El Papa denuncia “intentos de limitar la libertad de conciencia” de los médicos

Javier Martínez-BrocalSEGUIR

Durante sus palabras tras rezar el “Regina Coeli” de este domingo, el Papa Francisco ha hecho un largo saludo a quienes han participado en la convocatoria pro-vida “Elegimos la vida”, que ha celebrado este fin de semana en Roma.

“Os agradezco vuetro compromiso a favor de la vida y en defensa de la objeción de conciencia, cuyo ejercicio se intenta limitar a menudo”, el ha dicho el pontífice. También ha lamentado que “por desgracia, en los últimos años se ha producido un cambio en la mentalidad común y hoy nos inclinamos cada vez más a pensar que la vida está un bien a nuestra total disposición, que podemos elegir manipular, dar a luz o morir a nuestro antojo, como resultado exclusivo de una elección individual”.

Ante esta situación, el Papa Francisco ha pedido recordar que “la vida es un regalo de Dios. Siempre es sagrada e inviolable y no podemos silenciar la voz de la conciencia”.

La nueva ley del aborto del gobierno de Pedro Sánchez en España por un lado garantizará la objeción de conciencia como un derecho individual, pero por otro se regula del mismo modo que en la Ley de Eutanasia par garantizar que siempre habrá personal disponible para realizar abortos.

Se calcula que siete de cada diez ginecólogos en Italia practican la objeción de conciencia, un dato relevante pues no está relacionado con motivos estrictamente religiosos. La ley del aborto en Italia, conocida como “Legge 194”, reconoce y protege la objeción de conciencia del personal sanitario, pero solicita que las estructuras garanticen suficiente personal para practicar prácticas.

Contundente mensaje sobrio catolicos en china

Por otro lado, Durante los saludos el Papa ha enviado un mensaje inusual a los católicos en China, aprovechando que este martes “celebra la memoria de la Santísima Virgen María Auxilio de los Cristianos, especialmente sentida por los católicos de China, que la veneran como patrona en su santuario de Sheshan, en Shanghai, y en numerosas iglesias y hogares”.

Probablemente, la referencia a «los hogares» evoque indirectamente la situación de quienes no pueden acudir a las iglesias a causa del estricto control que el gobierno de Pekín ejerce sobre la vida de quienes pretenden practicar la fe cristiana.

Benedicto XVI convirtió esta fiesta en el Día de oración por la Iglesia católica en China. “La feliz circunstancia me da la oportunidad de asegurarles mi cercanía espiritual. Sigo con atención y participación las vidas y vicisitudes de los pastores, a menudo complejas, y rezo por ellos a diario». También, sin mencionarla explícitamente, el Papa alude probablemente al reciente arresto en Hong Kong y puesta en libertad bajo la fianza del cardenal Joseph Zen, el pasado 11 de mayo.

A sus 90 años, el obispo emérito de la ciudad es una de las voces internacionales más críticas contra el Partido Comunista Chino. Ha caído en las garras de la Ley de Seguridad Nacional impuesta por Pekín, que criminaliza prácticamente toda oposición política, pues es uno de los administradores del “612 Humanitarian Relief Fund”, fondo que asistía a quienes fueron detenidos tras las protestas a favor de la democracia que comenzó en junio de 2019, y que derivó en una violenta revisión.

Este domingo el Papa ha invitado a toda la Iglesia a “unirse a esta oración para que la Iglesia en China, en libertad y tranquilidad, viva en comunión efectiva con la Iglesia universal y ejerza su misión de anunciar el Evangelio a todos, contribuyendo así también positivamente al progreso material y espiritual de la sociedad”.

Apagar conflictos

Comenta el texto del Evangelio de este domingo, que recoge algunas de las últimas palabras de Jesús antes de la Pasión, el Papa ha recordado “un proverbio que dice que uno muere como ha vivido”. En ese sentido, “las últimas horas de Jesús son, de hecho, como la esencia de toda su vida. Siente miedo y dolor, pero no da cabida al resentimiento ni a la protesta. No se permite estar amargado, no se desahoga, no es impaciente. Está en paz, una paz que proviene de su corazón manso, habitado por la confianza. De aquí brota la paz que nos deja Jesús”, ha asegurado.

Subrayó que Jesús puso en práctica esta actitud “en el momento más difícil; y quiere que nosotros también nos avoirmos así, para ser herederos de su paz. Quiere que seamos mansos, abiertos, disputas a escuchar, capaz de desactivar contenciones y tejer concordia. Esto es dar testimonio de Jesús y vale más que mil palabras y muchos sermones”, ha añadido.

“Preguntémonos si, en los lugares donde vivimos, los discípulos de Jesús nos comportamos así: ¿aliviamos las tensiones, apagamos los conflictos? ¿También estamos en fricción con alguien, siempre listos para reaccionar, para explotar, o sabemos responder con noviolence, con palabras y gestos suaves?», ha interrogado.

“¡Qué difícil es, a todos los niveles, desactivar los conflictos!”, ha reconocido, pidiendo a los católicos un compromiso personal para cultivar la paz en sus propios ambientes, como sus casas, oficinas o lugares de descanso.