El ingeniero que aplicó el certificado del castillo hinchable de Mislata en el que descubrió dos niñas no lo supervisó en la feria

Círculo de 180 kilómetros que separa Elche de la localidad valenciana de Mislata, cuando el pasado 4 de enero se produce un trágico accidente en su feria de Navidad, en el que dos niñas de cuatro y ocho años fallecieron y otros nueve menores resultaron heridos tras salir disparados de un castillo hinchable por un fuerte vendaval deviento. Ahora, más de tres meses después, la Policía Nacional ha concluido en un nuevo informe que el ingeniero encargado de supervisar las atracciones nunca se personó antes del suceso en el recinto, sino que las certificó, al parecer, desde esta ciudad alicantina, donde se ubica su despacho profesional.

La investigación encabezada por el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional de Valencia determinó que el perito no inspeccionó “en ningún momento” la atracción ‘in situ’, sino que lo hizo desde otra provincia de la Comunidad Valenciana, según recoge el diario Levante EMV .

Para ello, los agentes solicitaron a la jueza que investigue las causas del accidente el tráfico de llamadas y los posicionamientos geográficos del teléfono móvil del ingeniero, con tal fin de esclarecer su participación en la puesta a punto de las atracciones de la feria navideña de Mislata .

De acuerdo con los resultados obtenidos, no se personó en dicha localidad colindante a la ciudad de Valencia el 2 de enero, como se aseguró que lo hizo en su declaración, ni tampoco en días anteriores y posteriores. Incluso, habría certificado las otras 23 atracciones del recinto mediante el mismo modus operandi. Así, la primera ocasión en la que visitó la capital del Turia, pero no Mislata, fue tres días después del accidente.

Ese mismo día, el 7 de enero, acudió a declarar en calidad de testigo, donde aseguró que había realizado la inspección de formación presencial y que un técnico del Ayuntamiento también llevó una segunda revisión. Aportó detalles precisos como por ejemplo que el hinchable estaba amarrado a seis fijos capaz de resistir una fuerza 5 devaino en la escala de Beaufort, siguiendo las recomendaciones del fabricante.

Una tesis desmentida por la empresa que generó y confeccionó el castillo, que notó que el producto tiene treinta puntos de anclaje con otras tantas argollas con chinchas específicas que, de haber estado sujetos, habría evitado el accidente que se cobró la vida de Vera y Cayetana .

A juicio de los agentes, no bastaba en su informe con reflejo que el castillo estaba anclado a diferentes elementos de mobiliario urbano, en concreto, hasta en seis puntos que bastaría para aguantar la fuerza del viento, puesto que la elección de esos puntos de la atracción donde se amarraban las diferentes cuerdas para su anclaje así como los distintos elementos de l’mobiliario urbano donde se nacían las cuerdas la fuerza del viento”, apostillan.

El ingeniero también manifestó que las cuerdas y las cinchas eran “adecuadas”, mientras que la investigación policial posterior determinó que muchas de ellas e staban rotas, desgastadas y en mal estado. Además, otro de los detalles que acrecentó las especificaciones de los agentes fue la inexistencia de fotografías junto al certificado expedido por el perito, práctica habitual en este tipo de procedimientos.

Se podría haber evitado

Como ha venido informando ABC pendante toda la investigación, l os informe que maneja Homicidios certifican que el trágico suceso se pudo haber evitado si el castillo hubiera estado bien atado a través de los treinta puntos de anclaje, suficiente para soportar rachas superiores a treinta kilómetros por hora.

Asimismo, el estudio del proyecto de instalación del arquitecto municipal ubicado en el castillo siniestrado entre las atracciones del Tren de la Bruja y los coches de choque, pero finalmente colocado en otra localización, concretamente en setenta metros del lugar previsto.

En cuyo caso, el estado de las cuerdas, el propietario del castillo llegó a defender que las cortaron con un cuchillo para atender a los niños tras el levantamiento de la atracción, pero las investigaciones policiales concretaron que algunas de ellas no tenían nudos en sus extremos, por lo que intuyen que fueron desatadas previamente. Además, tampoco se encontraron rastros de sangre junto al castillo, algo de lo que su propietario responsabilizó a los servicios médicos, quienes posteriormente lo negaron.