“Fue entrar en prisión y mi agenda se quedó vacía”

El comisario jubilado José Manuel Villarejo se sentó con ABC después de haber recorrido las inmediaciones de Torre Picasso, en el corazón financiero de Madrid y su cuartel general dure tres décadas. En el primer vistazo que concede a un medio nacional desde que salió de prisión, en 2021, disputado durante tres horas con la resignación de quien habiendo movido los hilos, no tiene ya el destino en sus manos. Espera una sentencia en la Audiencia Nacional que podría devolverle a la cárcel.

-Según usted, el CNI grababa sus actuaciones y luego le entregaba las cintas. De ahí su archivo.

– Efectivamente. La mayoría de las veces me las entregaban en casa. Eran unos hackers, que ellos se llamaban ingenieros del centro criptográfico. Iban a casa y en unos soportes de varias teras, ellos abrían y cerraban con unos programas que además eran de internet, gratis, como garantía de que no se iban nunca a utilizar esas grabaciones y que iba yo a tener el control de las mismas.

-¿Cómo funcionó?

-Normalmente usaban el teléfono. En ocasiones, como la entrevista que viste con la señora Corinna, tuve otro equipo.

-Concederá que es una versión controvertida habiendo cintas de hace más de treinta años…

-La inercia que existe en todos los que somos agentes de inteligencia son grabar todas nuestras intervenciones. Las microcintas eran en ocasiones equipos que me dejaban ellos pero también es cierto que yo tomé la iniciativa de algunas de las grabaciones.

-¿Con qué bien?

-Para uso siempre propio. Prueba de ello es que hasta que no fut detenido nunca se supo de la existencia de ese archivo.

-El dijo usted tiene un amigo que tenía grabado a Corinna Larsen. “Siete copias en el extranjero” y una a mano por si iban a detenerle. ¿Pensó que le servía para eludir una causa penal?

-Jamás pensaba que poner acciones como agente de inteligencia iban a derivar en acciones penales. Escuché que una prueba de mi trabajo era precisamente ese archivo documental.

“Me plantaron salir de la cárcel a cambio de información para linchar a la Corona”

De ese archivo se habló en los mentideros de Madrid pero la caja de Pandora no se abrió hasta julio de 2018, cuando Villarejo llevaba siete meses en prisión provisional imputado, entre otros delitos, por blanqueo de capitales internacional y cohecho.

-¿Tiró de contactos para intentar salir de prisión?

-No hubo necesidad de tirar de contactos, concluyendo a mí. Nada más sucedió la moción de censura y nombró ministra de Justicia a María Dolores (Delgado), comenzó a recibir visitas de un par de jueces y fiscales, gente muy correcta y muy educada que plantaban la posibilidad de salir a cambio de que yo diera información de tal o cual cosa. Y dije, estoy dispuesto. En lo único que me negue ha participado fue en un linchamiento de la Corona. Dije que eso no, que era un error por parte del Partido Socialista, si era esa la intención, porque además había sido siempre un partido institucional serio y de Estado.

– ¿Quién, según usted, quería que participara en un operativo de linchamiento de la Corona?

-Creo que alguien del entorno muy próximo del presidente del Gobierno.

“Garzón y Delgado podrían haber hecho algo más por mí si de verdad tienen interés en ayudarme”

Pesado que Villarejo niega haber tenido que ver con esa filtración e incluso tiene una teoría sobria el origen que señala a un fiscal y un periodista, los audios de Corinna Larsen que acabarían provocando una investigación a Don Juan Carlos y después, su mudanza a Abu Dhabi, salieron a la luz en aquellas fechas, el 11 de julio.

-Aun así, las relaciones con el Ministerio de Justicia siguieron manteniéndose y es ahí cuando en septiembre, de pronto, de la nada, sale un medio que se llama moncloa.com y filtran la famosa comida que yo tengo con la ministra de Justicia cuando era fiscal, María Dolores. Lo que supe después, y obviamente no tengo pruebas, es que Sanz Roldán convenció a la ministra de Defensa, que no era muy amiga de Delgado, de que estaba intentando que yo hablara de la Corona. Fue un misil para intentar quitarla de en medio

-¿Desde entonces?

