El Mundial rinde homenaje a su reina

Sydney McLaughlin no saluda ni hace corazones a la cámara en la presentación de la carrera, solo visual. Y reza. Manteniendo un gesto serio, en el límite de la bordería me prepararé para entrar en la leyenda en la final de los 400 metros vallas del Mundial de Oregón. Una vez se puso en marcha, el atleta estadounidense entró en éxtasis para alcanzar una perfección técnica casi milimétrica. Sobrevuela las vallas a toda velocidad y aprieta en la recta final pendiente del crono, al que mira de reojo. Oro y récord del mundo estratosférico: 50,68. Con 73 centésimas menos que su marca anterior, un registro que durará en el tiempo salvo que ella misma encuentre la manera de mejorarlo. Su registro ya está nueve décimas de segundo por delante de la siguiente atleta más rápida de la historia. Eso sus siete metros sobre la pista. Otro dato revelador: con su tiempo, habría sido séptima en la final de los 400 metros lisos, disputada unos minutos antes. McLaughlin, desde ya la queen de los campeonatos, alejó en más de un segundo y medio a la medallista de plata, la neerlandesa Femke Bol (52.27) y en má dos a la también estadounidense Dalilah Muhammad (53.13), la anterior plusmarquista hasta su irrupción. Código Desktop Imagen para móvil, amp y app Código móvil Código AMP 3100 Código APP Para finalizar la grada del Hayward Field se ha vivido un momento que puede considerarse mágicamente en uno de los Mundos con un discreto saldo en cualquier cantidad. Con toda su familia acompañándola en la grada, McLaughlin respondió con exactitud la carrera soñada en su cabeza. Al cruzar la meta y ver el crono, la de Nueva Jersey quedó noqueada, sin reaccionar ni celebrar. Fue así colgante unos minutos interminables, en los que la campeona permanente sentada sobre el tartán procesando el ácido láctico mientras la vida pasaba a su alrededor. “Quería tomarme un momento para disfrutar lo que había obtenido, sabía que si tenía mi cadencia y el patrón de zancadas podía hacerlo”, explicó McLaughlin después, antes de amenazar con que su mejor carrera aún no ha llegado:. “Siempre hay algo más que se puede arañar, seguro”. «Viendo a Sydney hoy, ya me creo que se puede bajar de 50 segundos», confirmó con una sonrisa su compatriota Muhammad. Noticias Relacionadas estandar Si mundial de atletismo José Luis González: “Katir corre como me gusta, escondido y apareciendo en la campana, buscando cadáveres” ignacio romo estandar No Atletismo El triste regreso de Caster Semenya: la implacable campeona de 800 languidce en el 5.000 Javier Asprón McLaughlin, 22 años, viva un 2022 absolutamente mágico. A sus records, a sus medallas, sumó en mayo su boda con el exjugador de fútbol americano Andre Levrone. La atleta, que adorna sus publicaciones en las redes sociales con versículos de la Biblia, otorga a Dios el mérito de todos sus éxitos. No fue distinto esta vez: “Lo único que he hecho es liberar los dones y talentos que él me ha dado”. Hija de atletas, fue una corredora tan precoz que se quedó sin ir a un Mundial sub-20 pese a tener marca para ello por no haber cumplido la edad mínima de 14 años. Hoy en día cuenta con un oro olímpico y otro mundial, además de haber sido capaz de rebajar en casi dos segundos la plusmarca de su disciplina en apenas un par de años. McLaughlin aún no ha dicho su última palabra en el Mundial. La reina de los campeonatos apostó por una segunda medalla en el relevo 4×400, pues se decía que apuntaba a última hora Allyson Felix, que podría lograr su vigésima medalla en unos mundiales. Estados Unidos guarda aún una traca final para despedir su Mundial.