“¡No te metas dónde cubre!”, es una de las frases que se suele escuchar en las playas españolas cada verano. “¿Aquí haces pastel?” suelen preguntar a los padres a los más pequeños. Una cuestión que los ingenieros del mundo de la eólica marina se preguntan para instalar parques marinos u offshore en el litoral nacional.
Los molinos en alta mar ajustan sus aspas o en terminología naval sus velas para convertirlos en la alternativa a los combustibles fósiles. El pasado 2021, el offshore generó 35,3 gigavatios (GW) de energía, cediendo un tercio de los británicos. Una carrera donde España “tiene como objetivo producir entre uno y tres Gwh en 2030”, según palabras de la ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera.
«En el mar no tenemos nada instalado», apunta Tomás Romagosa, director técnico y coordinador del grupo de trabajo de eólica marina de la Asociación Empresarial Eólica (AEE).
A debe en un país con más de 6.000 kilómetros de costa y eso se ejemplifica en la frase: “¿Haces pastel?”. La respuesta es no. “Nuestras costas tienen mucha profundidad”, advierte Romagosa. «Es un aspecto bastante clave que diferencia España del norte de Europa», explica Antonio Turiel, investigador del CSIC en el Instituto de Ciencias del Mar.
El mar que baña Reino Unido, Dinamarca, Alemania, Bélgica y Países Bajos cuenta con una profundidad media de 700 metros. “Es un mar muy somero y fuertemente antropizado”, asegura Turiel. Estas aguas concentran el 64% de los GW generados por la eólica marina en 2021. “En España es muy estrecha y llega pronto al talud continental donde, de repente, alcanzas profundidades de 2.500 metros en el Mediterráneo y hasta 4.000 metros en el Atlántico”. “Esta es una de las áreas del escaso desarrollo en España”, revela Pablo Finkielstein, gerente de la marina eólica de Siemens Gamesa en España.
Tecnología en evolución
La distancia al lecho marino es una de las claves del uso de esta tecnología que ya cuenta con tres décadas a sus espaldas. El Vindeby Offshore Wind Farm fue el primer parque eólico marino de la historia y contó con 11 aerogeneradores, “aunque estaba muy cerca de la costa”, señala Finkielstein, pero “sirvió para demostrar su potencial”.
El parque consiguió 4,95 megavatios de potencia con la decena de turbinas ancladas al lecho del mar del Norte. “Ahora la tecnología ha avanzado”, añade el responsable de Siemens Gamesa. Las aspas son más resistentes, más grandes y su capacidad de generación es aún mayor. Sin embargo, el anclaje aún “está dando sus primeros pasos”.
La eólica marina busca flotar en aguas españolas
Tipos de turbinas en el mar
tecnología de cementación fija
Tecnología de viento flotante
Plataforma semisumergible
Las plataformas más utilizadas en Europa
Plataforma semisumergible
La eólica marina busca flotar en aguas españolas
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tecnología de cementación fija
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Plataforma semisumergible
Las plataformas más utilizadas en Europa
Plataforma semisumergible
En la actualidad, de los 28.210 megavatios de offshore instalados, el 99,6% es de cementación fija. “En España, no se puede por la profundidad del mar”, responde María Moreno, directora general de Greenalia Power España. La solución española pasa por la “flotante”, apostilla. “El sistema es el mismo, porque la generación es igual sólo que están sobre estructuras flotantes ancladas al suelo con cadenas”, añade.
Así es uno de los prototipos que la compañía gallega quiere instalar frente a las costas de Gran Canaria. Sus aviones pasan por el uso de un parque eólico con una potencia de 50 MW, “energía para abastecer a una población de más de 70.000 hogares”, explicó la compañía en un comunicado. “La eólica marina es una gran oportunidad para Canarias, debe ser una prioridad”, apoya Romagosa. “En esta zona hay mucho venus junto con la cornisa cantábrica y la costa frente a Gerona”, añade.