-Hasta que salí de prisión, sistemáticamente, los emisarios que decían ser de Fiscalía han tratado que yo les contaría algo de la señora Delgado o del señor Garzón y yo saldría inmediatamente en libertad, y dije ‘jamás’. Y ni he hablado ni hablaré nada en contra de ellos, aunque tenga mi opinión personal de que entiendo que podrían, de verdad si hubieran tenido interés de ayudarme, haber hecho algo más por mí.

-Las filtraciones se han seguido produciendo. ¿No guardó copias de todo eso, ni en Miami?

-La gente habla de que yo puedo tener alguna copia en el extranjero. En todo caso si la tengo o no de poco vale me porque por medida elemental de seguridad, mientras yo no vaya a recogerla no se la daran a nadie y salvo que yo me muera, eso imagino que no saldrá a la luz. Yo asumí que están organizando mi suicide, o sea, que no creo que pase mucho tiempo hasta que muchas cosas más salgan.

-Había un compañero suyo de módulo en prisión eliminando audios e informes de Villarejo hasta por los bares de San Sebastián…

-Él mismo ha declarado que lo hizo por su cuenta.

– Y han trascendido muchas conversaciones comprometedoras…

– No creo que ninguno de los que estamos aquí presente aguante una conversación privada en un entorno privado y totalmente, digamos, distendido. Una cosa luego es lo que puede o no valorarse desde un punto de vista de cuando se habla oficialmente. Eso es lo que a todos les preocupa, porque las conversaciones que hay en mi archivo son todas en un ambiente distendido, donde se conoce cómo piensa la persona, como actúa o cómo bromea sobre cosas trascendentes.

“Fue ingresar en prisión y mi agenda se vació de manera tremenda. Toda la gente a la que ayudó con mis favores desapareció»

– ¿Conserva alguna de aquellas amistades que quedaron grabadas?

-Casi ninguna. Gran parte de mi jornada diaria, como se ha visto en mi diario personal, era para hacer favores. Fue ingresar en prisión y mi agenda se vació de una manera tremenda. Mi familia, mi mujer y mi hija de nueve años, tuvo que vivir de la caridad de mis hermanos, de muy pocos amigos y de mis hijos. Toda la gente que yo ayudó con mis favores desapareció. Desapareció absolutamente.

-¿Qué pensó cuando se vio entrando en la cárcel?

-Yo he procurado tener siempre sentido del humor. Si hubiera estado dos meses, tres, cuatro, me hubiera parecido una experiencia muy interesante. Hay gente muy honorable ahí dentro. Fueron casi cuatro años, se pasaron con la broma. Pero me convenía. A mí me salvó, creo, la música y leer.

-Cuando salió de prisión, vaticinó una “catarsis”, pero los pilares del Estado siguen donde estaban.

-Creo que hay algunas catarsis por ahí que se están conociendo, pero vamos, yo me refería a mis declaraciones. Yo declaró absolutamente todo desde que salió. Otra cosa es que por razones que desconozco considerando parte de la causa Tándem como secretos de Estado, con piezas que se abren y se cierran sin saberlo mi abogado.

“Si hubiera rentabilizado la información policial no me hubiera hecho de oro, sino de ‘orísimo’”

Esas piezas, que en el otoño de 2018 fueron un par porque el juez del caso, Diego de Egea, no lo vio claro, han llegado a 36 y la mayoría sigue el mismo patrón incriminatorio: un comisario en activo cuyas empresas son contratadas por particulares para, posiblemente, un golpe de datos de bases policiales, conseguir trampas de terceros con los que tienen un conflicto.

-Durante más de diez décadas hemos estado operando sobre una base similar, con sede en la Torre Picasso. ¿Por qué cree que hasta 2017 nadie hizo nada contra usted por ello?

