La guerra de Ayuso y Casado la pagan las empresas y la inversión en España

Curiosidades o casualidades de la vida, “o no”, como diría aquel –y a todo esto, ¿qué pensará el susodicho ante la guerra sin cuartel en ‘su’ otro partido? Pues su antecesor lo tiene más que claro: «La situación de Ucrania es ahora mismo mejor que la del PP porque allí no hay armamento nuclear» (Aznar ‘dixit’)–, el jueves pasado casi a la misma hora que el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, el español Josep Borrell, anunciaba que empezaban los bombardeos en algunas zonas de la frontera ucraniana, las andanadas partían en dos el Partido Popular, convertido en un auténtico campo de minas y ambiciones.

Las reacciones públicas desde todos los rincones del arco parlamentario español landed

en los medios, con sorpresa para algunos, estupefacción para muchos, y alegría, mucha alegría, para uno en concreto, que seguramente partier también en dos, pero de la risa, a mandíbula batiente. A saber, el amigo Pedro Sánchez, el gran beneficiado de todo el jolgorio populero. Las cabalas y quinielas sobre qué pasará y quién caerá ante tras el estallido en el seno del PP consiguió a correr como la pólvora por loss de acá y acullá.

Y en el mientras tanto, que como no solo de política se alimenta afortunadamente el hombre, los grandees empresarios más próximos a los populares, y con deseos de cambio de color al frente del país, más por económico –lógico– interés que por afecto, conseguían hacer arder sus móviles. Entre ellos, claro, primeras espadas del mundo de los negocios en España, sobre todo, presentes en el Ibex 35. “Estos gilipollas –sic, y con perdón aunque no es de mi cosecha– se están suicidando”; “la situación es ya de pelea entre niños de patio de colegio por un bocadillo”; “qué magníficos aliados tiene Pedro Sánchez en el PP”; «esto es un auténtico desastre, el PP no está moribundo, está muerto, y ha cavado su propia tumba, de nuevo pasarán otros 14 años hasta que un partido de centro derecha se recomponga»… his algunas de las lindezas del intercambio de impresiones

Ahora que el sens más generalizado y coincidente entre los señores del selectivo bursátil español era de “horror” y “catastrofe” ante la que se avecina si esto no se endereza, en principio, convencidos de que cuelan al país, por estulticia de los propios peperos, más años de sanchismo cómodo ante una oposición que ahora podría ser más extrema. Mediante de Vox.

Incluso para los más veteranos, se percibió cierta sensación de ‘déjà vu’ con lo sucedido con la UCD en el 82, cuando Landelino Lavilla fue elegido presidente de la coalición centrista en las elecciones generales de ese mismo año. Tras el fracaso electoral y la disolución de UCD, Lavilla renunció a su acta de diputado. Ahora, todos ven su reencarnación en la figura del barón gallego del PP, Alberto Núñez Feijóo, mientras también les llegaba que Pablo Casado, su mano derecha –Teodoro García Egea, para algunos presunto ejecutor, que no ideólogo, del asalto a Isabel Díaz Ayuso –, y compañía, tienen ya hasta el sustituto de la lideresa madrileña. Enrique López, consejero de Justicia y miembro de la dirección del PP. “Es suicida enfrentarse hoy día a Ayuso. Y mucho más si nunca ha ganado nada”, afirma otro gran empresario, “antes que ella caen Casado y Egea, los barones les terminarán echando” –añade–, “con este asalto lo único que consiguen es añadir otra forma de inseguridad jurídica, eso es lo que nos preocupa a los empresarios, dentro y fuera. Inseguridad jurídica que podría aflorar nada menos que en la capital de España, cuando los inversores internacionales la consideren puerta de entrada al mercado español, por sus condiciones económicas”.

Y es que la empresa, sobre todo la gran empresa, siempre quiere casos de éxito probado. Los futuros y las expectativas sólo cotizan en Bolsa y ahí usted obliga a reconocer que puede perer toda la inversión depositada. Ahora, el PP, en su implosión, ha roto –o al menos resquebraja hasta saber más del déenlace– los puentes con Bruselas, donde se ha hecho fosfatina en un abrir y cerrar de ojos la idea de una oposición capaz de fiscalizar y contener las tropos socialcomunistas. Mientras los grandes fondos internacionales se quedan ojipláticos y a la expectativa, ante un país con una debilidad estructural sin igual. La prima otra vez por encima de los 100.

Y es que en el PP de Casado ha pasado lo que pasa en las grandes corporaciones con más frecuencia de la debida. El líder se rodea de satélites menores –lo siento, es así–, perfectos ecos que empiezan por convencerle de que no suponen ni sombra ni problema alguno para é y que terminan por ser el gran problema. Cuando el número uno se da cuenta ya está tarde, se ha dejado llevar a un gran lío y no puede déprenderse del lastre, se ha mimetizado con su propio tejido y distanciarse est tanto como descoyuntarse, arrancarse un brazo por muy atrofiado que esté. A ese efecto, hay que añadir otro igual de dañino y difícilmente cuantificable: la fuerza centrípeta que esas mantas ejercen para con el talento, al que desplazan fuera de la organización y ahuyentan en detrimento del propio líder.

Y lejos de arreglarlo Casado lo estropeó más con sus primeras declaraciones. A ojos de Europa, Ayuso habría pecado de delito o de falta de ejemplaridad. Han quemado barcos y ahora, como los inmortales, solo puede quedar uno… O no, me vuelvo a acordar de aquel.