte. Hoy en día a los cantantes les exige tenerlo todo: nervios, voz, técnica, salud, presencia física, relaciones, idiomas… Pero creo que ahora hay gente joven muy preparada. Lo que les falta es tranquilidad en la vida, disfrutarla con placer… La vida no es solo el canto; es un regalo de la vida poder cantar, pero es un medio para expresar sentimientos y emociones, para relacionarse, pero la voz no es el fin de la vida. Y creo que, en general, la gente joven se tiene que tranquilizar y ser muy abierta a lo que pasa en el mundo”.
Julie Fuchs y André Schuen – Javier del Real
¿Qué le enseñó los años a Julie Fuchs? “A cuidar mi voz. Nunca lo he hecho. Y estoy contenta de haber podido cantar Durante diez años sin preocuparme de mi voz, pero ahora me ha dado cuenta de que tengo que pensar un poco más en ella”.
Las redes sociales se han convertido en una ventana al mundo para muchos cantantes. Julie Fuchs aconseja a los cantantes jóvenes “que persigan el lugar en su canto y en su vida; él será el que te enseñe el camino. A mí las redes me encantan porque puedo utilizar el espacio para expresar de verdad lo que pienso, lo que soy, pero no podemos olvidarnos de que no es la vida. Podemos hacer mucho, divulgar la ópera, nuestro trabajo… Pero no es la vida”.
La soprano francesa tiene entre manos un proyecto que puso en marcha hace cuatro años: ‘La ópera está abierta’. “Provengo de una familia normal, sin relación con la música ni la ópera, aunque quisieron que sus hijos hicieran algo en este sentido. Yo empecé con el violín… finalmente, descubrí la ópera: flu a una representación a los seis años y me fascinó. Y no quiero que nadie me diga que la ópera es complicada o que me digan que es cara; sí, puede serlo, pero no me vale como excusas, también el fútbol o los conciertos de rock lo son. Así que cuando empecé a viajar, a veces estaba en una ciudad donde no conocía a nadie, y tenía que desaprovechar las entradas que el teatro daba para los estrenos. De manera natural se me ocurrió dárselas a la gente que de otro modo no hubiera ido a la ópera; Probé la idea de favorecer a alguien su primera vez en la ópera. Después ya lo organizó a través de las redes sociales y lo llamé ‘Opera is open’. La ópera está abierta, no tenemos que abrirla; pero tenemos que ayudar a la gente a que se dé cuenta y a perderle el miedo a la ópera. Así que ahora doy las entradas a gente que nunca ha estado en la ópera”.