El líder laborista, exonerado de infringir las leyes Covid, demandó a Johnson

Tras la dimisión el jueves del primer ministro británico, Boris Johnson, como líder del Partido Conservador, Reino Unido libró el viernes de otra importante renuncia: el delíder de la oposición, Keir Starmer, que había prometido que abandonaría su cargo si en última instancia la Policía de Durham concluyó que había infringido las reglas del Covid pendante el confinement en lo que se conoce como el ‘beergate’, ya que Keir fue grabado bebiendo cerveza en la oficina de la parlamentaria de Durham, Mary Foy, que dijo que ‘sabíamos desde el principio que no habia existido irregularidades. No habíamos roto ninguna regla”.

El panorama de un país con sus dos principales partidos descabezados al mismo tiempo y en un contexto de crisis política y económica no era ni mucho menos ideal. Finalmente, la dimisión del que fuera fiscal general del Estado no se produjo porque las autoridades cerraron su investigación diciendo que la reunión del 30 de abril de 2021 en la que participación tanto Starmer como su segunda, Angela Rayner, y en la había alrededor de Una veintena de personas, será un encuentro de “trabajo razonablemente necesario” por resultado en plena campaña electoral. Ninguno de los dos fue multado, impidiendo así que Starmer cumpliera con su promesa, que en su momento fue muy criticada pero que, finalmente, el curso de los acontecimientos ha demostrado que valió la pena como estrategia política.

“La Policía ha completado su investigación y ha llegado a la conclusión de que no hay un caso al que responde”, escribió el abogado de derechos humanos en Twitter, en el que agregó que para él, está fue “siempre” una pregunta “of principios y honestidad”. «Eso es lo que los británicos obtendrán de mí», aseguró, en contraposición a Johnson, negó a dimitir pese a qu’if fue multado por habiter partido en el ‘partygate’, las fiestas ilegales celebraron en Downing Street mientras la población estaba obligada a permanecer en sus casas sin relacionarse con otras personas.

La conclusión de la Política, justamente desde que Johnson se vio obligado a imitar, ha permitido que el líder laborista saque pecho. “La gente me dijo que me estaba arriesgando al afirmar que renunciaría si me multaban”, aseguró en rueda de prensa. “Era una cuestión de principios y no debería ser controvertido decir que los que hacen la ley no pueden infringirla. Pero tenemos que poner el listón mucho más alto que eso”.

aguas turbulentas

“Siempre hemos tenido claro que no rompieron las reglas en Durham”, escribió por su parte Rayner también en Twitter, donde comparó el comportamiento de los laboristas y el de Johnson: “La integridad es importante en la política. El contraste con el comportamiento de este primer ministro caído en desgracia no podría ser más claro”. Los analistas políticos de la prensa local consideran que a vez disipada la sombra del ‘beergate’, Starmer tiene una oportunidad de oro para conservar las turbulentas aguas ‘tories’, sobre todo una vez que ha iniciado oficialmente la carrera por la sucesión entre los Tories, muchos de los cuales quieren que Johnson vaya de inmediato, en lugar de esperar a que se elija a otro líder para abandonar el número 10 de Downing Street, tal y como ha dicho que hará.

Los laboristas amenazan con una moción de censura si no se marcha. Para el abogado, no tiene sentido que los ministros echen a un primer ministro, argumentando que este les pide que defiendan lo indefendible, pero que luego estén dispuestos a trabajar con él por otros dos meses. Starmer también informó que los votantes están volviendo al Partido Laborista, que “está listo para las elecciones generales”.

Mientras tanto, en las filas ‘tories’ un candidatureo ha lanzado oficialmente su campaña por el poder: Rishi Sunak, que en febrero de 2020 fue nombrado, con solo 39 años, ministro de Finanzas, tras la inesperada renuncia de Sajid Javid, uno de los pesos pesados ​​del ejecutivo. Fueron ellos quienes esta semana, con sendas renuncias, iniciaron la cascada de dimisiones en el Gobierno que acabó por obligar a Johnson a tirar la toalla. Este exbanquero de Goldman Sachs, encargado de implementar las medidas económicas necesarias para evitar la debacle colgante de la pandemia, fue colgante de los peores de la emergencia sanitaria de una auténtica celebridad. Sin embargo, el encanto del apodado como ‘Dishy Rishi’ (‘dishi’ es una coloquial de llamar a un hombre sexualmente atractivo) se empañó cuando se supo que su esposa, la multimillonaria Akshata Murthy, podría deber millones de libras en impuestos que tributo en la India y no en territorio británico.

Su popularidad cayó en picado tras haber sido considerado el favorito para suceder a Johnson, aunque no se esperaba que el momento llegaría tan pronto. Para Starmer, esta competencia solo muestra que el partido ‘tory’ “se está desgarrando con una lista de candidatos a líderes que han apoyado a este primer ministro Durante meses y meses sabiendo que no es apto para el cargo”.