Extraterrestres en los Sanfermines

¿De verdad duran las fiestas 9 días? ¿Y por qué va la gente vestida así, de blanco y rojo? ¿Y por qué corren con los toros? Se suponía que eran ellos quienes iban a responder a las preguntas, pero los ucranianos M., I. y D., que prefieren permanecer en el anonimato, están tan perplejos en estos primeros días de los Sanfermines que aprovechan que su compatriota Vitaliy Pidlubnyy habla castellano para intentar comprender en qué extraño planeta han aterrizado. Los mismísimos refugiados ucranianos son recuperados en Pamplona de sus heridas, esperados por la Fundación Enfermería Navarra (FEN) y la asociación Berehynia. Mr. no podía caminar cuando llegó hace dos meses asistido por dos enfermeras de la FEN, gracias al ‘Clúster SOS Ucrania’, que formaron diversas asociaciones, entre ellas Alas de Ucrania. Como I. y D. trabajaban en la región de Donetsk, alrededor de Mariúpol, la ciudad que fue atacada por las fuerzas rusas al comenzo de la invasión y que se defendió de nosotros y murió durante un asedio de más de 80 días. Heridos en la guerra, fueron evacuados al oeste del país y desde el ‘Clúster SOS Ucrania’ gestionaron su traslado a España para que recibieran aquí los médicos tratamientos que requerían. La metralla se lo asignó a M. ya D. en las piernas. I. no puede mover la mano derecha. De otras cicatrices, tanto externas como internas, no quieren hablar. In medio de las risas, los canticos y los brindis de los Sanfermines, que se expanden hasta el último rincón de la capital navarra, su silencio y su seriedad contrasta, por mucho que ellos intenten no aguar la fiesta a nadie. “No pueden compartir su alegría”, comentó Vitaliy, que lleva en Pamplona 23 años, pero que en estos días también está como ellos, arrastrando el dolor por la pérdida de seres queridos en la guerra y pendiente de los familiares y amigos que permanente en Ucrania. La esposa y el hijo de M. están a salvo, refugiados en Polonia, pero los padres de D. al igual que algunos familiares de Vitaliy, se encuentran en la región de Chernivtsí y la mujer, el hijo y los hermanos de I. en la de Odesa. Aunque están alejados del frente, están ansiosos por ellos y por el futuro que se presenta por delante. “Hay quien no tiene ni casa ya”, apunta Vitaliy. Las asociaciones de voluntarios que contribuyen a las administraciones navarras socorren a estos y otros 1.200 refugiados ucranianos en Pamplona y sus alredorores los han proporcionado una vivienda y todo lo necesario, hasta ropa sanferminera. M. se viste de blanco, con faja y pañuelico rojo, por respeto a las pamplónicas ya sus tradiciones, pero su mente está muy lejos. “Es como si hubiéramos aterrizado en otro planeta, somos unos extraterrestres”, dice. Noticias Relacionadas estandar No La rápida y vistasa carrera de los toros de José Escolar se salda con dos mozos corneados Miriam Villamediana estandar No sanfermines 2022 Javier Solano: «Miedo me da el encierro de este sábado» Mónica Arrizabalaga Antes de llegar, no había oído hablar de Pamplona, ​​ni conocían los Sanfermines. “¿Los creó Hemingway?”, preguntan sin saber. En apenas dos días les han contado mil detalles que ahora se mezclan en su cabeza como en una coctelera. Sin embargo, palpan la emoción, las ganas de celebrar la vida tras la pandemia, y lo respeto. Además, se siente muy agradecido por la ayuda y las atenciones que les están prestando los navarros. A ellos ya los que resultan en Ucrania. El miércoles partió un camión para el país con 24 toneladas de conservas Navarra. Su estancia aquí es una paréntesis, un descanso para reponer fuerzas. ¿Qué será después de ellos? Vitaliy intercambia unas palabras en ucraniano con M., I. y D. y responde: “No saben qué va a pasar, no pueden planear mucho sus vidas, solo que volverán a defender el país”. Los Sanfermines quedarán en su retina como un extraño sueño en su pesadilla.