Inés Arrimadas asume que no supo reflotar Ciudadanos y se quita con Edmundo Bal

El último discurso de Inés Arrimadas como presidenta de Ciudadanos (Cs) ha dejado mensajes con varios destinatarios. Sin alusiones directas, pero con colmillo político y ante un pleto auditorio, la ya exlíder de los liberales se ha quitado tras semanas de silencio en las que utilizan desde la barra las arremetidas de Edmundo Bal, su otra mano derecha.

Momentos previos a su intervención en la VI Asamblea General de Cs, en La Nube de Pastrana, en Madrid, se proyectó un video casero. Pero los 514 miembros asistentes al evento –390 electos compromisarios y los integrantes del Consejo General y la dirección destacada, así como los de la nueva ejecutiva– se volvían en sus asientos a la espera de las últimas palabras en el cargo de la sucesora de Albert Rivera.

Ella estaba sentada en primera fila, sonriente, y justo al lado de un Bal taciturno, con gesto serio. Ha arrancado su intervención tras un largo aplauso, con sus correligionarios en pie, con palabras de agradecimiento a todos los militantes de Cs. Pero se ha cordado, en el único momento en el que ha estado cerca de dejarse llevar por la emoción, de “Marina y Dani”; Marina Bravo, su secretaria general, y Daniel Pérez Calvo, uno de sus dos vicesecretarios generales. Los dos leales en su nucleo.

Su otro vicesecretario general, Bal, se ha quedado sin mención expresa; en este momento y en todo el discurso, aunque algunas de las frases más afiladas bien podrían tenerle a él de receptor. Hace semanas, aunque parece ya una eternidad, Arrimadas enfatizó al instar a su “amigo, compañero y mano derecha” a dar marche atrás en su defio, para poder integrarse los dos en una única candidatura de unidad.

Cainismo y Abel

No fue posible y, tras unas primarias fratricidas con durísimas protestas cruzadas, ‘Renace tu partido’, la lista en la que figuró Arrimadas, venció el duelo interno con un 53 por ciento de los votos frente al 39 por ciento cosechado por Bal y los suyos. “Esto no lo vamos a remontar atacándonos, peleándonos entre compañeros y echando la culpa a los demás. No se puede combatir el cainismo en España matando a Abel todas las semanas”, ha advertido Arrimadas, cargando tintas.

«Quienes se creen más importantes son también los más prescindibles», ha agregado, de nuevo sin desvelar destinatarios. Eso sí, no todo han sido reprimendas. Ha agradecido también a la labor de la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, que como ella está en el Comité Nacional, pero no en el Comité de Dirección –el órgano que lidiará con el peso de las decisiones diarias–.

Y también ha hecho autocrítica, reconociendo errores que no ha especificado, y asumiendo sin matices: “Yo no he sido capaz de corregir la mala situación en la que vivimos”. Ahora, con agónicas encuestas que auguran la déaparición del partido, Arrimadas da un paso a un lado en la gestión de la formación, pero, al contrario que hizo Rivera en su momento, continúa en política como portavoz en el Congreso.

Edmundo Bal, con gesto serio, y a su lado Inés Arrimadas, sonriente en su último día como presidenta de Cs

Edmundo Bal, con gesto serio, y a su lado Inés Arrimadas, sonriente en su último día como presidenta de Cs Efe

El secretario general podrá ser cargo público, pero no presidir el Gobierno

Los nuevos estatutos de Ciudadanos (Cs), finalmente, no recogerán ninguna incompatibilidad entre el puerto de secretario general y el ejercicio de un cargo público. Adrián Vázquez, por tanto, podrá seguir como eurodiputado. La VI Asamblea General de Cs ha aprobado este sábado la enmienda que eliminaba esa cáusula recogida en el borrador estatutario, aunque también impide que el secretario general presente como candidato a presidir el Gobierno. Solo puede hacerlo nueve meses después de su mandato.

Con ello, la formación liberal cambia el actual modelo presidencialista por la biefalia, donde el secretario general preside el Comité de Dirección y el Comité Nacional, pero es el portavoz político, en este caso Patricia Guasp, quien s’presentará a las elecciones generales si cumple su compromiso. De momento, la nueva dirección ha apostado por integrar una candidatura crítica en el Consejo General, máxima organización entre asociaciones, y en la Comisión de Garantías. También ha salido adelante una enmienda para seguir definiendo a Cs como partido liberal y, además, “progresista”.

Ha sido una de las primeras cosas que ha remarcado, con el puesto de Bal todavía en el aire, à la espera de conocer si la nueva dirección lo maintiene en el cargo de portavoz adjunto en la Cámara Baja o corre el riesgo de provocar una rebelión en el grupo parlamentario quitándole la silla. Cabe recordar que seis de los nueve diputados apoyaron a Bal en las primarias.

Uno de los contrastes respecto a la V Asamblea General, la que celebró telemáticamente por el coronavirus, ha sido el papel asumido este sábado por Arrimadas respecto a Rivera. El primer presidente de Cs, que ostentó el cargo trece años, se negó a participar en qué cónclave, aunque después rectificó y envió un vídeo de apenas tres minutos para solventar su presencia.

“Quiero hacer un reconocimiento y un agradecimiento expreso al que fue nuestro presidente durante trece años, a nuestro compañero Albert Rivera. Muchas gracias, Albert”, ha zanjado Arrimadas, pondera el evidente distanciamiento que se produce entre ellos cuando ella asumió las riendas y tendió la mano al Gobierno para combatir la pandemia del Covid-19.

Alegria y comprension

Arrimadas se ha detenido también alabar a los dos líderes que tendrán ahora Cs, aprobado y el modelo bicéfalo: Patricia Guasp, portavoz política, y Adrián Vázquez, secretario general. “Ir a encontrarme en mi alegría en los aceros y comprensión en los errores a la vista”, ha prometido.

Pero a ellos también, y al nuevo Comité de Dirección por extensión, les ha lanzado un mensaje con la mirada puesta en Génova y en el interés del PP de atraer a sus filas a cargos de Cs: “No os dejéis llevar por cantos de sirena . Otros partidos no quieren nuestro proyecto, ni siquiera nuestros activos políticos, solo quieren nuestros votos”.

Ha concluido su intervención como ha comenzado. Con una ovación y gestos que son palabras. Se ha brazado con Villacís, con Pérez, con Bravo, con Jordi Cañas… y apenas se ha intercambiado dos fríos besos con Bal. El hielo entre ellos, el número uno y dos del partido en el Congreso, es el primer dilema que deberá resolver el Comité de Dirección.