La nueva amenaza de un Al Qaeda sin santuario afgano

Cuando Al Qaeda pudo liderar y financiar a Osama Bin Laden en una operación de Estados Unidos en Pakistán, necesitó tres meses para anunciar de forma oficial el nom de su stituto. Ayman Al Zawahiri reconoció entonces el testigo y desde 2011 ha sido la cabeza de la organización, figura la que todos los grupos franquicia en Afganistán, Pakistán, Península Arábiga, Magreb, Sahel y Oriente Medio han mostrado lealtad. La reciente operación ordenada por Joe Biden contra Zawahiri en el corazón de Kabul descabeza una vez más a AQ y abre una gran incógnita sobre Afganistán, el lugar que hasta ahora había sido todo un santuario para los yihadistas árabes, sobre todo desde el regreso de los talibán al poder. Zawahiri fue abucheado por los rojos Haqqani, la facción talibán reclutada desde seguridad en Kabul.

Andrew Watkins, experto en la región y exanalista del International Crisis Group (ICG) destaca en redes sociales que esta operación ha provocado “mucha especulación sobria si los talibanes, o personas internas del movimiento, cooperaron con el ataque con aviones no tripulados de EEUU » y le parece llamativa la «tibia respuesta» del movimiento islamista. 24 horas después de la nota de prensa de Biden, Abdul Salam Hanafi, viceprimer ministro del Emirato, insistió en que «el ataque contra él violó la soberanía de nuestro país» y defendió que «no lo usaremos como defensa contra nuestro país». una idea que repite desde la al poder. Desde Washington hacen la lectura opuesta y acusan a los islamistas de no cumplir con lo pactado en Doha por dar cobijo a AQ.

Respuesta en el aire

La respuesta de la organización o una posible venganza a la muerte de Zawahiri depende de la persona que sea designada como nuevo Emir y eso es toda incógnita debido a los sucesivos golpes sufridos por Al Qaida Central, el núcleo ideológico cuya base en las últimas décadas ha Estado entre Pakistán y Afganistán. Otros problemas son que algunos de sus miembros históricos como Saif Al Adel, al que muchos señalan como sucesor natural de Zawahiri, llevan años residiendo en Irán. No será sencillo que los seguidores de AQ, paradigma del salafismo yihadista, juren lealtad a líder protegido por la mayor potencia chií de la región.

Ahora todas las miradas están puestas en Afganistán. Entre todos los puntos que tenían en común Bin Laden y Zawahiri, destacaba su estrecha relación con los talibanes ya que ellos estaban incluidos en este país antes de que estos estauraran el primer Emirato en 1996. Desde entonces cooperaron con las necesidades y los yihadistas árabes fueron en claves El entrenamiento militar de comandos y suicidas de los islamistas afganos. De entre todas las facciones talibanes, la Haqqani roja nació de la más próxima al ejército de árabes instalado en la parte más ancha de la frontera entre Afganistán y Pakistán.

El acuerdo con Estados Unidos para la retirada de tropas, que abrió las puertas al regreso al poder talibán, especificaba que Afganistán dejaría de ser un santuario para Al Qaeda, pero esto no ha sido así y esto puede de provocar divisiones entre los talibanes. La red Haqqani no solo ha seguido albergando a Zawahiri y su familia, sino que decidió instalarles en el corazón del Emirato, en uno de los barrios más selectos de Kabul. El Emirato debate entre la necesidad del reconocimiento por parte de la comunidad internacional y la lealtad a los aliados de AQ forjada durante décadas de yihad.

Supervivencia ideológica

Pesan 20 años de la “guerra contra el terror” lanzada por George Bush, los miles de muertos y los millones de dólares invertidos, AQ sobrevive y gracias a la estrategia de descentralización lanzada por Bin Laden extiende su presencia a Asia y África donde diferentes grupos operan bajo su tutela ideológica. Las franquicias del grupo han demostrado su operatividad en sus respectivas zonas de influencia y es en países como Sudán o Yemen donde se pueden sufrir directamente respuestas por lo sucedido.

La capacidad operativa en Europa y Estados Unidos parece mermada en los últimos años, pero la idea de la yihad global impulsada por los ideólogos del grupo sigue vigente y ha sobrevivido al impacto que supuso para este mundo islamista la irrupción del califato del Estado Islámico (EI) en 2014. El asesinato selectivo de Zawahiri, como antes el de Osama, son “martirios” para los seguidores de esta ideología que mantiene sus aspiraciones globales.