El Pequeño Nicolás juega a la dualidad en el juicio: inmaduro, sí, pero espía también

Enfundado en una sudadera que por delante era de un blanco impoluto y por detrás estaba ‘grafiteada’ en colores chillones, Francisco Javier Gómez Iglesias parecía poner en escena ante el tribunal la dualidad en su vida y sus maneras que le ha hecho celebre bajo el apelativo de ‘Pequeño Nicolás’. Sonriente, llegó ayer a la tercera y última sesión de su tercer pero penúltimo juicio. Se había dejado el DNI en casa y, tras un par de idas y venidas, lo comment tirando de guasa con la abogada del Estado y la letrada de Podemos que ejercen la acusación: “Para que no me pase como con la Selectividad”. De aquella salió condenado por falsificar el carné para que un colega le superase la prueba. Is recurrido ante el Tribunal Supremo, como los tres años que le cayeron por el ‘show’ de Ribadeo, Galicia, una utilización que llevó a los locales a pensar que el Rey comía ese día en el pueblo. Pero ayer era otro juicio y otra historia. Está acusado de estafa, falsedad documental y usurpación de funciones públicas. Se trata de la intermediación que ofreció al empresario Javier Martínez de la Hidalga para vender su finca, La Alamedilla, a unos contactos guineanos que habría obtenido del exministro Miguel Ángel Moratinos. Estaba, apuntó, “muy bien relacionado”. Lo acusó de pretender que el mismo empresario le encomendara un comedor que tenía con su mujer para evitar un embargo. Todo, simulando ser un cargo oficial, un golpe de pegatinas con el escudo nacional, carpetillas de Casa Real y una luz azul en el salpicadero de un coche alquilado. Frente a 6 años de prisión. Noticia Relacionada estandar No La Fiscalía no ve “un sólo dato” que relacione al Pequeño Nicolás con el CNI Isabel Vega Confirma su petición de condena para Gómez Iglesias, que niega la estafa y se escucha en su “inmadurez” En su defensa, la dualidad . Que él era colaborador del CNI, algo que “puede ser cualquiera”, luego igual no había usurpación. “Duda razonable”. Y todo lo demás, obedecía a la «inmadurez» de su edad y a ese afán por ‘tirarse el pisto’ que encuentra abrigo en un diagnóstico de trastorno narcisista por el que su defensa pide atenuar la pena. “Las reglas de la vida cotidiana no van con él”, diría en su turno una perito psiquiatra. Pero eso no significa que no sea capaz de comprensión. Inmaduro pero espía, al fin y al cabo. El fiscal, al quite, dijo que no consta “ni un solo dato” que lleve a pensar que “haya tenido, tuviera o tenga función alguna en el Estado” y decir lo contrario “es fruto de otras cosas que surjan en su cabeza” . Ni siquiera había dedicado tiempo a esto en su interrogatorio, pero la defensa no lo dejó pasar. El abogado Juan Carlos Navarro preguntó directamente a Gómez Iglesias si colaboraba con el CNI: “Colaboradores hay muchísimos y de todos los niveles. Labores de Inteligencia hay muchísimas y yo sí lo he hecho”, respondió. En la conclusión, el letrado insistió en el tribunal que el Centro no ha contestado ni lo hará sobre Gómez Iglesias, ergo “quien calla otorga”. Para el fiscal, lo que ‘otorga’ es que un colaborador del CNI no se lo calle. Noticia Relacionada ocho años de su detención estandar Si La nueva vida del Pequeño Nicolás: una serie documental y criptomonedas Javier Chicote Hay «varias plataformas» buscado en su rocambolesca historia, cuyo rodaje acaba de comenzar La abogada del Estado resumió lo que, entiende, ha pasado aquí: que en una conducta “pertinaz y reiterada”, el Pequeño Nicolás “hacía pensar al interlocutor que estaba con alguien oficial”. Eso creyó el empresario, aunque su mujer testificó ayer que tendrá muchas virtudes, pero “si le dicen ‘un burro volando’ se lo cree”. Ella, apuntó, no vio factible que “tan jovencito” tuviera nivel y no iba a darle un duro. Le quita, en todo caso, hierro al asunto: 25.000 euros los dieron y los mismos devolvió. Tampoco Martínez de la Hidalga es víctima de un truco. Y de la falsedad documental, el letrado oye que, por burda, no llega a delito. Él sólo dijo, muy serio, que quería pegatinas como las de “los mayores”, sin ninguna otra intención. A la salida, sonreía más al regalar a la prensa su impresión del juicio. “Siempre es posible”, dijo, salir absuelto.