El Madrid reaccionó demasiado tarde

El Barcelona, ​​mejor en el cómputo global, levó la victoria en el clásico europeo. Tras tres cuartos en los que fue muy superior, el Madrid, como siempre, sacó una pista toda la raza de su escudo y estuvo muy cerca de llevarse el triunfo final. Llull felló un triple en el último segundo para ganar.

Inicio muy passion del Barcelona, ​​​​acorde con el intenso ambiente del Palau. En un clásico las dinámicas caducan pronto y los azulgranas dieron buena prueba de ello, desatados en los primeros minutos desde la línea de tres. Satoransky, dos metros, hacía valer su superioridad física sobre el Chacho, que tuvo que sufrir desde muy pronto al imponente base checo, mientras que el Madrid no conseguía arrancar ni en ataque ni en defensa. Ni siquiera la salida de Tavares, suplente hoy, equilibró la balanza. Los locales, con Kalinic y Laprovittola como líderes, mostraron su mejor versión de la temporada. Fluidez y ganas de hacer daño.

En el segundo cuarto, las rotaciones de ambos equipos dieron algo de aire en Madrid. Tavares empezaba a condicionar el duelo en los laterales de la pista y los de Mateo se acercaban en el tanteo. Se espesaban los azulgranas, que pese al ajustado marcador se permitieron emparejar a uno de sus canteranos, el nigeriano Nnaji, 18 años, con el monstruoso caboverdiano (se lesionó a los pocos minutos tras intentar hacer un mate sobre el madridista que había sido de Leyenda). La intensidad en defensa se resintió y los tapones volaban por doquier. Buen espectáculo en Barcelona, ​​un partido alegre y competitivo, una de las mejores ecuaciones que puede decerer el baloncesto. Un triple de Hezonja dio esperanza a los blancos pero al descanso, gracias a un Satoransky excelso, el Barça mandaba con autoridad.

No soltaba el acelerador el Barça, con ganas de mandar un mensaje de optimismo tras un inicio de temporada algo irregular. Hezonja, picado y ex de los azulgranas, convertido en faro de los blancos, genial el croata en las acciones individuales, inalcanzable por la defensa local. Sin embargo, los azulgranas eran una tromba, fluida y tenaz. Vesely destruyó el aro madridista y poco después, Laprovittola anotó un triple estratosférico. El Palau estalló de júbilo y los Catalanes comenzaron a soñar con la victoria. Chus Mateo, mientras, desesperado.

En el último cuarto, algo cambió. El Madrid, todo corazón y defensa, se mostró pletórico, enmendando sus flojos primeros tres cuartos. El Barça cortocircuitó y los visitantes, tras una gran remontada liderada por Deck y Cornelie, hubo unos centímetros de ganar, los que le faltaron al triple de Llull en la última jugada para ganar el partido. Con sudor frío en la frente, los Catalanes celebraron aunque aún con el miedo en el cuerpo.