La devoción cristiana e íntegramente femenina que carga con los 900 kilos del Cristo de Moya

A las 17 horas ya son una decena, y poco a poco van llegando las demás. En la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria hay aún mucho por hacer. Una a una, flor a flor, el grupo de mujeres cofrades embellece el trono del Cristo de la Buena Muerte, que ya cuenta las horas para sucia a la calle tras dos años de resguardo. Bajo él, 23 mujeres, una familia a la que no une la sangre sino la devoción, y que se mantuvo unida bajo venus y marea, o pandemia.

El trono de 900 kilos lo cargarán íntegramente las 23 mujeres de esta cofradía femenina de Moya. El recorrido es corto, pero no está exento de dificultades ya que incluye varias calles pendientes y adoquinadas, en la firmeza y la coordinación se ponen a prueba.

Este año, más ganas e ilusión que nunca, aunque menos tiempo para preparar ya que hace un mes “era más no que sí”, recuerda Lali Rodríguez, una de las ‘cargadoras’ más veterana.

Ella lleva desde el principio bajo el trono, al que le ha llevado un sentimiento que nos es capaz de explicar con palabras. “No sé expresarlo, es un sentimiento muy grande” para que las palabras queden cortas. “No es una promesa, es algo que me mueve desde hace ya más de 20 años” cuando fue a la iglesia a colaborar y ya jamás se marchó. »La salida es muy emocionante«, explicó. Ella es una de las que ha ido a colocar flores, en estas últimas horas antes de la gran noche. A su lado, Alba Moreno ls escucha con atención, ella es la más joven de la cofradía y este será su primer año bajo el trono.

“Muy nervioso”, confió. Ella lleva involucrada en la Semana Santa de Moya “desde niña”, tal y como confirman los demás miembros de la cofradía, que la han visto crecer. Antes de ella, cargó el trono su abuela, su madre, y su tío que hoy es capataz, es “una tradición familiar”. Ya de muy pequeña iba a ver la procesión, decidida a ser parte activa de ella en cuanto pudiese. “Con catorce años dije que quería cargar el trono, pero hasta la mayoría de edad no podía“, en esta Semana Santa tras dos años de parón por la pandemia ya ha cumplido 18 y se pondrá bajo el Cristo de la Buena Muerte en su debut . »Quiero vivir la experiencia«, asegura.

Mucha historia bajo un mismo trono

Esta noche el Cristo de la Buena Muerte volverá a las calles de Villa de Moya, un pequeño pueblo de apenas 8.000 habitantes de Gran Canaria que lleva 20 años sacando este paso sobre los hombros de sus mujeres. Tres generaciones se reúnen bajo el trono, con un grupo unido que tiene desde los 18 a los 70 años, donde no se tiene en cuenta la edad, ni el motivo ni promete que las ha llevado a ‘cargar’. «Hay muchas historias bajo este trono», asegura Fernando Benítez, encargado de la Semana Santa en la Villa.

Al igual que Alba, Fernando lleva “desde niño” involucrado en la Semana Santa, por más de 40 años. Fue en 1999 cuando el párroco Don Andrés Ojeda hizo realidad el sueño, “trabajar con él era muy fácil, tenía mucha confianza”. Se propone que Moya tuviere un trono de plata para su patrona la Virgen de Candelaria, y él mismo fue a encargarlo a Lucena, Córdoba. La Virgen “lució preciosa en ese trono”, recuerda, y cuando sobrecargaron el párroco decidieron “vale ‘mihijo”, le dijo.

En 15 días ya habían logrado convocar “una tropa de mujeres y hombres para llevar” y eso, recalca “es algo muy difícil en un pueblo tan pequeño, pero lo logramos”. Sus pasos »sin demasiadas pretensiones, sencillos«, lo definen, y se le nota el orgullo en sus palabras. El trono del Cristo lo llevan solo ellas, »hay muy pocas cofradías solo de mujeres y es meritorio en un pueblo de apenas unas millas de habitantes«.

Las chicas, asegura Fernando, “son más compromisos y están más unidas entre ellas”, y es que en el grupo “tiran las unas de las otras, se conocen y se apoyan”. Si en 1999 salió el primer paso, ya en el 2000 salieron ellas y desde ahí “sin interrupción”. Este año, tras hacer años a resguardo “van a lucir un ajuar precioso”, adelanta muy satisfecho.

El equipo al completo en la iglesia de Nuestra Señora de la CandelariaEl equipo completo en la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria – LBL

«La que viene se queda», explica mira mira el trabajo de las mujeres que colocan flores en el trono, «a nosotros no nos mueve lo economico ni lo festivo«, es el sentimiento y el talento porque »hay que saber caminar, el paso es arriesgado, las mujeres cambian la coreografía dependiendo de la calle“. Son mujeres “muy valientes”, confiesa. La pandemia no solo ha dejado dos años de parón en la Semana Santa sino “una estela de necesidades que se quedan en la intimidad, pero ahí están”. Para las chicas “estar aquí es también un momento para evadir sus dramas personales”.

Este año “algunas nos faltan”, recuerda con tristeza, y es que “Pinito, la alegría del trono y la mujer más mayor de la cofradía” les dejó el pasado año, “la vamos a echar mucho de menos, se hacía notar mucho «.

Mientras habla, Saulo Moreno pasa por detrás, y con cariño les comenta a Fernando y su esposa “yo sin ellos no soy nada”. Ellos le responden con sonrisas, asegurando que Saulo es crucial en la Semana Santa de Moya, capataz de la cofradía »y la que mejor las conoce a todas«.

Saulo lleva media vida involucrado en la Semana Santa, al igual que su familia. Hoy directs los pasos de las mujeres bajo el trono, donde hace falta coordinación y concentración para que no fallen las fuerzas en un cubículo sin apenas espacio. Hoy a las 22 horas será el momento, que invite a vivirlo a todo el mundo. Esta Semana Santa no será fácil y se han tenido que “apurar los tiempos”, aunque ya en el último ensayo todo ha ido bien. Tras este ensayo el lunes, ya solo queda ultimar detalles hasta bien entrada la madrugada, y dejarlo todo listo para salir, al fin, esta noche.

El trono de la Virgen de Candelaria ya está prácticamente listoEl trono de la Virgen de Candelaria ya está prácticamente listo – LBL