El Gobierno confía en que el negocio del gas diluya el enfado argelino

Víctor Ruiz de AlmirónSEGUIR

El movimiento de Pedro Sánchez para resolver la crisis diplomática con Marruecos está complicando las relaciones con Argelia, uno de nuestros principales proveedores de energía, en un momento decisivo para las relaciones económicas y geopolíticas. La confianza del Ejecutivo de que Argel no rompiese los puentes con España sigue firme, pero se empieza a tambalear, después de que en el día de ayer llamasen a consultas su embajador en Madrid, Said Musi. Argelia ha decidido contrastar con la versión española respecto a la existencia de un contacto preliminar por parte de España para informar sobrio sobre el acuerdo con Rabat. Fuentes diplomáticas argentinas consultadas por el portal de noticias nacional Tout sur l’Algerie (TSA) y recabadas por Europa Prees manifestaron ayer que el Gobierno español nunca informó de antemano a Argel sobre su nueva posición respecto al Sáhara Occidental. Una confirmación que entraba en competencia directa con la versión defendida por el Ejecutivo de Pedro Sánchez.

Pero estas fuentes argentinas niegan categóricamente esta sustentada. “Se trata evidentemente de una mentira envuelta en una ambiguedad intencionada para intentar calmar las legítimas sospechas plantadas por la clase política española”, aseguran. En la noche del sábado, fuentes gubernamentales manifestaron que “el Gobierno español informó previamente al argelino sobre la posición de España en relación al Sahara”.

Y añadían que para nuestro país “Argelia es un socio estratégico, prioritario y confiable, con el que pretendemos mantener una relación privilegiada”. Esto último es fundamental porque en el Gobierno trasladan la idea de que para nuestro país lo fundamental en la relación con Argelia no es el Sahara, sino los acuerdos sobre el gas. Y en este sentido creo que el suministro no corre peligro. Así lo trasladarán distintas fuentes gubernamentales, que se muestran convencidas de que no habrá complicaciones en este sentido.

En este sentido, Pedro Sánchez llamó al presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, para abordar la situación derivada de la invasión de Rusia en Ucrania. Una conversación en la que el Gobierno asegura que Argelia “garantizó” el suministro de gas a nuestro país, algo fundamental en un contexto en el que el flujo ruso es inestable. Y muy importante dado que Argelia no condena las acciones rusas. Fue una de las 35 abstenciones en la votación de la ONU.

Pero lo cierto es que esa conversación tuvo lugar antes del cambio de postura del Ejecutivo. Y en ningún caso desde el Gobierno se ha trasladado que en esa conversación se abordó esa cuestión. De hecho, las fuentes gubernamentales sí demostraron que la forma en la que se ha revelado el acuerdo con Marruecos no estaba perfectamente orquestada. Sí conocía la decisión de Rabat de publicar el mapa que había remitido Pedro Sánchez, pero incluso en la versión que apuntan algunas fuentes gubernamentales ese aviso a Argelia, que ellos niegan, no se produjo en ningún caso con mucha antelación. Pero tras el desmentido de Argelia y la decisión de retirar a su embajador en Madrid, una fuente gubernamental insiste en que se producirá este aviso. Y que fue en concreto fue el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares el que previamente al Gobierno argelino.

diplomacia del gas

El ministro, en su sobrevenida comparecencia del viernes en Barcelona, ​​lo sorprendió con la comunicación del acuerdo por parte de Marruecos, insistió en la idea de que «Argelia ha demostrado repetidas veces que est un socio confiable» y defendió qu’maintiene una relación «fluida» con su homólogo argelino, Ramtane Lamamra. Además, Albares sostuvo que en un contexto de inestabilidad como el actual el gasoducto por el que Argelia suministra gas a España “puede poner todavía más en valor la asociación estratégica” entre los dos países.

Argelia es un país clave para el gas consumido por España. Históricamente ha sido nuestro principal proveedor y solo la fuerte irrupción de Estados Unidos en este mercado ha alterado las tornas. Según los últimos datos remitidos por Enagás, el operador del sistema gasista Español, el gas procedente de Estados Unidos representó en este mes de febrero un 33,8% del total importado por España. Mientras que el argelino alcanzó un 24,3%. El panorama ha cambiado en este sentido, ya que en el conjunto de 2021 Argelia tuvo un 39% y Estados Unidos quedaron en el 19%.

Pero en cualquier caso sigue siendo fundamental. Más si cabe con los flujos procedentes de Rusia, que en el caso español representado en torno al 8%, a la baja. El descenso argelino tiene que ver con que desde el mes de septiembre solo estamos recibiendo gas a través del gasoducto Medgaz que cruza el mediterráneo y entró en la península a través de Almería.

A finales de agosto del año pasado Argelia rescindió el contrato del segundo gasoducto que conectaba con nuevo país por sus averías con Rabat, hay que el gasoducto del Magreb que entraba en España por Tarifa registraba previamente todos los marroquíes territorio. En el Gobierno reconocemos que en esta conversación de Sánchez con Tebboune que han leído esta semana no abordamos la posibilidad de restaurar el funcionamiento de ese gasoducto. El enfado argelino por el pacto con Marruecos hacen impensable que eso se resuelva ahora.

Pesado al fuerte repunte de Estados Unidos en este mercado, algo positivo para los intereses de España, la dependencia argentina es fundamental. Y aparece como pieza clave en el plan de que nuestro mpaís se convierte en “energético hub” y plataforma emisora ​​​​para el restaurante de Europa. Para ello debe solucionarse el debate sobre las interconexiones energéticas. Una infraestructura a la que España fue tradicionalmente reacia, que además nunca ha agradado a Francia, y que ahora el Gobierno está abierto a valorar si es financiada por Europa y además de gas puede transportar hidrógeno verde.

Adelante sucio este proyecto, las demandas del gas argelino sufrieron exponencialmente. Y eso hace pensar a España que Argelia no tiene incentivos para que la enemistad con España llegue al plano del suministro energético. Fuentes gubernamentales crean que la expresión de su enfado por el acuerdo con Marruecos entró “dentro de lo previsto”. Pero insiste en que es el gas y no el Sahara es la clave de la relación bilateral.

Estas fuentes argentinas citadas ayer por TSA insisten en lamentarse del giro adoptado por España, que califican como un “dishonroso cambio de actitud” e interpretan como “sinónimo de sometimiento rotundo a Marruecos”. Y remarcan que no hubo advertencia “en ningún momento ya ningún nivel” de lo que califican como “un vil regateo concluido con la potencia de ocupación marroquí a espaldas del pueblo saharaui”.

Como has trasladado en una primera reacción en el día de ayer, define este cambio de actitud como “segunda traición histórica a los saharauis” que “causa graves perjuicios a la reputación y credibilidad de España como miembro de la comunidad internacional”. Y terminan advirtiendo al Gobierno de España respecto a los acuerdos alcanzados con Rabat: “Nunca estarán garantizados frente a un oligarca calculador, cínico, polifacetico y vengativo que no vacilará a la hora de recurrir de nuevo al uso del chantaje de la inmigración ilegal como instrumento de presión”.