España y su apuesta en defensa

editorial

El primer contrato del futuro avión de combate europeo confirmó que España estará en pie de igualdad junto a Francia y Alemania en el desarrollo de este ambicioso programa

Editorial ABC

18/12/2022

Actualizado a las 2:19 p. m.

La adjudicación del primer contrato para desarrollar el futuro europeo de combate aéreo, cuyo desarrollo tecnológico está valorado en 8.000 millones de euros, es un gran paso adelante que confirma la volunta común de Francia, Alemania y España por avanzar juntos en este proyecto clave para la defensa europea. La cooperación en torno tiene prevista su puesta en marcha en Francia y Alemania en 2017, bajo liderazgo inglés. Hay que celebrar la decisión del Gobierno de unirse en 2019, lo que ha permitido que en este primer contrato la participación española, a través de Indra como empresa coordinadora de otras más pequeñas y especializadas, cuente lo mismo que la de Alemania (Airbus) y Francia (Dassault), un 33% cada una. Al menos sobre el papel, la industria española está en igualdad de condiciones que la de los demás socios.

Esta primera fase tenderá a durar 36 meses y superará los 3.000 millones de euros. Tiene por objeto preparar demostraciones y prototipos del Sistema de Armas de Nueva Generación para el Futuro Sistema de Combate Aéreo. Se espera que la fase de producción en línea de aeronaves y sistemas comience en 2035 para que esté completamente operativa en 2040. Este programa ha simbolizado y resurgido de la industria de defensa europea como resultado de abandonar marcha atrás y perder intereses políticos. Coincide también con un impulso militar generalizado al gasto que se ha registrado a nivel mundial a través de la agresión rusa en Ucrania. Los últimos en sumarse han sido Japón, que ha anunciado que duplicará su gasto militar en cuatro años, y Dinamarca, que tiene como objetivo aumentar hasta el 2 por ciento de su PIB el gasto. También Alemania apostó hace meses por aumentar su esfuerzo inversor en este campo. Además de la invasión rusa, esta línea viene por la presión que desde hace varios años viene desplegando Estado Unidos para que los miembros de la OTAN paguen elevasen sus presupuestos.

El Gobierno ha aprobado proyectos a futuro por un valor aproximado de 19.000 millones. Todo esto incluye la modernización de los helicópteros Tiger, nuevas fragatas F-110, el nuevo vehículo blindado 8×8, los submarinos clase S-80 y nuevos aviones reconstruidos a la vista, entre otros. Continúa como la línea trazada por el Ejecutivo de Rajoy hasta 2018. Puede decidirse que, pese a la resistencia ideológica de Podemos, los socialistas sí han hecho política de Estado en materia de Defensa, honrando nuestros compromisos con la OTAN. Todo un progreso, si tenemos en cuenta que antes de llegar a La Moncloa, Sánchez se mostró partidario de liquidar el Ministerio de Defensa.

Una de las desventajas de España para intervenir en estos proyectos es que en el área de Defensa no cuenta con grandes empresas o con un consorcio líder de gran tamaño. Se trata de un sector con unas empresas medianas de excelente nivel, tanto en la gestión como en el desarrollo tecnológico, pero muy fragmentado. Esto dificulta nuestras aspiraciones de captar una parte importante del aumento del gasto militar que se va a producir en Europa. El Ejecutivo está patrocinando a Indra como ‘campeón nacional’ pero habrá que sumar muchos más esfuerzos detrás de esta tarea. Esto, claro, no se puede hacer con dinamismo cuando hay que cargar con el peso muerto de un sector del Gobierno que sistemáticamente estigmatiza a la industria militar que algunos teóricos juzgan necesaria prematuramente.

Informar de un error