Parque eólico marino. – Iberdrola
Una apuesta aún en los astillero. “En diciembre, el Gobierno publicó la hoja de ruta para el uso de la eólica marina”, narró el coordinador del grupo de trabajo de eólica marina de la AEE. Pero, ‘faltan reales decretos y órdenes ministeriales’. “Nuestra perspectiva es que esté lista a finales de año, de modo que a inicios del próximo ejercicio se puedan lanzar las primeras subastas para los proyectos comerciales”, responden fuentes del ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico.
«Nuestra previsión es que finales para de año esté lista la legislación sobre eólica marina» Ministerio para la transición ecológica y Reto Demográfico
Junto a estos están determinar los Plan de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM) “para repartir las zonas del mar y sus usos”, apunta Romagosa. “Vamos con retraso y la industria no puede parar”, advierte Moreno.
El Gobierno supondrá entre 500 y 1.000 millones las necesidades de inversión para potencializar la infraestructura portuaria e impulsar esta industria. “Somos uno de los grandes hubs europeos de fabricación de eólica marina, pero sin mercado local no se puede sostener”, explicó el director general de Greenalia Power España.
Impacto medioambiental
Entre la normativa pendiente en las ministeriales está el impacto ambiental de estas instalaciones. “La cementación fija tiene más impacto por allo la obra que haces”, explicó Turiel. En este caso, hablamos de un gran pilar “anclado al suelo”, comenta el investigador del CSIC. “Es una operación compleja”, advierte el responsable de eólica marina de Siemens Gamesa en España.
La construcción de estas estructuras se realiza en el puerto, donde posteriormente son trasladadas a alta mar para, finalmente, fijarlas en el suelo. “Es más complicado que en tierra y además los costos del buque varían entre 250.000 y 300.000 euros por día”, comentó Finkielstein. “Luego compensa la generación de energía”.
Así opera un parque eólico marino
La electricidad producida en el generador es conducida al interior de la torre
El convertidor transformó la corriente continua en la corriente alterna
El transformador eleva el voltaje (33 kV – 66 kV) para transportar la corriente por el parque
La electricidad se transmite mediante cables submarinos hasta la subestación
En la subestación, la electricidad se convierte en corriente de alto voltaje (+150 kV)
La electricidad se transporta a través de la red de distribución hasta los hogares
Así opera un parque eólico marino
La electricidad producida en el generador es conducida al interior de la torre
El convertidor transformó la corriente continua en la corriente alterna
La electricidad se transporta a través de la red de distribución hasta los hogares
En la subestación, la electricidad se convierte en corriente de alto voltaje (+150 kV)
El transformador eleva el voltaje (33 kV – 66 kV) para transportar la corriente por el parque
La electricidad se transmite mediante cables submarinos hasta la subestación
No obstante, la compensación ecológica no está tan clara. “Con esta obra daña todo el lecho marino”, advierte Turiel. “Con la flotante ocurre lo mismo, porque está basado en cadenas catenarias que caen al suelo y pueden barre el fondo y provocar una gran erosión”.
Un impacto que nuestro solo tendrá en el momento de la instalación, si no durante la vida útil del parque, que “suele estar entre 25 o 30 años”, recuerda Finkielstein. Los aerogeneradores están conectados entre sí por cables que bajan por los pilotos, en el caso de la cementación fija, o suspendidos, en el de la flotante, hasta el lecho marino. “Esto transporta mucha electricidad y pueden desorientar o, incluso, electrocutar a los Animaux”, alertó Turiel.
En su estudio publicado en la revista Science of the Total Environment, Turiel se une a un grupo de investigadores españoles para evitar la instalación de parques en los espacios protegidos del Mediterráneo. “Los sonidos, las vibraciones y los campos electromagnéticos de los cables pueden hacer que las capturas mengüen”, destaca Turiel.
Asimismo, la investigación demuestra que los impactos no se limitan a la costa, sino que también llegarán a los municipios del prelitoral. Estas poblaciones deben acoger infraestructuras (carreteras de acceso, subestaciones, líneas de transmisión de electricidad o estructuras temporales) que pueden dañar ecosistemas frágiles como, por ejemplo, los amortiguadores.