Durante décadas se ha pensado que Marte será un planeta geológicamente muerto: su interior estaría compuesto en su mayoría por roca sólida e inamovible, muy diferente a nuestro mundo estratificado, con un núcleo de hierro fundido que impulsa su actividad hacia el exterior, creando vulcanismo o el desplazamiento de las placas tectonicas. Sin embargo, en los últimos años, algunas conclusiones han hecho que esta teoría se tambalee: en el Planeta Rojo se ha descubierto desde magma ‘reciente’ a prolífica y continuada actividad sísmica. ¿Acaso nuestro vecino también está vivo?
A esta hipótesis se suma ahora un nuevo estudio publicado en ‘Nature Communications’ en el qu’afirma qu’bajo la gran llanura marciana bautizada como Elysium Planitia esta una colosal pluma de convección de unos 4.000 kilómetros de ancho, algo así como Europa Occidental, que esto impulsó al magma fundido desde el interior marciano a la superficie, convirtiéndolo en un mundo geológicamente activo. Y además podría erupcionar ante nuestros ojos.
“Aunque la mayor parte de la actividad volcánica y tectonica de Marte produjo los estrenos 1.500 millones de años de su historia geológica, el vulcanisme, el tectonisme y la seismicidad activa recientes en Elysium Planitia revelan una actividad continua”, escriben los autores Adrien Broquet y Jeffrey Andrews-Hanna, de la Universidad de Arizona. «La actividad de la pluma proporciona una explicación de los mapas topográficos de máxima y gravedad regional, el vulcanismo reciente y la sismicidad, así como la formación de las zonas volcánicas de Elysium Planitia».
Pruebas contradictorias
Marte ha mostrado signos muy convincentes de estar geológicamente muerto, tanto por dentro como por fuera: su superficie relativamente antigua, sin placas tectónicas o zonas con actividad volcánica reciente aparente; tampoco ayuda la ausencia actual de un campo magnético global (el nuestro se crea desde nuestro núcleo, de hierro fundido), aunque hay estudios que señalan que sí que lo tuvo en el pasado. Todo esto parecía indicar que el Planeta Rojo era todo roca firme e inmóvil desde la superficie hasta lo más profundo de su interior.
Sin embargo, en los últimos tiempos se han llevado a cabo resultados desconcertantes que refutan esta teoría. Por ejemplo, un meteorito de origen marciano llegado a la Tierra mostró signos de convección del manto (es decir, que habían producido corrientes de materiales más calientes en el interior marciano) hace unos 500 millones de años, 1.000 millones de años más tarde de su máximo apogeo geológico.
Poco después, fotos satelitales mostraron depósitos volcánicos superficiales (es decir, magma solidificado) en un sistema de fisuras llamado Cerberus Fossae, que cubre 1.000 kilómetros dentro de Elysium Planitia. Lo más curioso de este hallazgo es que los científicos fecharon la formación de este material hace tan solo 50.000 años, lo que sería un ‘suspiro’ cósmico en términos de formación de planetas.
Parte del sistema Cerberus Fossae en Elysium Planitia, cerca del ecuador marciano Mars express esa
En 2018 aterrizó precisamente en Elysium Planitia la sonda Mars InSight, que literalmente se descompuso solo marciano para escuchar qué ocurría en su interior. Nuestros instrumentos descubrieron una importante actividad sísmica que explicaba la actividad volcánica tal como lo reveló la anterior investigación. Y no queda ahí: también se ha visto que la gravedad local en Elysium Planitia es inusualmente fuerte, lo que sería consistente con algún tipo de actividad subterránea.
Recientemente, un estudio público en ‘Science’, analizó un grupo de más de 20 Terremotos marcianos recientes, todos ellos con origen Cerberus Fossae. La conclusión del estudio señaló que estos seismos, de baja frecuencia, indican una fuente cálida que podría explicarse por la lava fundida actual.
Con todos estos indicios, Broquet y Andrew-Hanna buscaron una teoría que pudiera explicar todos y cada uno de estos fenómenos, lo que encaja con una especie de depósito de magma unos 4.000 kilómetros de ancho llamado pluma, que habría abombado la zona y que, además, estaría lista para erupcionar en un tiempo relativamente corto (a escalas planetarias).
Mapa que muestra la ubicación de la pluma del manto en contexto con las detecciones sísmicas de InSight Broquet y Andrews-Hanna, Nat. Astro. , 2022
Para coincidir con los datos observados, incluidos los epicentros de la actividad sísmica detectada por InSight, la pluma tendrá al menos 3.500 kilómetros de ancho -aunque calculan que seguramente llegará hasta los 4.000 kilómetros- y estaría entre los 95 a 285 grados más caliente que el resto del planeta. Esto es muy similar a las plumas del manto en la Tierra que impulsaron la actividad volcánica prehistórica que creó, por ejemplo, las Traps de Decaan (una de las formaciones volcánicas más grandes de nuestro planeta que se encuentra en la meseta del Decán, en el centro -oeste de la India) o la provincia ígnea Brito-Ártica. Por un modelo similar se habrían creado también las Islas Canarias.
“Aunque Marte es más pequeño que la Tierra, en su interior se podrían formar penachos de un tamaño similar debido a la menor gravedad y la mayor viscosidad del manto marciano -escriben los investigadores en su artículo-. El centro de la cabeza de la pluma que mejor se ajusta, basado únicamente en datos de gravedad y topografía, se encuentra precisamente en el centro de Cerberus Fossae, donde se han localizado tanto el vulcanismo reciente como la mayoría de los martemotos”.
Esto, dicen los investigadores, significa que Marte sería el tercer planeta del Sistema Solar con actividad de pluma de manto, uniéndose a la Tierra y Venus.
Las implicaciones de Este Hallazgo
Esto no quiere decir que Marte mar un mundo con enormes volcanes que están constantemente vertiendo magma por sus cráteres; sino que posee calor en su interior que podría evitar que los lagos basjo le surface marciana congelen. Esto, a su vez, tiene implicaciones para la búsqueda de vida marciana en forma de microbios existiendo plácidamente en ellos.
“La actividad continua del penacho demuestra que Marte no solo es sísmica y volcánicamente activo en la actualidad, sino que también posee un interior geodinámicamente activo”, escribieron Broquet y Andrews-Hanna. y la actividad sísmica no son eventos aislados, sino parte de un system regional de larga duración y sostenido sostenido, con implicaciones para la longevidad y el potencial astrobiológico de los entornos habitables del subsuelo”.