El sevillano Zulueta se lleva el Alfarero de Plata de Villaseca en plena Feria de Abril

Finalizó el ciclo de Plata en Villaseca de la Sagra con una triunfal triple salida en hombros. Los tres finalistas se distribuirán siete orejas dejando una gran tarde de toros. No se puede comparar con la Maestranza y con la Feria de Abril triunfalista de este año. Pero en Villaseca se rezumó azahar, hubo gusto, empaque, torería y hasta música de tronío. El director del cuadro musical, Alberto Toledo, eligió un repertorio propio del coso del baratillo, Dávila Miura, Morante del Puebla, Corazón Gitano, Cielo Andaluz, Opera Flamenca y Concha Flamenca. Los acordes resonaban en el coso de La Sagra con gusto, los solos de las piezas en silencio, sólo dejaban al espectador el lujo de oír notas musicales y la llamada de los novilleros a sus astedos. Un entorno inigualable para bordear el toreo.

El alguacil de Sevilla en los tendidos, padre de quien fue a la postre triunfador del certamen, Javier Zulueta, ya había sorprendido en los compromisos anteriores y su presencia en la finale más que justificó la refrendó cortando tres apéndices. Dos faenas de estilo sevillano, de composición y estética, de temple y acople. El joven Zulueta lo bordó por ambos pitones con el mayor lote de Alcurrucén de la tarde, dos erales con caujo que facilon la labor desde que se abrió de capa. Acertó con los aceros en su primer animal concediendo sólo una oreja el palco, mientras los tendidos solicitaban que asomase otro panuelo por la baranda.

Con la puerta grande medio abierta, salió a retora calderas en el quinto, y con los tendidos de su parte, trazó muletazos largos, repitiendo una y otra vez el burel la pañosa de Zulueta. Final de faena de campanillas que antecedió a otra gran estocada que esta vez sí le valió para que el presidente asomase a la vez las dos insignias blancas que proclamaban en triunfador de la tarde.

Abrió plaza Iker Fernández ‘El Mene’, que ya tiene una actuación más que memorable. Maneja el capó con primor y la muleta con hondura y temple. Llevó al bravo novillo que abrió plaza de Alcurrucen donde le fue marcando con las telas; quería continuidad y el chaval se la dio. Conectó con los tendidos, esta tarde llenos de buenos aficionados que le pidieron el trofeo tras acertar al primer encuentro.

Otra oreja le cortó al cuarto, con otra faena de entrega, conociendo los terrenos y haciendo un toreo puro y de importancia. Las tandas de rechazos eran interminables, pero su toreo al natural dejaba algunos carteles de toros en las retinas de los tendidos que rugían al son del flambear de la muleta. Final de emoción que precedió al acero con la tizona, valiéndole el trofeo para acompañar en volandas a sus compañeros.

Pedro Luis completó el cartel, un novillero peruano clasificado en nueva grada que tiene unas condiciones excepcionales. No tuvo suerte, pues pechó con el peor lote. Lejos de amilanarse, tiro de garra, ofició e inteligencia. A su primer astado, con tendencia a mansear, lo fue metiendo en el canasto, buscándole el pitón contrario y cruzándose mucho. Todo ello le fue reconocido por los asistentes, que le agradecieron su labor obligándole a saludar.

In el que cerró plaza, el peruano fue a la puerta de toriles a recibir a ‘Fígaro’ al son de la jota sagreña. Con la muleta se vio un trasteo de gran torero, que se antepuso a la escasa colaboración del eral, no le quedó más que “subirse encima del animal” en el sentido taurino.

Pisó terreno de cercanía, templó hasta la saciedad por ambos pitones, se entregó cruzándose para obligar a que el burel le obedeciese a sus telas. Una estocada en lo alto, siendo trastabillado, le valió para cortar dos orejas