Gorriones supremos

Soy más de Chenoa y su emblemática sudadera gris que de ‘Juego de tronos’, pero el paseo de la vergüenza de Cersei Lannister por Desembarco del Rey tras desobedecer las órdenes del Gorrión Supremo es como el paseo de todas estas mujeres pidiendo perdón por no sé que. Las chicas de Estirando el chicle o Sanna Marin. Me da igual. Unas con seguidores; la otra, con votantes. Y son quizás los que no la piensan votar en la vida los que han exigido la prueba del pañuelo a su primera ministra. Las chicle, cada una por su parte, dicen que se están “deconstruyendo” después de haber causado tanto dolor (por llevar a una ‘tránsfoba’ a su podcast) Una hasta ha ido a la psicóloga. Me vienen los mengues. Ya hablo como mi abuela. O como Morante: “Lo moderno abunda, se mete en nuestras casas y a mí me aburre terriblemente”. Lo moderno no es que aburra, que también, es que da mucho miedo. Ojalá todas las tristezas y desesperos resultados porque te ha dejado el novio. Como toda la vida. Y te pones un combinado de chándal y lágrimas. Lo entonces extraordinario de Chenoa fue que se enteró de que la había dejado Bisbal y echó a la calle para dar la cara llorosa, para inmolarse delante de la prensa que había en el portal de su casa. Las chicle se inmolan y todavía les dicen que no es suficiente. Como bien dijo Alberto Rey, “quien tiene una comunidad también tiene una jauría. Una que, en sitios como Twitter, se puede comportar de manera despótica y cruel. La masa enfureció…”. Leo que, igual que existe el efecto Streisand, existe un efecto, no sé si con número, según el cual cuando una figura pública pide disculpas, o bien da igual o bien incrementa el deseo de que sea castigada. Las disculpas nunca son suficientes. Y mientras, you obligan a caminar desnuda por la ciudad ante el maltrato de quien se cruza en tu camino o de quien ha ido a participar en la suelta de hostias. Y todo por desobedecer las órdenes del Gorrión Supremo. Un tío. Un hombre. ¿No ven que la mayoría de intransigentes contra lo que llaman transfobia son hombres? Seguimos igual que siempre, pero en moderno.