Guillermo Garabito: Aznar manda mucho

El PP es una plaza de toros en la que los torerillos aspiran a tomar la alternativa. Entre los populares hay matadores, banderilleros y maletillas que lo que les gusta de la política, más que el toro, es ligar. Antes del mitin, coso en el que se reproduce el tipo los políticos estos días, a Mañueco le vistió su mozo de espadas con traje de luces –azul charrán y oro– porque venía José María Aznar.

Nadie sabía de lo que iba a hablar el expresidente antes de que se sometiera al escenario, pero ya tenía al público entregado y pidiendo puerta grande para él. Aznar manda mucho, más incluso ahora que ya no manda nada. “Es un tipo que impone pecado

proponérselo”, murmuró en el partido popular. Pero lo que de verdad impone es el bigote, casi más ahora que no está. Vino Aznar sin bigote y mandando igual que cuando se fue en 1989. Llegó este sábado a Valladolid con algo de Cid Campeador electoral, proclamando que la derecha –la cobarde, la valiente, la del medio y hasta el centro– no son de Vox, sino del PP. Y todo para frenar el auge de los votos que se les escapan por la derecha y van a parar al partido de Santiago Abascal.

Mañueco no tiene bigote. Quizá por eso Aznar no le dijo aquello de Fraga de las tutelas y tutías, pero sí le dio la alternativa. Sobre todo porque el presidente autonómico ha pasado más tiempo explicando –estos dos últimos años– que era presidente de la Junta de Castilla y León que siéndolo. Desde ayer, además, Mañueco es candidato. Da igual que lo escogieran hace semanas en León, lo que importa en el PP es que ayer lo hizo Aznar.