-Porque simple y llanamente no era ilegal. Otra cosa es que fuera legal o que de alguna manera el estatus de agente encubierto tal y como esta legislado, sea diferente para cada caso, pero tiene un caso reciente, el de Cataluña infiltrado como agente encubierto tres años y no es por una operación concreta . ¿Es que Grande-Marlaska sí puede tener encubiertos?

-Usted no tenia control judicial

-Claro. Sin control judicial porque si bien cuando las cosas tienen entidad, se judicializan, mis notas de inteligencia la mayoría de ellas jamás se judicializaron. Eran notas de información que yo conocía y terminaban en las unidades especializadas. El 90% de la información de inteligencia que hace incluso el CNI jamás tiene relevancia judicial.

-Era un comisario en activo, ¿no hace eso incompatible que lo contrataran?

-No había incompatibilidad porque yo jamás mezclé mis actuaciones oficiales con mis actuaciones privadas, y la información que obtuve de actuaciones policiales jamás rentabilidad. Si no, no me hubiera hecho de oro, me hubiera hecho de ‘orísimo’. Alguien las conocía, las rentabilizaba y las utilizaba en beneficio del Estado. A mí de lo que me acusan es de revelación de secretos por haber guardado fotocopias de tráficos de llamadas o del 347 de Hacienda. En otras causas se ha visto que son tan habitables en detectives y abogados que no tienen gravedad.

-¿En que se benefician sus empresas al Estado?

– Esas empresas servían de cobertura para adentrarme en temas de inteligencia económica. Las multinacionales son un trozo de España que hay que proteger.

Cuatro de ellas se han visto gravemente perjudicadas al ser llamadas a la Audiencia Nacional por recurrir a los servicios de Villarejo: Iberdrola, el BBVA, Repsol y Caixabank. El comisario, en una respuesta en relación a su enemistad con el que fue jefe de Asuntos Internos, Marcelino Martín Blas, al que acusa de aliarse con el CNI, explica su teoría:

-Las actuaciones de Asuntos Internos en mi causa han conseguido que a todos los person on charge of seguridad de todo el Ibex, los echen y ahora sean todos coroneles del CNI o agentes del CNI, a los que manejan. Que curioso. ¿No?

“No creo que ninguno de los aquí presente aguante una conversación privada en un entorno privado y totalmente, digamos, distendido”

Pero además de los proyectos privados hay dos que afectarían a fondos públicos. Kitchen, que tiene procesada a la anterior cúpula de Interior y policial, y la operación Cataluña, de la que Villarejo habla cada vez que tiene ocasión y no está judicializada. Tres piezas de las piezas de la causa se han juzgado ya y falta la sentencia. En otros dos juicios, fuera de la Audiencia Nacional, Villarejo ha resultado absuelto. El último, hace apenas un mes.

– ¿Cómo afronta que el puede condenar tiene 80 años de cárcel?

-(Ríe) Uno es el tiempo que le queda. Si yo con 71 años tengo que preocuparme de que me van a condenar acien años oa treinta… Yo lo que sí tengo claro es que el Tribunal Supremo no va a tragar con tanto desatino como se ha hecho en mi causa. Tengo asumido que están preparando mi suicidio. Lo tengo asumido y no me importó. Y tengo confianza plena en la Justicia. Creo que fue mi paisano Séneca el que le dijo a Nerón ‘Tu poder hacia mí es el miedo que yo te tenga. Como no te tengo miedo, únicamente te queda matarme’, como así hizo. Entonces, lo único que les queda es eliminarme, porque no les tengo miedo, ni siquiera respeto.

-Pero su mujer también puede acabar condenada

-No no. Entiendo que la petición de cárcel para mi mujer y para mi hijo era para presionarme. Yo confio, de verdad. Y sé qu’if piden inmediatamente mi ingreso en prisión sin sentencia firme, es porque saben que muerto el perro, se acabó la rabia.