Jorge Francés: Vox se la juega

Vox no quiere gobernar. Ya ha visto cortar las barbas de sus vecinos anteriores, de todas las fuerzas políticas que en los últimos años han desafiado al bipartidismo y se han ido desinflando desde el momento que tocaban pelo. Vox sabe que gobernar desgasta, desafía y pone a prueba la consistencia de los programas, la ideología y hasta los principios. El populismo no apoyó la gestión porque es el mismo humo verde de las Bengalas que los militantes de Vox quemaron mientras cantaban el himno de España en la noche electoral. Por eso, durante toda la campaña ha avivado en los corrillos su intención de apoyar a los de Mañueco sin entrar en el gobierno, de exigir sin responsabilidad, que es la única manera de presionar sin rendir cuentas.

Pero su avance abrumador era inevitable que la primera jugada fuera el órdago a la grande. Según gritaba Santiago Abascal que se le estaba poniendo cara de vicepresidente a Juan García Gallardo el joven candidato tragaba saliva, tensaba los músculos y se escondía bajo la barba.

La historia de Vox comienza en Castilla y León, ironías del orgullo patrio, en esta tierra donde se forjó la España que agitan y vitorean. Todo lo anterior no importa, Vox empieza aquí a ganarse su sitio o será otra ilusión pasajera. En España se explica que desde las esquinas y La Moncloa solo llegará tras Castilla y León, Andalucía y las municipales y autonómicas. Un año frenético donde los hechos sustituirán a las promesas. Y nadie sabe cuánto duran los años en política.

Tras el 13 de febrero es Vox quien se la juega. Con el PSOE derrotado, Ciudadanos descompuesto, Podemos arrinconado y el PP masticando una victoria que se atraganta al quedar de nuevo encadenado a las dependencias. Es el momento de Vox. De arrastrar o defraudar. Demostrar si realmente es un partido de gobierno o una mera pataleta de la derecha de la derecha. El bigote ausente de Aznar, Le Pen con chaleco, Orbán subido a Babieca. Si es verdad que han sido demonizados o si estamos equivocados los que tenemos miedo por lo que venga. “De lo que tengo miedo es de tu miedo”, Decía Shakespeare, y Vox teme todo lo que detesta.