La ‘carretera de turismo’. Obras y creación (1918-2022)

A finales de 1918 asumía la alcaldía de Toledo Justo Villarreal Villarrubia. Una de sus primeras mociones para paliar la crisis obrera era adoquinar las calles de Tornerías, Santo Tomé y desde la plaza del Conde hasta la puerta del Cambrón. Tras debatir los fondos disponibles, plazos y prioridades, se logró solo el último trazado. Fue subastado y contratado en septiembre por las 13.308,33 pesetas presupuestadas. La obra fue liquidada en noviembre de 1919, sin embargo, pasarían años para completarse entre críticas periódicas. En agosto de 1926, con Fernando Aguirre en la alcaldía, se acercó a mejorar la conducción de aguas hasta San Juan de los Reyes, mirar el paseo del Tránsito y adecuar el pavimento en el entorno de Barrio Nuevo, pero esto último quedaría aplazado La prensa recordó que todo el paraje era “paseo frecuente de los toledanos y tránsito obligado de todos los turistas”. El gasto podría suponer poco más de dos mil pesetas para arreglar tan animada “pista”, “polvorienta en verano y embarrizada en invierno”.

Pretil cuyo coronamiento puede contener los restos de la antigua iglesia de San Martín, demolida en 1853.

Galería

Galería. Pretil cuyo coronamiento puede contener los restos procedentes de la antigua iglesia de San Martín, demolida en 1853. RAFAEL DEL CERRO

En muchas ocasiones, a este itinerario en plena Judería se le denomina “carretera de turismo”. Y es que, desde la apertura de la Casa-Museo del Greco, en 1910, por allí creció la presencia de visitantes e invitados de Estado que, además, pudieron vers la valla de tablas que «protegían» la fachada de la Escuela de Artes y los andamios de la gran restauración de San Juan de los Reyes iniciada en 1882. En el mismo barrio no faltaban mellados empedrados y sucios rodaderos hasta el Tajo. En 1929, el alcalde Gregorio Ledesma anunció la mejora de este monumental itinerario. En septiembre de 1930, su sucesor, Alfredo Van den Brule, negoció con su patrón el «ajuste definitivo» de los nuevos metros de la ciudad calzada que la Guerra Civil impediría acabar. En octubre de 1939, el Ayuntamiento aprobó destinar 26.970 pesetas para pavimentar el terreno de San Juan de los Reyes en la puerta del Cambrón. A finales de los años sesenta se ejecutó una reforma completa. En septiembre de 2022, una vez al mes de obras, estimadas en 2,8 millones de euros, concluyó apresuradamente una intervención actualizada del puente de San Martín con un pavimento continuo sin bordillos.

El pozo reencontrado

En 1967 llegaron a la plaza de Barrio Nuevo las mejoras de la red de aguas, del alcantarillado y del piso. Se determinó eliminar el brocal de un pozo existente no lejos de la bocacalle con Roca Tarpeya y trasladarlo a la plaza del Pozo Amargo, también bouta a las mismas obras. Este “pozo manantial” de la Judería lo cita, en 1605, aparece allí el historiador Francisco de Pisa en la Panorámica de Toledo que dibujó el maestro de obras, José Arroyo Palomeque, en 1720, como otro ubicado en la calle del Pozo Amargo. Ambas cisternas, y una tercera más ante la iglesia de El Salvador, eran de carácter público. Sus aguas, según Pisa, aunque salobres, se empleaban para surtir al vecindario en momentos de acentuadas sequías. Desde la traída de caudales desde La Pozuela, en 1863, y la creación de fuentes en las calles, aquellos aljibes quedaron en disuso.

En abril de 2022, en el transcurso de la reforma viaria iniciada en la plaza del Conde meses antes, los trabajos en Barrio Nuevo hallaron una pieza de hormigón que, desde 1967, tapaba la antigua cisterna. Tras ser examinada se volvió a cubrir para proseguir con el nuevo adoquinado.

Una iglesia olvidada

En julio de 2022, el alcanzar las obras la plaza de San Juan de los Reyes, de nuevo, bajo el viejo empedrado apareció otro recuerdo historico, la iglesia parroquial de San Martín de Tours, demolida en el siglo XIX. Inmediatamente, se llevó a cabo un estudio arqueológico que dirigió Julián García Sánchez de Pedro, cuya síntesis, de manera didáctica, recibió un panel dispuesto en el mismo leído con textos, planos y fotografías.

Este templo estaba fuera del recinto que abrazaba la Judería toledana, frente a la puerta de Cambrón, ante el cruce de las calles que bajan desde la plaza de Santa Teresa hacia el puente de San Martín. Sus orígenes se documentan en el siglo XII. Pudo tener tres naves y un ápse semicircular hallado ahora en parte. En 1564, una estructura medieval fue ampliada por el arquitecto renacentista Hernán González de Lara. Después, en el mismo siglo, los jerónimos de El Escorial efectuarán nuevos cambios. El plano del Greco (ca. 1610) recoge la ubicación de la iglesia con una construcción adosada, quizás la vivienda del párroco. La citada Panorámica de Arroyo Palomeque (1720) alberga el alzado del templo y su correspondiente torre.

Para conocer la evolución de la iglesia de San Martín, ciertas mecenas suyas (como Gerónimo de Silva y su esposa María de Rivadeneira, en 1577) o los cambios en su administración eclesiástica, pueden consultarse las obras de Sixto Ramón Parro (1857) y de Rafael Ramírez de Arellano (1921), esta última centrada en el inventario artístico. En 1840, el Arzobispado transfirió la función parroquial de San Martín y todos sus objetos, incluidas las campanas, a la iglesia de San Juan de los Reyes, cuya parte conventual, en ruinas y ya desamortizada, dependía de la Comisión de Monumentos. Se consideraron a las colaciones de Santo Tomé y El Salvador como sucursales de la parroquialidad de San Martín, cuyo modesto y vaciado templo original comenzó a deteriorarse, lo que llevó al Ayuntamiento a aprobar su derribo en octubre de 1853. En opinión de García Sánchez de Pedro , parte de los materiales resultantes se aplicará a un pretil que sujetaba las gradas de la cuesta, libre de toda construcción, que se sometió a San Juan de los Reyes.

También, en 1853, el entorno fue foco de roces entre la Ciudad y el gobernador Manuel María Herreros. Este, en el mes de enero, había paralizado el deseo municipal de alzar un matadero en el exconvento de San Agustín, aledaño a la puerta del Cambrón, pues afectaría a una projectada “carretera de ronda” del Estado, entre dicha puerta y el puente de San Martín. In agosto hubo un tramo de la muralla para iniciar la travesía prevista, lo que causó daños al municipio, al no poder controlar el cobro de los derechos de portazgos que algunos vendedores evitaban. En octubre, la Ciudad tuvo además que aportar fondos para la referida ronda y vallar por su cuenta el solar de los agustinos, à fin de encauzar el paso del ganado y las mercancías que ne cesitasen entrar en Toledo. En 1864, la construcción de una puerta de arbitraje ante el puente de San Martín provocó un problema.

SOBER EL AUTOR

RAFAEL DEL CERRO MALAGÓN

Maestro, profesor de Secundaria e inspector de Educación. Doctor en Historia del Arte. Investigador especializado en la fotohistoria e imagen de la ciudad Toledo.