José Ramón Iturriaga: Inflación

El dato de inflación americana que conocimos la semana pasada fue peor de lo previsto. Enero sufrió un 7,5%, el nivel más alto en muchos años -cuarenta sin ir más lejos- y por encima de la lectura del mes anterior (7%).

Y la reacción del mercado no se hizo esperar a pesar de que lleva ya unas semanas calentando. El bono a diez años se fue por encima del 2%, nivel al que no estaba desde 2019. Y en el caso de los plazos más cortos la reacción fue mucho más severa: en cosa de semanas ha pasado del 0.4% al 1,6 %, en lo que ha sido uno de los movimientos más abruptos desde 2009.

más prominente de la Reserva Federal americana el mismo día que conocimos el dato echaban vinagre en la herida hablando de un punto de subida antes de verano.

Con independencia de la velocidad a la que primero la Reserva Federal y luego el resto vayan pasando por los tipos, esto sin duda va a ser lo que mueva los mercados este año. La progresiva normalización de los tipos que parece haber cogido a todos con el pie cambiado. No se sabe ni cuándo ni cuánto se someterán pero sí que el paso lo han cambiado.

Es una situación que rompe con la dinámica de los últimos años y que como vimos la semana pasada se traducirá en episodios de incremento de la volatilidad pero que no es otra cosa que el camino de vuelta hacia una normalidad monetaria -con lo que eso decir quiera – que hace tiempo que habíamos abandonado.

Probablemente estemos en el momento álgido y ahora la mejora progresiva de los datos de precios den un respiro a los bancos centrales que en cualquier caso tendrán, como siempre, que medir muy bien no solo lo que hace sino lo que dicen.

Sostenibilidad de la deuda

Una de las dudas que con toda lógica se están planetando actualmente es si con los tipos que sufren la deuda pública es sostenible. Tras lo vivido tras la gran crisis financiera, tiene todo el sentido preocuparnos por si la prima de riesgo va a volver a hacer de las suyas. Tiene dos patas esta pregunta. Por un lado, los tipos de interés y, por otro, el diferencial que el mercado va a requerir al reino de España por emitir deuda. Tras unos años en los que el tipo de interés al que nos endeudábamos nos quitó el sueño y ocupó las portadas, en esta última gran crisis la deuda ha pasado completamente unapercibida. El BCE traía la lección aprendida y puso toda la lección meat en el asador desde el principio, por lo que en ningún momento la prima de riesgo ha recuperado el protagonismo perdido.

Ahora bien, el hecho de que el Banco Central vaya a levantar algo el pie del acelerador -lo anunciado hasta ahora no puede ni por asomo preocupaciones políticas monetarias restrictivas-, no va a poner en riesgo nuestra capacidad de hacer frente a la deuda en unas condiciones razonables. Importa recordar que una subida de tipos de entre uno o dos puntos, en el coste medio de la deuda tendrá un impacto muy limitado. Hoy todavía están venciendo bonos que se emitieron hace diez años con tipos superiores al 7%. Con esa subida el tipo medio de la deuda española probablemente se mantendrá en unos niveles muy parecidos a los que está actualmente.

Y por otro lado, con respecto al apetito que pueda habitar en el mercado una vez que la mano visible del BCE se retira, hay que recordar que la situación de la economía española hoy no tiene nada que ver con la de 2011 y 2012. Hoy no Hay problema con la deuda privada. Ni con la solvencia de los bancos. Ni hay ninguna burbuja esperando para pincharse. Todo lo contrario.

Posicionamiento

Uno de los elementos que muchas veces no se le presta suficiente atención a la hora de invertir es el posicionamiento que de partida tiene el mercado. Normalmente no se pueden sacar grandes conclusiones, salvo cuando las lecturas son extremas. Eso es precisamente lo que está pasando ahora. Los bajos tipos de interés con los que hemos convivido tanto tiempo han llevado a que todo el mundo se amontone en las mismas posiciones. Un movimiento que se ha magnificado por el cada vez mayor peso de la gestión pasiva y de los modelos cuantitativos en la gestión de las inversiones.

Los bajos tipos han provocado una enorme polarización en el comportamiento de los distintos activos, que es el mejor reflejo de en lo que está subido, sino todo, gran parte del mercado.

Y por eso, el cambio que han protagonizado los bancos centrale en las últimas semanas coge a todo el mundo a contrapie. No solo importa las valoraciones, las expectativas de lo que pueda pasar con la economía o los tipos de interés, sino también lo que pueda pasar con los flujos de dinero que son consecuencia entre otras cosas de como sea el posicionamiento anterior.

Esta es la situación que estamos viviendo ahora. El cambio de tranco por parte de los bancos centrale está provocando el movimiento tectónico al que estamos asistiendo porque entre cosas pilla a todo el mundo subido en las mismas posiciones. Esto hace que se dificil que los flujos de dinero les pueda seguir acompañando, todo lo contrario.

La partida ha cambiado una vez que los tipos van a dejar de estar tan bajos como han estado los últimos años. Y este movimiento va a acompañado por los flujos de capitales que, como siempre han hecho, jugarán un papel importante los próximos meses, saliendo de donde hasta ahora se han amontonado hacia otros activos que con un escenario de tipos distintos ganan en atractivo.