La marca eólica en Bilbao el futuro de las renovables

Los escalones mecánicos de acceso a los pabellones de Bilbao Exhibition Centre volverían a ponerse en marcha este martes para acoger el WindEurope 2022, considerada la cumbre europea de la energía eólica. En el corto descenso de la zona de exposiciones resultó difícil no sens se abrumado por la potencia de las luces de los stands y la imagen de miles de personas (más de 8.000 han visitado la feria) moviéndose sin cesar entre los centenares de expositores. Solo las mascarillas recordaban el parón de dos años que han sufrido las ferias y los congresos debido a la pandemia.

Giles Dickson, CEO de WindEurope, destacó, además, que el evento se desarrolla en un momento “decisivo para Europa”. En nuestra opinión, la crisis energética desatada por la guerra de Ucrania poco tiene para demostrar la necesidad de plantarse “una nueva política energética con menos dependencia de los combustibles fósiles”.

Es por ello que durante la inauguración, Xavier Viteri, presidente de la negociación renovable de Iberdrola, tenía un plan para reducir en cuánto la dependencia energética. También pedía “más unión” entre los países europeos para llevar a cabo un cabo “un impulso real” de las energías renovables porque, a su juicio, la energía eólica puede ser la alternativa nativa perfecta para cambiar el escenario actual de incertidumbre energética. En esta misma línea, Jochen Eickholt, que en el WindEurope estrenaba cargo de consejero delegado de Siemens Gamesa, pedía pendiente su intervención “pasos claros y decididos” a favor de una “industria sostenible”.

Agilizar los permisos

Porque si algo ha habito en esta feria han sido peticiones a los Gobiernos para agilizar la tramitación de los permisos asociados a estas instalaciones. Viteri hizo un llamamiento a “superar los cuellos de botella” que aún existe y a implementar marcos regulatorios “claros y estables”. “Cualquier cambio inesperado en la normativa”, advertía, provocó “incertidumbre” en el sector que culna por traducirse en una reducción de las inversiones. “Llevamos más de 30 años instalando parques eólicos en Europa”, registra Eickholt, una experiencia que, a su juicio, debe servir para “simplificar y normalizar” los procesos de concesión de permisos. “La falta de rapidez está perjudicando mucho al sector”, lamentó.

Para el consejero delegado de Siemens Gamesa existe, además, un problema añadido que surge del modelo que se utiliza para adjucar las explotaciones eólicas. “Proponen pequeños volúmenes de explotación”, explicaba, lo que en su opinión se traduce en un incremento de la competencia que acabó emitiendo ofertas a “precios muy bajos”. Sus precios, aseguran, que “no cuentan con el enorme esfuerzo de inversión” que hacen las empresas y que terminan por impactar en todas las industrias que fabrican componentes para la eólica.

Ni para ellos ni para ninguno de los directivos que contaban entre las más de 330 empresas que se han reunido estos días en Bilbao, cabe duda alguna de que el futuro de la energie se formará de molino deviento. El sector cerró 2021 con cifras récord y es considerado un pilar fundamental en la transición energética. El año pasado este tipo de energía representa solo en España el 23% de la producción energética. Nuestros países son, además, el quinto del mundo en cuanto a potencia instalada (el segundo de Europa) y el tercero en cuanto a exportaciones a nivel mundial.

“Es un sector clave para la economía española con más de 250 núcleos industriales que cuentan con 30.000 puestos de trabajo profesionales”, explicó durante la inauguración Juan Diego Díaz, presidente de la Asociación Empresarial Eólica (AEE). Asimismo, el Plan Nacional de Energía y Clima se marca como objeto duplicar la capacidad eléctrica actual para el año 2030, donde se supone, según los cálculos de la AEE, más de 60.000 huecos de trabajo. “La energía eólica es el elemento central de un nuevo modelo económico más resistente e independiente del exterior”, añadía.

Mirando al mar

En este futuro, la industria de la energía eléctrica mirará con especial atención a los entornos marinos, por lo que todo está pensado para aumentar la capacidad de generación eléctrica mediante la instalación de los mismos molinos en el océano. Se espera que el mercado eólico marino flotante mundial alcance los 21 GW de capacidad instalados en el año 2035, de los que España espera que 3 se encuentren en puntos cercanos a su costa antes del 2030.

Iberdrola fue una de las empresas pioneras de la eólica terrestre y ahora apuntan a la eólica marina como una de sus mayores “vectores de crecimiento”. La energía vasca ha probado el marco del WindEurope para presentar nuevas propuestas tecnológicas que gracias a las infraestructuras que consiguen una gran estabilidad permiten aprovechar elviento que sopla lejos de la costa.

Navantia ha traído a Bilbao su proyecto Seanergies con el que tratará de impulsar sus actividades relacionadas con la eólica marina y el hidrógeno. La empresa asegura que espera que el proyecto se consolide con una facturación anual de 350 millones de euros. Repsol, por su parte, ha firmado un acuerdo con el líder energético danesa Ørsted que cuenta con una amplia experiencia en la instalación de parques eólicos marinos.