frontera difusa entre vida y muerte

Principios del siglo XX. Un maestro llamado Miguel (Tamar Novas) llega a Lobosandaus, una aldea situada en la parte gallega de la frontera de Galicia con Portugal. Una persona científica que se enfrenta a su nueva vida en una aldea llena de nieblas y tradiciones. Y la muerte de un vecino comienza a reducir cualquier tipo de frontera entre la vida y la muerte: Miguel ve como todo se va oscureciendo a su alrededor. En palabras de la directora, la asturiana más que en gallega Ángeles Huerta, ‘O corpo aberto’ “no contrapone la idea del progreso frente al atraso, sino un mundo secularizado frente a otro con una conexión con lo espiritual” y supersticioso.

La película germinó a partir de un relato de Xosé Luis Méndez Ferrín y, desde ahí, la directora y Daniel D. García —el otro guionista— completaron el resto para redondear la historia. La historia de Ferrín tenía “un handicap y una oportunidad al mismo tiempo, que es que era muy breve”. Concebido como epistolar, los renglones en blanco convertidos en un enorme abanico de posibilidades para Huerta, lo que abría muchas posibilidades cinematográficas. Partiendo de la premisa, el propio Ferrín le vio muy buen encaje en la gran pantalla, cuenta la directora a ABC: “Era una lectura clásica del extranjero que llegaba a un pueblo hostile, tenía también un poco de western, elementos propios del género gótico , la llegada en diligencia…”. Huerta partía con una buena materia prima que supo trabajar, y las cifras en sala la respaldan. A principios de semana, en Galicia fueron a ver ‘O corpo aberto’ unas 1.500 personas, toda una hazaña teniendo en cuenta el contexto: la semana pasada se estrenó casi una quincena de producciones, como laureada ‘Mantícora’, de Carlos Vermut , y la segunda película del año del director Santiago Mitre, director de ‘Argentina 1985’, ‘Pequeña Flor’. “Estrenar ahora era una odisea”, declaró ahora, ya aliviada, la realizadora, pero la acogida está “siendo muy buena” en Galicia.

Volviendo a la adaptación de la obra de Ferrín, lo que hicieron los guionistas fue “llvar a término la historia del maestro”, que no estaba concluida del todo en el libro. “Completamos con nuevos personajes y concluyendo tramas que estaban sin acabar” para dejar la película redonda.

El entorno, además, jugaba ha conocido favor. Y también la cultura de Galicia. “Tenemos —dice la directora, que lleva ya dos décadas viviendo en la Comunidad— una tradición cultural muy rica en lo espiritual, y sobre todo tenemos una cultura de la muerte muy interesante“ que deja mucho espacio para la creación artística. “Esa convivencia entre los vivos y los muertos está muy presente en nuestra cultura y tiene un componente estético y narrativo muy interesante. Y nivel social creo que sanador«. Durante las sesiones de casting para elegir a los niños actores, el director procuraba ser cuidadosa para que los padres audicionaran a la perfección la trama de la película, con toda su tenebrosidad. Les preguntaba si tendrían algún reparo en que sus hijos actuaran en una película de este tipo, y para su sorpresa, una de las madres le espetó “¡No pasa nada! Si yo hablé con mi padre después de muerto”. La respuesta cogió a Huertas totalmente descuidada, y la mujer le había explicado que, precisamente, había sido a través de un ‘corpo aberto’: personas que dicen ser mediadoras entre vivos y muertos.

De las fronteras al oeste

Se ha dicho que es una película de terror, de miedo, un drama, misterio… Pero la directora no encasilla ‘O corpo aberto’ en ninguno de esos géneros: es una película de frontera. No solo geográfica, pues esta aldea está a pocos kilómetros de Portugal, sino también lingüística (se habla castellano, gallego y portugués) y también entre lo “masculino y lo femenino”. Por supuesto, la frontera más importante: la que para a los vivos ya los muertos, una frontera que cada vez se difumina más. “La aldea es una especie de limbo, no hay ese corte”.

Western es una palabra que aparece con frecuencia cuando se habla de esta película. Aunque la época se un poco posterior a la ambientada en las grandes películas de la época dorada de Hollywood, sí guardan algunas similitudes: por supuesto, la figura del forastero que llega a un pueblo hostil. Como James Stewart en ‘El hombre que mató a Liberty Valance’. Pero Huerta marca distancia con el género de pistoleros, y aunque reconoce que, obviamente, lo tiene marcado “en la retina”, otras películas como ‘La noche del cazador’ la influencia será de manera más directa. La oscuridad, misterio, “el territorio desconocido” y la rompedora fotografía a cargo de Stanley Cortez de la obra maestra de Charles Laughton sirviera a la directora como “referencia”.

Ya con la película estrenada en el calor de la sala de cine, Huerta echa la vista atrás a un rodaje duro: “Siempre dicen que hay que evitar exteriores —especialmente en Galicia—, Animaux y niños, y nosotros hemos tenido los tres”, reír. Pero “un equipo profesional como el mío lo acabas incorporando al rodaje”. Los parajes gallegos, aunque “suene a tópico”, aportaron a la película “mucha belleza natural y diversidad de paisajes”. Con respecto al trabajo de Tamar Novas (muchos dicen que es el mejor papel de su carrera), a la directora no le alcanzan los halagos. “Eres un tipo cariñoso, inteligente, trabajador… Estuvimos en contacto durante años. Repetiría una y mil veces con él».