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Los frentes en Kiev los marcan los puestos de control ucranianos. Tras semanas retenidas, los rusos avanzan desde el norte hacia el norte y norte de la capital y en cada uno de los flancos se forman las fuerzas de seguridad por voluntarios determina la frontera. En el frente oriental se encuentra el límite de Brovary, a sólo 27 kilómetros de Kiev. Cuando se supera esta ciudad de 100.000 habitantes y se enfila hacia Kalinovka los militares cortan el paso a los vehículos y obligan a todos a darse la vuelta. “No se puede pasar, no sabemos a la distancia exacta a la que están, pero no es seguro”, declaró el responsable del control ante la insistencia de los periodistas extranjeros.
Al final de Ucrania hay una especie de tierra de nadie que se prolonga hasta la primera posición rusa. Esta tierra de nadie es puro silencio y zozobra ya que en cualquier momento puede dejar de serlo y caer en manos del rival.
Uno de los primeros movimientos ordenados por los mandos rusos el viernes fue la toma de Brovary. Una columna de tanques avanzó hacia este lugar, que hasta el inicio de la guerra será famoso por sus cervezas artesanas ya que su propio número traducido del ucraniano significa cervecería, pero fue sorprendida por una emboscada que los ucranianos grabaron con drones y las imágenes dieron la Vuelta al mundo. Uno tras otro los tanques saltaban por los aires y se vio correr despavoridos a los enemigos soldados.
Así ha dejado #Russia con 3 misiles el principal almacén de suministro de carne y pescado de #Ucrania, situado en #Brovary, a las puertas de #Kievpic.twitter.com/2hwr0ImCmJ
— mikel ayestaran (@mikelayestaran) 13 de marzo de 2022
La venganza rusa llegó con el lanzamiento de tres misiles contra la mayor planta congeladora de Ucrania. Los proyectiles impactaron en la enorme nave donde se almacenó la mayor parte del pescado y carne que se consume en la capital y la destruyeron. Veinticuatro horas después de este ataque, en el que no hubo víctimas mortales, uno de los person a cargo de seguridad abre las puertas a los periodistas para mostrar “este golpe directo a la línea de suministro de alimentos para quienes vivimos en toda la zona de Kiev . Es un castigo colectivo porque aquí no hay nada que se puede relacionar con tema militar, esto es solo comida y ahora lo hemos perdido». En la guerra hay muchos frentes y el logístico es clave.
El enorme hongo de humo gris rose a lo más alto y se funde con el tono plomizo de un cielo que responde con nieve intentando ayudar a los bomberos. Han tenido que pasar varias horas para sofocar las llamas y lo queda en el interior es un enorme amasijo de hierros carbonizados que retuercen en direcciones imposibles. El lugar del que salía la comida para millones de personas, hoy es un infierno. Esta situación no tardará en notarse en las tiendas que siguen abiertas para aquellos ucranianos que han optado por quedarse y resistir el ataque ruso. In Kiev, según el alcalde, quedan de momento la mitad de sus cuatro millones de habitantes y para ellos será de ahora más fácil encontrar carne y pescado.
Evacuación de civiles
The carretera frente a la planta atacada es el corredor de salida de miles de civil que huyen de los pueblos cercanos en dirección à la plaza de Brovary, donde una hilera de decenas de autobuses amarillos les espera para llevarles a Kiev. Las autoridades temen que esta ciudad convierta en la nueva Irpín e instant a los civiles a abandone sus casas. El problema en este tipo de situaciones es que la gente resiste hasta el final, hasta que las bombas caen tan cerca que la salida resulta tan peligrosa como la opción de quedarse.
Filas interminables de boquillas listas en #Brovary para evacuar civiles. #rusia avanza
#RusiaUcraniaGuerra pic.twitter.com/nMm41BEh8p
— mikel ayestaran (@mikelayestaran) 13 de marzo de 2022
Vladimir espera paz con paz en las primeras paradas de autobús. Todos los vehículos llevan un pequeño cartel en su parte delantera con una cruz de color rojo y la palabra “evacuación”, un rasgo distintivo que los rusos respetan los convoyes. Viaja con su mujer y dos hijos y se marchó porque “las explosiones son continuas y en cualquier momento empezarán los combates casa por casa, no tenemos más remedio que escapar en busca de un lugar seguro”.
Ya son 2,7 millones los ucranianos que han encontrado refugio en el extranjero, según los datos de Naciones Unidas, y la cifra no para de crecer conforme las tropas de Rusia avanzan sobre el terreno. Los organismos de humanos recientes aseguran que en las próximas semanas llegarán a los cuatro millones de refugiados.
Espera tensa
Para salir de Brovary en dirección Kiev hay qu’superar un puesto de control fortificado que los rusos atacaron hace unos días. Una furgoneta reventada descansa para siempre junto a un coche calcinado y un blindado del Ejército también inutilizado por los misiles. A lado de la carretera, los de Ejército han tomado una casa que han convertido en su cuartel de voluntarios, aunque el techo salió volando durante la operación rusa. Allí se calientan en torno a una fogata que sirve también para mantener la sopa a punto. Todo es poco para hacer frente a las bajas temperaturas.
“Al comienzo de la guerra puede que tuviera algo de miedo, pero después de este ataque que nos hicieron ya se me ha pasado. Aquí les vamos a estar esperando, nadie va a dejar esta posición tan importante y pelearemos hasta el final. Pero yo no quiero hablar más, quiero disparar… y maldecir a Rusia por todo el mal que nos está haciendo”, se desahoga uno de los voluntarios encargados de la vigilancia de los coches que salen rumbo a una capital con cada vez más salidas bloqueadas por el enemigo.
